Sus dientes se hundieron en su cuello, mordiendo una vez más. Gi-hun jadeó y respiró profundamente, su cuerpo se arqueó contra el de él.
In-ho se echó hacia atrás, con los ojos oscuros por el deseo. Las mejillas de Gi-hun se enrojecieron, su corazón se aceleró. — Eres un tonto — susurró.
Se quedaron en silencio por un momento, perdidos en sus pensamientos. La mente de Gi-hun vagó hacia su pasado, ser un bailarin, prostituta, vendiendo su cuerpo al mejor postor. Había sido una vida dura, pero también había sido la única que había conocido.
La otra mano de In-ho inclinó su barbilla hacia arriba, obligándolo a encontrarse con su intensa mirada. — Dime — murmuró, rozando su labio inferior con el pulgar—. Y tú ¿Qué te trajo a ese lugar? ¿Qué hizo que un hermoso y talentoso bailarin como tú recurriera a vender su cuerpo? — Sus ojos buscaron los del pelirrojo, una mezcla de curiosidad y algo más oscuro, más posesivo, ardiendo en sus profundidades. — Y no me mientas, Gi-hun. Quiero la verdad.
Gi-hun salió del cuerpo de In-ho, el Alfa se dejó caer sobre la cama y el Omega se subió a su regazo, el acaricio su mejilla y la expresión del Omega se volvió melancólica. — ¿Antes del burdel? —murmuró, sus dedos trazando patrones ociosos en el pecho de In-ho—. A veces es difícil de recordar. En realidad, yo era solo un niño. Bailar era mi vía de escape, mi forma de sobrellevarlo...todo.
Se quedó en silencio por un momento, perdido en sus pensamientos. — Mis padres murieron cuando yo era joven — dijo en voz baja. — Iba de un hogar de acogida a otro. Ninguno de ellos me quiso por mucho tiempo. Siempre fui demasiado necio, demasiado ruidoso, demasiado...diferente.
El agarre de In-ho a sus caderas se apretó, un destello de simpatía cruzó su rostro. — ¿Así que te pusiste a bailar? —le preguntó con dulzura.
Gi-hun asintió. — Era lo único que me hacía sentir vivo — dijo. — La música, el movimiento, la forma en que la gente me miraba... Me sentí visto, ¿Sabes? Como si yo les importara realmente.
— Pero luego me hice mayor y el tipo de atención que recibí cambió — continuó, su voz se volvió amarga.— Los hombres empezaron a mirarme de otra manera. Ya no veían a un bailarín, veían... un objeto. Algo para coger y usar a su antojo. — El se estremeció, sus ojos se cerraron brevemente.— El burdel parecía una buena opción en ese momento. Al menos allí, yo tenía el control. Podía elegir con quién me acostaba, establecer mis propios precios. Era una forma de sobrevivir, de mantener un techo sobre mi cabeza. — El pulgar de In-ho rozó la cadera de Gi-hun, un gesto amable que desmentía su dominio habitual.— Y entonces llegué yo — dijo en voz baja.
Los ojos de Gi-hun se abrieron de par en par y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. — Y luego llegaste tú — el estuvo de acuerdo.
Aunque In-ho no había llegado de buena manera, esa noche se conocieron, tuvieron tres rondas de sexo intenso y duro. A partir de entonces, todas las noches, el gran Hwang In-ho siempre aparecía en el burdel, exigiendo la atención y los servicios de Gi-hun.
Al principio, estaba emocionado. In-ho era rico, poderoso, y parecía desearlo de verdad. Pero a medida que pasaban las noches, comenzó a darse cuenta de que su deseo estaba retorcido, que su posesión rayaba en la obsesión. Él se presentaba a todas horas, exigiéndole que dejara todo y lo atendiera. Era rudo, dominante, y a menudo lo dejaba magullado y dolorido. Y, sin embargo, a pesar del dolor, se encontró anhelando su toque, su atención.
— No todo fue malo — murmuró Gi-hun, sus dedos subieron al cuello en una caricia suave — Hubo momentos, fugaces en los que contigo se sentía...bien. Cuando sentía que te preocupabas por mí, no solo como una posesión, sino como una persona.
La expresión de In-ho se suavizó ligeramente, una rara vulnerabilidad brilló en sus ojos. — Tu... realmente me importas, Gi-hun — dijo en voz baja. — Más de lo que crees. Pero tienes que entender que mi mundo no es amable. Tengo que ser fuerte para sobrevivir. Y a veces, eso significa lastimar a las personas que más me importan.
Le dolía el corazón por sus palabras, por el dolor y la soledad que escuchaba en su voz. Sabía que el Alfa era un hombre complejo, un hombre moldeado por sus experiencias y su posición en la sociedad. Sabía que su amor, retorcido como era, era lo mejor que podía ofrecerle...
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† Holaaa aquí yo otra vez con otro capítulo mas de este fanfic el cual es ya el capítulo 23. En fin, amo sus comentarios y gracias por sus votitos y vistas. 💗
No pienso darle un final tal cual, solo un final y ya porque pienso sacar una T2 ☝🏻👅
Aclaración de preguntas que han hecho a lo largo del Fic.
Siempre voy a recordarles que es común y muy visto que haya muchas escenas pornográficas, de eso se viene tratando la historia.
In-ho si fue a terapia y por eso el cambio repentino de no ser tan salvaje como lo era, si captamos a tenido a Gi-hun a solas y si fuera así no lo dejaría ir y lo tendría encerrado en la mansión o en otro lugar a como fuera posible sin importarle lo que Jun-ho pensara, pero ahora es todo lo contrario dejándolo ir y no reteniéndolo, con el único que suele ser el mismo es con Ji-hoon, Pero con los otros dos Dae-ho y Min-su es completamente diferente también.
Gi-hun si les importa sus hijos solo que trata de acercarse poco a poco, además recordemos que In-ho le molesta que se relacione mucho con ellos, aún cuando han pasado algunos momentos juntos.
Para no obtener confusiónes, Ji-hoon tiene 10 años, Dae-ho y Min-su tienen 6 años de edad, In-ho 45 y Gi-hun 38. [Edad fanfiction, los protagonistas empezaron con 40 y 32].
Recuerden que todo lo que pase es FICCIÓN. Nada es real, tampoco lo promuevo, ni lo alabo.
