Ya No Soy Tu Niña (Harry Styles)

Capítulo 1

Hay muchos tipos de chicas. Cientos, miles, millones.

Algunas se enamoran de él sex simbol del instituto. De ese que nunca te hace caso y que anda con las animadoras y los deportistas.
Otras se enamoran del hermano mayor de su mejor amiga.
Otras se enamoran del guitarrista o el cantante de un grupo.
Otras pocas, se enamoran de una chica.

En mi caso, soy de las que se enamoran de su mejor amigo.
Que además es más mayor que yo, y que me ve como una niña.

Se llama Harry. Tiene veintitres años y estudia magisterio en la universidad. Sobra de decir que es super sexy y que no tiene un solo defecto.

Le conozco desde casi siempre. Para ser más exactos, horas después de nacer.

Anne, la madre de Harry, y Ella, mi madre, son las mejores amigas, y él fue una de mis primeras visitas en el hospital donde nací.

Hoy en día, él es mi mejor amigo. No nos separamos nunca, o casi nunca. Me lleva y me trae del instituto. Viene a casa todos los días, y se queda hasta tarde, a veces incluso se queda a dormir y es él me cuida cuando mamá está de viaje.

No se cuando ocurrió. No te puedo decir un día o una hora, solo sé que me enamore de él como una imbécil.

También sobra de decir que él ni siquiera lo podría imaginar y aunque se lo dijera no me creería. Tampoco es como si quisera que lo sepa. Por Dios, ¿te imaginas?

Me da vergüenza solo de pensarlo.

Seguro que saldría corriendo y no miraria hacia atrás. Puff, sería horrible. Harry es una persona demasiado importante, demasiado necesaria. Y no podría vivir sin tenerle conmigo.

Niego con la cabeza con nerviosismo para alejar el pensamiento.

Me colocó el pelo una vez más y espero que Harry venga a recogerme.

El sol me da fuerte en lo alto de la cabeza y me fríe la suela de los zapatos. La mochila esta mustia tirada en el suelo a mi lado.

Adolescentes de diferentes edades pasan a tropel a mi alrededor. Sus risas y sus bromas son como un molesto sonido de fondo.

Miro mis zapatos una vez más.
Nota mental; necesito nuevas converse.

En ese momento un tipo larguirucho me empuja al pasar y tropiezo hacia delante chocando contra un pecho misterioso.

-Deberías ir mirando hacia delante, Mackenzie. -dice una voz rasposa y gruesa demasiado familiar.

Levanto la mirando la miranda sonriente. Sus ojos verdes brillan con intensidad. Sonríe de lado, algo divertido.

-¡Harry, por fin! -exclamó rodeandole con mis brazos.

-Perdón por la tardanza. He tenido que ayudar al profesor de arte a subir unos lienzos al tercer piso.

-Excusas, excusas.

Su sonrisa se ensancha y me aprieta más fuerte contra su pecho.

-Pues si que eres exigente, nena.