7. Tiempo

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― ¿Edeline, estás bien? ―oigo que dice Garnett a pocos pasos de mí. Volteo a verlo. Parece estar al fondo de un gran túnel oscuro.

      El tiempo parece detenerse y no para bien.

      Tiempo. Justo lo que no tengo.

      Solía creer que el mundo se regía por otras cosas, como el poder, el dinero, amor o incluso por el odio, pero en realidad lo único que importa es el tiempo. Este decide quién es el ganador y quién el perdedor.

      Mi hermano está vivo o al menos eso es lo que mis padres le están diciendo al pueblo de Italia y sólo hay dos opciones.

      Una, ellos mienten por miedo de perder el trono ahora que he desaparecido o Ferdinando… está vivo. Aun cuando parezca imposible.

      "Todo es posible, Edeline, ¿cuándo vas a entenderlo?" escucho en mi mente la voz de Carson diciendo esto. Quizá este volviéndome loca, pero desde la última vez que vi a mi amigo él se volvió en una especie de conciencia siempre recordándome cosas.

      Lo extraño más de lo que nunca he admitido.

      ¿Cómo es que las cosas cambian tanto y tan rápido?

      Un día puedes estar en un lugar con alguien en quien creías que podías confiar, como tu familia y un segundo después estas dándote cuenta de la verdad. De que todo de lo que creías no es más que una simple ilusión que te han creado.

      Y tú les creíste.

      ―Él no puede estar vivo ―le digo a Garnett volviendo a la realidad.

      Garnett se deshace del espacio que nos está separando y fija su mirada en mí. 

      Comienzo a notar que le gusta ver a las personas de frente al hablar.

      ―Edeline, no sé qué es lo que debo creer, primero… ―deja la frase a medias al notar que la puerta de la habitación se abre de golpe.

      Un hombre mucho más alto que yo, casi de la misma estatura que Garnett, con barba oscura en forma de candado cubriéndole el rostro está parado en el marco de la puerta. Sus ojos aceitunados arden de furia.

      ― ¡Ferdinando Radetti está vivo! ―exclama apretando los puños.

      ―Padre… ―susurra Garnett y sin que me dé cuenta exactamente del momento en que lo hace toma mi mano entre la suya.

      Yo pierdo el aliento.

      ― ¿Cómo es posible? Él estaba muerto ―continua Enrico Anesi.

      Sé perfectamente su nombre, ¿cómo no saber el nombre del que me ha querido matar toda la vida?

      ―Sé bien que ese debería estar muerto ―suelta Garnett.

      ¿Ese? ¡Están hablando de mi hermano!

      Me zafo de la mano de Garnett y me retiro de él lo más que puedo.

      Garnett me dirige una mirada de reproche.

      ―Y esta… ―dice Enrico evaluándome como si fuera algo menos que basura―. Sabes bien lo que debemos hacer, hijo. Nos debemos deshacer de esta cuanto antes…

      ― ¡Tengo un nombre, idiota! ―le espeto furiosa al padre de Garnett.

      Ambos, padre e hijo abren los ojos ante mi reacción.

Sin alas © || [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora