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Los ojos de In-ho se cerraron, su respiración se entrecortó ante el suave toque de Gi-hun, sus suaves palabras. Por un momento, se permitió relajarse, bajar la guardia. Pero esa vulnerabilidad duró solo un momento, y luego sus ojos se endurecieron, su agarre de las caderas de Gi-hun se tensó posesivamente.
Pero solo sonrió tiernamente, sus ojos brillaban con comprensión y aceptación apesar de que estaba siendo duro con el mismo. Se movió en su regazo, sus caderas rozaron suavemente contra su miembro erecto. — Pero por ahora, ¿Por qué no nos centramos en otra cosa? —sugirió, con voz baja y sensual—. ¿Algo que no requiera palabras o vulnerabilidad?
— ¿Y qué podría ser eso, Gi-hun?—preguntó, con un gruñido bajo.
Gi-hun se acercó y sus labios rozaron su oreja. — Algo que se siente bien — susurró sacando la lengua para trazar la concha de su oreja. — Algo que hace que los dos nos olvidemos de todo lo demás. — Metió su mano entre ellos y envolvió su dura longitud y lo apretó lento y burlonamente. — Algo así — murmuró, girando el pulgar sobre la punta, extendiendo la gota de líquido preseminal que se había acumulado allí.
El aliento de In-ho se atascó en su garganta, sus caderas se balancearon ligeramente al tacto de el. — Joder, Gi-hun. — gimió, cayendo la cabeza hacia atrás contra las almohadas. — Siempre sabes qué hacer para volverme loco.
El Omega sonrió, con un brillo malvado en sus ojos. — Ese es el plan — ronroneó ella, bombeando lentamente su mano arriba y abajo de su pene. — Para volverte loco de deseo, para hacerte olvidar todo menos la sensación de mi mano en tu polla.
Se inclinó y sus labios rozaron su cuello, su pectorales, dejando un rastro de besos calientes y boquiabiertos.
Acomodo su polla en su entrada frotando sus pliegues húmedos con la punta pero sin aviso alguno hundió la polla del Alfa en su ano, llevándolo profundamente dentro de el con un movimiento lento y deliberado. In-ho gimió ante la repentina sensación apretada, sus manos agarraron sus caderas con fuerza.
Gi-hun comenzó a moverse, sus caderas rebotando y rechinando contra las suyas. El lo montó lentamente al principio, saboreando la sensación de su gruesa polla estirando su anillo.
El Pelirrojo aceleró el ritmo, sus movimientos se volvieron más urgentes, más desesperados. Se inclinó hacia delante, con las manos apoyadas en el pecho del Alfa mientras rebotaba encima de su pene, su ano apretándolo con fuerza con cada embestida.
— Agh..., In-ho — jadeó, sus pechos se balanceaban con el movimiento. — Eres tan profundo. Puedo sentirte en mi estómago.
Las manos de In-ho se deslizaron en el culo de Gi-hun, agarrando la carne con fuerza mientras él golpeaba sus caderas para seguir su ritmo. El sonido de la piel golpeando contra su trasero llenó la habitación, mezclándose con sus gemidos y jadeos de placer.
La cabeza de Gi-hun cayó hacia atrás, con la boca abierta en un grito silencioso mientras la gruesa longitud del Alfa golpeaba su próstata con cada embestida. Podía sentir la presión que se acumulaba en su núcleo, su orgasmo se acercaba rápidamente.
