Lauren no parecía muy convencida por mis palabras, que habían sonado más vacilantes de lo que esperaba.

-¿Tú no sientes lo mismo? -intenté desviar un poco la atención de mí-.

-Supongo -dijo algo distante. Denoté un tono receloso en su voz, hecho que me preocupó.

-Pero nada supera tus bailes rudos -traté de bromear para aliviar el ambiente-.

Lauren hizo un intento de sonrisa que quedó en una especie de mueca ácida. Seguimos con la clase mientras ella fingía que no había existido nuestra anterior conversación. Yo, contrariamente, no pude despegar de mi cabeza la imagen de ese extraño mohín y de su voz agrietada. ¿Le había molestado mi fascinación por el bailarín? No parecía haber otra explicación, sin embargo no tenía sentido que se hubiera enojado así conmigo. Debía aclarar la situación cuanto antes.

Al terminar la sesión, Lauren se marchó con prisa, tratando de evitarme. Quise ir tras ella pero escuché la voz de Yong llamándome a mis espaldas y me detuve.

-Cabello, ven un segundo.

-¿Qué ocurre? -dije mientras entraba en la saleta de nuevo-.

-Supongo que te habrás dado cuenta de lo chapucero que te sale el último paso, ¿no?

-Oh, sí, bueno... -bajé la cabeza avergonzada-. El último paso es realmente difícil.

-Lo es, pero te he visto inusualmente desconcentrada mientras lo practicábamos. Repitámoslo.

-¿Ahora?

-Sí.

-Pero ya se ha terminado la sesión... -murmuré con pereza, intentando escaquearme-.

-Si hubieras prestado atención cuando lo ensayábamos ahora no tendrías que repetirlo. Supongo que eres consciente de eso.

El bailarín llevaba razón. De hecho, mientras nos enseñó el último paso mi cabeza se hallaba trazando un plan sobre cómo abordar a Lauren luego, así que apenas presté atención al coreógrafo. No tenía derecho a quejarme después de no haber atendido a sus instrucciones, de modo que tuve que apechugar y quedarme hasta conseguir realizar el paso correctamente.

Tras unos minutos ya estaba a punto de conseguirlo, sólo se me resistía el giro final. Empecé a frustrarme cada vez más con cada intento fallido, y tener a Lauren en la cabeza no ayudaba. Después de otro intento y su consecuente fracaso se me escapó un bufido.

-Cabello, descansemos unos segundos.

-No, ya casi lo tengo -mentí-.

Me puse a intentarlo una y otra vez frenéticamente. Era absurdo tratar de hacerlo en ese estado mental de desesperación y yo lo sabía, pero mi cabeza estaba demasiado nublada como para reconocerlo. De repente sentí mis ojos empezaron a quemarme, humedeciéndose por la rabia.

-Basta, Cabello -dijo, pero yo seguí moviéndome, insistiendo ya entre sollozos-.

Yong no esperó más y me rodeó con sus brazos, sujetándome con firmeza. Yo prácticamente solté un gemido de desolación.

-Mierda... Mierda... -sollocé, dejando que el chico sostuviera parte de mi peso, aquella parte que yo ya no tenía fuerza para sostener.

-Hey, tranquila. Está bien -dijo con esa seguridad que tanto lo caracterizaba-. Está bien, Cabello.

Hice todos mis esfuerzos por controlar mi respiración y tranquilizarme. Después de haberme calmado, nos sentamos ambos en el suelo para que yo le confesara la razón por la cual estuve tan desconcentrada durante la clase, mi "discusión" con Lauren.

-¿Os habéis peleado?

-No exactamente, pero yo le dije algo que al parecer no le gustó. De repente se puso tensa conmigo y se alejó.

-Lo arreglareis -dijo firme y sin pestañear-.

La sinceridad de sus palabras me dio coraje. Yong lo notó en mi ánimo así que pronto me pidió que me levantara de nuevo para aprender de una vez por todas el último paso.

Esta vez él quiso ayudarme, puso las manos en mis caderas guiándome lentamente, nuestros cuerpos moviéndose al unísono. Subió una de sus manos por mi costado y me hizo girar con habilidad, finalizando el paso satisfactoriamente. Aunque fue gracias a su ayuda, conseguirlo me alentó todavía más: volví a intentarlo sola y por fin lo logré. Me puse a brincar de felicidad, liberando toda la frustración acumulada. Sin poder contenerme me lancé a los brazos de Yong mientras él reía, divertido por verme tan emocionada como una niña pequeña.

De pronto, alcé la vista y vi a Lauren plantada en la puerta con una expresión contenida, observándonos.

-Lauren...

The Boom • CAMREN •Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon