16. Azul y gris

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Hola, chicos, sé que me he tardado en actualizar, lo siento, pero estas semanas estuve en examenes y entrega de trabajos finales, pero ahora ya soy libre y no tendrán que preocuparse por nada.

Quiero recordarles que si bien "Sin Alas" será publicado en físico no dejaré de publicar por Wattpad los borradores de los capítulos.

Este capítulo es narrado desde el punto de vista de Edeline y Estefan.

Ahora, les dejo en paz y lean.

Ya los extrañaba.

Besos.

***

Edeline.

Presente...

― ¿Edeline? ―susurra Rebecca.

― ¿Sí?

―Si tuvieras que decir quién ganó nuestro enfrentamiento ¿qué dirías?

Yo estoy sosteniendo una botella metálica sobre sus manos mientras el agua cristalina cae y Rebecca se apresura a limpiar la sangre de sus nudillos.

No respondo.

― ¿Sabes cómo identificar al que gana en una pelea? ―continua ella―. No es el que da el primer golpe, ni el último. El ganador no es quien lo dio todo, sino el que perdió menos.

Rebecca es la persona más centrada que he conocido, es como si siempre supiera qué hacer, o bueno, casi siempre. Es impresionante que siendo tan joven sepa tanto sobre todo.

Porque a pesar de que el mundo parezca derrumbarse a cada segundo que pasa, ella siempre parece estable y segura de lo que hará.

Todo lo que yo finjo ser.

― ¿Rebecca, cómo es que terminaste con los Anesi?

Ella retira las manos del agua y yo cierro el envase.

―Es una larga historia.

―La gente dice eso cuando no confía en las personas ―le reprocho.

―No, no es eso, es sólo que... ―calla.

―No importa ―digo cayendo en cuenta que no soy quién para pedirle que me cuente algo así―, ¿vamos?

Rebecca asiente y caminamos hacia donde los demás soldados se encuentran, todos están sentados en una especie de semicírculo mientras comen en silencio. En cuanto estamos lo suficientemente cerca de ellos empiezo a buscar entre sus rostros a Carson o a Estefan pero no los veo.

Un soldado de cabello rojizo y rostro lleno de pecas nos entrega un plato a Rebecca y a mí. Bajo la vista y veo la especie de caldillo gris que se supone que es nuestra comida. Me da repulsión pero lo ignoro, veo al soldado que está parado frente a nosotras, y sonrío.

No puedo evitar pensar en lo que yo hubiera hecho antes si alguien se hubiera atrevido a servirme algo como esto, sé que seguramente esa persona no la habría pasado nada bien.

Me alejo nuevamente del batallón, dejándolos solos; de cierta manera me siento como un extraño entre ellos, alguien que, si bien ellos tienen que obedecer, perono es muy bien recibido.

Me siento sobre la hierba seca y comienzo a sorber lentamente la comida.

Rebecca se une a los soldados, ella es uno de ellos, los soldados se protegen unos a otros, es lo que los mantiene con vida, lo que les hace seguir adelante.

Aprieto los labios y tomo una cucharada más del caldillo, el sabor no es totalmente desagradable si eres capaz de omitir lo salado que es.

― ¿Cómo les ha ido? ―pregunta Estefan, siento su cuerpo chocar contra el mío en cuanto se deja caer a mi lado. Él no me tiene miedo, ni respeto, nada, pareciera que a Estefan no le interesara mantener su espacio conmigo, sino todo lo contario.

Sin alas © || [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora