—En el Islam las mujeres ni siquiera pueden mostrar su cabello, ¿que clase de feminismo es ese? ¿O acaso piensas que las mujeres no tienen derecho a mostrar su cabello?

—Sí ellas no quieren tapar su cabello, están en su derecho de no hacerlo, nadie las puede obligar según la religión.—defendí.—¿Pero sabes quienes las obligan? Exacto, los hombres.

Las voces se alzaron, todos hablaban a la vez defendiéndose. Algunos no creían en mis palabras.

—La señorita tiene razón—Afirmó el profesor, para sorpresa de todos.—El Islam fue la primera religión Abrahamica en darle derechos a la mujer, entre ellos, está el tener opinion propia, no aguantar opresión, educarse, trabajar, consentimiento—enumeró y luego miró a los hombres—y que los hombres tengan que bajar la mirada independientemente de lo que ellas vistan. Entre muchas otra cosas.

Susurros, exclamaciones de sorpresa y demás se hicieron presentes ante sus palabras.

Dirigí la mirada al chico de ojos azules. Parecía sorprendido por lo que decía el profesor. De hecho, todos lo estaban.

Yo me sentí orgullosa de mi misma y de ganar un debate. Soy Allison Misri ¡Jamás pierdo!

Y siempre, siempre tengo la razón.

—Muy bien, ¿Y del amor, qué opinan? —planteó el profesor.

—Construcción social para preservar el estatus y procrear. Un simple deseo del cuerpo.—Respondió nuevamente el chico de ojos azules.

No se porqué esa definición me enojó.

El profesor se apoyó en su escritorio y continuó hablando.

—Aunque se ha comprobado que se pueden medir los sentimientos, el amor resulta sumamente complejo. Aristófanes afirmó que el amor es el sentimiento más grande que tiene el ser humano y que nada se puede comparar con el placer de sentirlo.

Asentí escuchando atentamente. Nuevamente el rubio de ojos azules saltó con una replica. 

—Sí, pero por otro lado, Platón difería entre la opinión de Aristófanes.—Se acomodó en su asiento mientras hablaba.—y reclamaba al amor de poseer al ser humano por sus faltas y no por su voluntad, pues es una condición del ser humano el desear lo que no se tiene, aburrirse cuando se tiene y desecharlo para necesitarlo otra vez. Un círculo vicioso en el que se encuentran la mayoría de las personas en la actualidad—Sonrió con arrogancia.

—También se cree que el amor se asemeja a una droga debido a la dependencia que causa—Todos los ojos se centraron en mí—Cada vez necesitas más de ella debido que tu cuerpo ya se acostumbró a cierta dosis de amor. ¿Qué hace un drogadicto cuando su cuerpo se acostumbra a cierta cantidad de droga? aumenta la dosis. Necesitas más para seguir sintiendo lo mismo. Es por eso que se aburren.

—Si el amor causa dependencia... ¿Por qué, -mayormente- solo las mujeres son dependientes?—Me levanté del asiento, totalmente indignada ante la sonrisa arrogante que me daba.

Ya me tenía harta.

—Porque ustedes, los hombres, cuando desean a alguien lo tienen. No llegan a depender de ello porque se aburren debido a que su cuerpo ya se acostumbró a la dosis de cierta mujer. En cambio nosotras solo nos fijamos en uno, seguimos deseando más debido a que se van antes de llegar a acostumbrarnos a las pequeñas dosis de amor que nos brindan. —Sonreí—Pero cuando tú, cariño, te enamores de alguien a quien no puedas obtener de volveras dependiente de ella. Una mirada te enloquecerá y querrás más. Y cuando no lo obtengas, recordarás mis palabras.

《Porque seré yo quien te las repita, pedazo de arrogante》

Me volví a sentar en mi asiento, sin dejar de mirar los ojos azules de aquél chico, desafiándole con la mirada.

—Es por eso, muchachos, que el amor prohibido siempre es el más tentativo. Nunca llegan a acostumbrarse ya que nunca obtienen lo que necesitan. Ya sea un beso, una caricia o algo más. Cuando lo obtienen deja de ser prohibido. O por lo menos, deja de importar, su cuerpo necesita más que avive esas emociones. Cuando ya no haya nada más  que avive ese amor, es cuando los problemas llegan. Corazones rotos, depresión y más. Todo ese subidón de emociones te llevaría a un colapso. —Habló el profesor— tiene un muy buen punto de vista, señorita...

—Misri—Sonreí—Allison Misri.

El profesor sonrió como si me conociera desde hacía años.

El profesor siguió hablando, pero un hormigueo en mi nuca me distraía. No sabía que me pasaba, no sabía que sentía.

Se me encogió el vientre al volver a sentir ese escalofrío, como si alguien me observa. Respiré profundamente intentando calmarme.

 —Lo estás mirando mucho—soltó Rizzo—¿Qué, te gusta acaso?

Le miré sorprendida, sin entenderle. De pronto caí en cuenta que había estado mirando al niñato de ojos azules.

—¿Y si me gustará qué? ¿Habría algún problema, acaso?

—No, para nada. Casate con él si quieres.—gruñó fingiendo que no le importa.

Ahogué una sonrisa. Podía apostar lo que fuera a que estaba celoso. La clase pasó rápido, y no volví a sentir aquello que me erizaba la piel y me asfixiaba lentamente, o eso pensé al estar todo el tiempo molestando a Rizzo, lo gracioso es que él se sentó junto a mi para molestarme y sucedió al revés.

Caminé por el pasillo dirigiéndome a la cafetería. Tenía hora libre y no había nadie en el pasillo. El instituto era enorme, no sabía donde estaba. Caminé más rápido, nerviosa. Metí mi mano en el bolsillo, sintiendo aquel papel arrugado.

No confíes en nadie. Ni en tus más queridos o cercanos.

Confía en ti y en tu intuición.

Volveré por ti.
Litzen medein.

《¿Quién, por Allah, quien volverá por mi?》

《¿Será solo una broma?》

Giré mi cabeza para mirar tras de mí.

No había nadie.

Mi corazón comenzó a latir con rapidez mientras aceleraba mi paso. Tenía una sensación asfixiante que me enloquecía. Algo estaba mal. Sentía que alguien me vigilaba.

《¡Maldición, Allison, estas paranoica!》

Giraba la cabeza cada tres pasos para mirar tras de mi. Unos pasos se hacían cada vez más sonoros, pero no había nadie además de mí en este maldito pasillo. 

Empecé a correr, presa del pánico. Algo andaba mal. Un estrepitoso golpe sonó tras de mí. Giré mi cabeza hacia atrás  asustada, mirando a todos lados.

Y de pronto, choqué con un cuerpo esbelto. El dolor ardió en mi pecho. Giré mi cabeza con rapidez.

Mi corazón latió contra mis costillas con fuerza. Un escalofrío me recorrió la espalda erizándome el cuerpo entero al verle. 

Dos ojos verdes me engullían con fuerza, robándome el aliento. Dejándome completamente estática.

¿Quién es él?

 _________________________________________________________________________________________

Espero les esté gustando. Gracias por leer, voten y comenten aquí que les pareció.

Siganme en instagram @lilymakeup.y .

El Peligro de AmarnosWhere stories live. Discover now