឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊ TERMINADO - 𝐔𝐍𝐇𝐎𝐋𝐘

𝙓𝙄𝙑

El Auto se detuvo frente a una enorme mansión, imponente y elegante, cuyas puertas se abrían automáticamente al acercarse. Gi-hun sintió cómo su corazón latía con fuerza mientras el Alfa atravesaba el umbral, y el auto se detuvo justo frente a la gran entrada, un lugar que parecía sacado de un sueño, pero que en su interior estaba cargado de presagios.

El Alfa se volvió hacia el Omega, una pequeña sonrisa curvada en sus labios que no alcanzaba a iluminar sus ojos. — Bienvenido a tu nueva casa — dijo, su voz empapada de una falsa sinceridad que hizo que un escalofrío recorriera la espalda del menor. Las palabras sonaban como un eco de una bienvenida que ocultaba más de lo que mostraba. — Espero que te sientas cómodo aquí.

Gi-hun tragó saliva, sintiéndose abrumado por la magnitud de la mansión y por lo que significaba estar bajo el mismo techo que Gong Yoo. La opulencia del lugar contrastaba drásticamente con su propia realidad, y la sensación de estar atrapado en una trampa se intensificó. Aunque la oferta de protección era tentadora, la idea de depender de alguien que había demostrado ser manipulador lo llenaba de inquietud. Con un profundo suspiro, se preparó para entrar en un nuevo capítulo de su vida, sin saber exactamente qué le depararía el futuro.

El mayor salió del coche y se acercó al lado de Seong, abriendo la puerta con un gesto elegante. Ofreció su mano, una invitación silenciosa para ayudarlo a salir. El Omega dudó un momento, sintiendo cómo su piel se erizaba ante el contacto. La mezcla de inquietud y necesidad lo empujó a tomar la mano del Alfa, forzando una sonrisa que no reflejaba del todo lo que sentía en su interior. Sabía que tenía que seguirle el juego, al menos por ahora.

Al salir del auto, no pudo evitar que sus ojos se abrieran de par en par al contemplar la grandeza de la mansión de Gong Yoo. Era incluso más impresionante que la de In-ho, con sus extensos jardines meticulosamente cuidados y su ornamentada arquitectura que se elevaba majestuosamente hacia el cielo. Las luces de la casa parpadeaban suavemente, creando un ambiente casi mágico, pero también intimidante.

Mientras caminaba hacia la entrada, el Omega sintió una mezcla de asombro y desasosiego. El lujo que lo rodeaba era abrumador, un recordatorio constante de la nueva realidad en la que se encontraba. Cada paso lo acercaba a una vida de la que había soñado, pero también a un mundo en el que la manipulación y el control eran la norma. Gi-hun respiró hondo, preparándose para enfrentar lo que estaba por venir, consciente de que su destino estaba en manos de un hombre que sabía exactamente cómo jugar sus cartas.

El Alfa guió a Gi-hun hacia el interior de la mansión, su mano descansando con firmeza en la parte baja de su espalda, un gesto que tenía tanto de protección como de posesión. Al cruzar el umbral, el vestíbulo se reveló ante ellos, amplio y majestuoso, con una escalera que se alzaba elegantemente hacia el segundo piso, como un símbolo de la opulencia que caracterizaba la casa.

Gong Yoo hizo un gesto hacia la escalera, como si estuviera presentando un espectáculo. — Las habitaciones están en el piso de arriba — dijo, su voz resonando con un tono autoritario que no dejaba lugar a dudas. — La tuya será la segunda puerta a la izquierda.

Gi-hun siguió su mirada mientras el Alfa se giraba para observarlo, sus ojos vagando por su cuerpo con una mezcla de interés y evaluación. El Omega sintió un escalofrío recorrerle la piel, una mezcla de incomodidad y una extraña atracción que no podía ignorar. — Descansa un poco — continuó Gong Yoo, su voz baja y firme, como si diera una orden camuflada de sugerencia.

La forma en que lo miraba hacía que Gi-hun sintiera el peso de la situación. Sabía que debía ser cauteloso, pero también entendía que esta era una oportunidad que no podía dejar pasar. Con una mezcla de determinación y nerviosismo, asintió lentamente. — Gracias — susurro.