"Se acababan de conocer, pero sus ojos se miraban como si ya se quisieran".
Sarocha Chankimha es una popular escritora que debido a su aura misteriosa se ha vuelto bastante
popular.
Rebecca Armstrong, su más grande fan.
Leí muchos libros de amor, pe...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Becky despertó está mañana más temprano que el día anterior. Decidió que era su turno de prepararle el desayuno a Sarocha, así que se colocó un mandil que ayer había encontrado en la cocina y empezó a buscar en todos los víveres que tenía. Al principio estaba impresionada de que hubiese electricidad en la cabaña, estando a cientos de kilómetros de la ciudad, pero después se dió cuenta de que la escritora tenía generadores de luz. Bien pensado.
Café, pan tostado y huevos con tocino. El desayuno, a su criterio, había quedado bastante bien. Ahora ya solo faltaba que la contraria le diera el visto bueno. Y como si fuera por arte de magia, Freen apareció en la cocina, aún vistiendo un piyama verde.
—¿Qué hace? —Preguntó la escritora mientras frotaba sus ojos.
—"Tienes los ojos más soñadores, para alguien que rara vez duerme..." —Becky pensó, pero no fue exactamente lo que dijo. —Preparé el desayuno, espero que te guste.
—No era necesario, pero gracias. —Murmuró tomando asiento en una de las sillas alrededor del comedor. Tenía mucho sueño, porque a mitad de la noche le dió por escribir, siendo esa la causa de su desvelo. —Sobre ayer...
—Está bien, no pasa nada. —Becky intentó restarle importancia. —Quisiera saber si es posible que me dé un baño y también si podrías prestarme un poco de ropa.
—Sí, en mi habitación está el closet, puede tomar algo de ropa. —Mencionó Freen, llevando la taza de café a sus labios y para su sorpresa estaba delicioso, tenía la cantidad de azúcar perfecta que a ella le gustaba.
—¿Por qué no me tuteas? Haciendo caso de tu biografía en internet, solo soy un año mayor que tú.
—No se confunda, no somos amigas ni nada. Simplemente no puedo echarla, quedaría en mi conciencia si algo le pasa, pero aún no olvido que cometió un delito al forzar la cerradura de mi camioneta. Tendrá que hacerse responsable de sus actos, pero eso tendrá que esperar hasta que mi representante venga por nosotras, dentro de dos semanas.
—Entonces... ¿vas a entregarme a la policía? —Preguntó Becky con impresión, a lo que la contraria asintió. —Vaya, supongo que debo disfrutar de mis últimas dos semanas en libertad.
Freen observó a la castaña irse directo hasta su habitación, supuso que iba por ropa para ducharse. Ella mientras acabó de desayunar gustosa, quizás debido a que no había probado bocado desde el día anterior. Al terminar de comer, lavó los platos y dejo la mesa limpia.
Becky salió del cuarto de baño con una toalla envuelta en su cabello. Usaba una playera holgada de manga corta y unos cómodos cargo.
—Tomé prestado esto de tu clóset, espero no te moleste.
—Está bien. —Dijo Freen simplemente pasando de lado de ella, para dirigirse a su habitación, pero antes de entrar se detuvo. —Gracias por el desayuno, estuvo muy rico.