"Se acababan de conocer, pero sus ojos se miraban como si ya se quisieran".
Sarocha Chankimha es una popular escritora que debido a su aura misteriosa se ha vuelto bastante
popular.
Rebecca Armstrong, su más grande fan.
Leí muchos libros de amor, pe...
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"Sarocha Chankimha... es como la luna, hermosa, fría e inalcanzable"
Becky suspiró profundo, mostrando una sonrisa al terminar de escribir esa corta frase en su cuaderno y luego lo abrazó contra su pecho con emoción.
—¿Y siempre llevas esa libreta contigo, Bec? —Preguntó Nam.
—Sí, es mi cuaderno de frases, poemas y pensamientos, no sabes lo mucho que significa para mí.
—Ya veo... —Nam asintió mirando al exterior del auto. Llevaban estacionadas aproximadamente quince minutos fuera de un edificio con muchas personas alrededor. —Bec... ¿qué hacemos aquí? Me dijiste que me traerías al cine y aquí no es.
—Esto es aún mejor Nam, mi escritora favorita está presentándose aquí para una entrevista, lo twitteó su representante. —Comentó Becky sacando un sobre blanco de su bolso. —Es la oportunidad perfecta para darle mi carta, ella tiene que saber de mi existencia.
—Bec... —Nam la miró con pena. —No es la primera vez que intentas darle una carta a la escritora Chankimha, pero debes entenderlo, ella no recibe cartas de sus fans, ella odia eso.
La sonrisa de Becky decayó. Era cierto, Sarocha Chankimha no recibía cartas ni mucho menos regalos de ningún tipo. También era cierto que le gustaba mantener su perfil bajo, no tenía redes sociales y las pocas veces que se dejaba ver en público, era cuando sacaba un nuevo libro.
Agradecía bastante a su representante, que era quien subía fotos de ella de vez en cuando.
—Ella no va a rechazarme, porque no se la daré yo directamente.
—¿Ah no? Entonces... ¿me enviarás a mí a dársela, Bec?
—No, tengo una idea mejor, ¿Ves aquella furgoneta negra de ahí? —Becky señaló con una de sus manos y Nam asintió con la cabeza sin comprender. —Es de ella.
—¿Cómo lo sabes, Bec?
—Fácil, todos los idols, actores y celebridades viajan en una de esas y es la única que está aquí. Estoy segura de que ese es el transporte de la escritora Sarocha.
—Bec, ¿qué vas a hacer? —Preguntó Nam observando como Becky guardaba sus cosas dentro de un pequeño bolso que colgaba a su costado, después vió cómo se cubría la cabeza con el gorro de su holgada sudadera color azul celeste. —¿Bec?
—Necesito tu ayuda Nam, necesito que distraigas a los demás seguidores para que no se den cuenta de que forzaré la puerta de la camioneta. —Nam negó rápidamente al escuchar el riesgoso plan. —Tan sólo entraré para dejar la carta y luego saldré, ella la encontrará ahí cuando se suba a la furgoneta.
—Debe haber cámaras aquí, ¿y si llaman a la policía? ¡No! De ninguna manera, podrían enviarte a prisión, no lo hagas Bec.
—Yo asumiré toda la responsabilidad, nada que una fianza no pueda pagar. —Murmuró Becky entregándole las llaves de su auto a la menor. —Toma, por si las dudas, para que tengas como volver a casa.
