28. Inmortal

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Capítulo 28. Inmortal

Carson Longrée.

Una pantalla aparece frente a mí en el momento en que abro la puerta de la habitación donde debería estar Edeline, la cuenta en regresiva corre sobre un fondo negro, llega a cero y la melodía que sustituyó al himno nacional de Italia después de la Tercera Guerra viaja hasta mis oídos desde el proyector.

La coronación.

Con la música que representa a la familia Radetti acompañando la imagen en el televisor corren las escenas mostrando al escudo real; una corona plateada rodeada de llamas voraces.

Acaba y una ventana con dos mujeres en el papel de conductoras sonríen de manera falsa a la cámara.

―Bienvenidos sean todos en Italia ―dice la de cabello castaño recogido en alto dejando a la vista sus brillantes aretes de diamantes― a la transmisión nacional de la coronación de nuestro adorado príncipe Ferdinando Carlo II Radetti y Baggio.

―Como ya sabemos ―habla la segunda mujer― desde que la Tercera Guerra acabó y las leyes tuvieron que ser alteradas para que la familia gobernante lograra elevar a nuestra bella Italia del mar lleno de pobreza, hambre y muerte en que habíamos caído, el proceso de ceder el poder a una mente más joven y competente siendo aconsejada de cerca por los antiguos reyes, se ha convertido en una costumbre nueva en la nación que ahora somos.

―Y como tal ―recupera el dialogo la mujer morena―, hoy nos sentimos felices de encontrarnos aquí.

―Si bien, no hemos olvidado la pena que oscurece a nuestra nación con la desaparición de la princesa Edeline, la familia Radetti nos da una muestra más...

La toma se agranda mostrando de cuerpo entero a las conductoras, llevan largos vestidos de gala, ambos azules con destellos plateados que casi podría decir que son de una copia exacta.

Sonríen una vez más mirando al frente, estiran sus manos y las unen con fuerza.

―...de que sin importar cuánto quieran destruirnos ―dicen juntas― nosotros seguimos en pie. La nación italiana en conjunto con la familia real seguiremos estables, no caeremos ante nadie, porque somos uno mismo, somos fuertes e invencibles.

Se sueltan y una toma más enfoca el rostro de ellas.

―Larga vida a la familia Radetti.

La transmisión de ellas acaba y se abre una nueva, personas aglomeradas en dos grandes grupos a cada lado esperan a los reyes y al príncipe, las cámaras viajan por todo el salón dejando ver en primera fila, sonriendo y tan bella como siempre a ella, Georgina, mi prometida a desgracia mía.

Entonces recuerdo que yo debería estar ahí, presente al lado de ella y de mi mejor amiga. Yo debería poder casarme con Edeline, la chica que de verdad amo con el alma. Yo debería poder decidir qué hacer con mi país, pero es muy tarde para ello. Cuando salí a visitar Francia, mi pueblo y vi lo terrible que era, la muerte, la pobreza y desolación que todos pasaban entendí que debía hacer sacrificios.

Mis padres no lo entendieron así, ellos no querían ver por sí mismos que Francia debía unirse a Italia y aún me duele. Me duele mucho recordar la muerte de papá y mamá, y duele aún más saber que fui yo el culpable de tal cosa.

Pero si no era en ese momento, después sería demasiado tarde. Francia lo necesita, requiere de un cambio, de una salvación, necesita a Italia, de su apoyo y de sus leyes.

No voy a negar que siento que muero a cada segundo que sigo respirando en este mundo, vivir para mí es morir, se me acaban las ganas de vivir a cada palabra que le digo a Edeline porque todas están llenas de mentiras, de hipocresía.

Sin alas © || [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora