"Se acababan de conocer, pero sus ojos se miraban como si ya se quisieran".
Sarocha Chankimha es una popular escritora que debido a su aura misteriosa se ha vuelto bastante
popular.
Rebecca Armstrong, su más grande fan.
Leí muchos libros de amor, pe...
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Nam observaba a Becky de reojo sin apartar la mirada del frente ni las manos del volante. Ella se ofreció para manejar de regreso, porque la mayor no estaba en condiciones de hacerlo.
—Bec...
—¿A dónde va uno cuando no quiere estar en ninguna parte?
—Bec, ¿que pasa?, no me gusta verte llorar, tú siempre eres muy alegre y nunca lloras...
—Solo déjame ser débil y llorar hoy, mañana volveré a ser fuerte. —Murmuró Becky limpiando las lágrimas con ayuda de su manga. —Estoy así porque el amor duele.
—Te lo dije Bec, yo sabía que esa escritora solo te iba a hacer sufrir. —Dijo Nam con resentimiento. Le dolía ver a su mejor amiga mal. De esa mujer que se fue llena de ilusión por entregarle una carta, ya no quedaba ni la sombra. — ¿Qué fue lo que te hizo?
—Estos días que pasé al lado de Freen fueron inolvidables. Ella me hizo saber lo que se siente tener el corazón roto, pero también lleno de amor. —Respondió Becky con la mirada perdida. —Me rompió... y los pedazos aún la aman. Lo di todo y al parecer no fue suficiente. Ella no puede superar a su antiguo amor, solo me hice falsas ilusiones. Soy una tonta.
—Tu soledad es mejor que ser la segunda opción de alguien, ¿Chankimha no vió lo hermosa que eres? Podrías tener a cualquiera comiendo de tu mano Bec. No llores por alguien que no supo valorar todo eso de ti. —Espetó Nam haciendo un mohín. Estaba enojada, demasiado enojada con aquella escritora. —A veces la persona que quieres no es la que te merece.
—Gracias pequeña Nam, tus palabras me reconfortan y me suben el ánimo. Jamás me habías dicho que soy hermosa.
—Mentí, solo lo hice para que dejes de llorar. —Bromeó logrando que Becky riera ligeramente. —Esa es la Bec que todos conocemos. La chica risueña que se la pasa escribiendo poemas de amor.
—Poemas de amor... —Murmuró Becky recordando que había dejado su cuaderno en la cabaña de Freen. —No creo que vaya a poder escribir pronto, además no me siento con ánimos de hacerlo.
—Es entendible, le escribiste a la persona equivocada.
Becky no dijo nada más. Permaneció en silencio y a los pocos minutos se quedó dormida por el resto del camino. Cuando por fin llegaron a casa, Nam pasó la noche con su Bec abrazándola mientras ella sollozaba contándole de principio a fin toda la historia.
A la mañana siguiente Nam se despertó muy temprano para prepararle el desayuno a Becky antes de irse a la universidad. Ella no solía hacer esas cosas, pero se sentía tan mal por su Bec, por no saber de qué manera ayudar.
—¿Nam? —Becky apareció en la cocina mirando todo lo que su amiga había cocinado. — ¿Y esto?
—Bec, ¿qué haces despierta tan temprano? Anoche no dormiste casi nada, deberías volver a la cama. —Dijo Nam sirviéndose fruta en un plato. —Preparé el desayuno, los huevos fritos con verdura que tanto te gustan y también te hice jugo de naranja.