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—Ah

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—Ah... mi nombre es Rebecca Armstrong. —Contestó haciendo una reverencia ante ella.

—Adquirí esta cabaña alejada de la ciudad desde hace más de tres años y me aseguraron que ningún extraño andaría merodeando por aquí, pero ahora la encuentro a usted caminando en mi propiedad, ¿sabe que eso es considerado un delito?

—Lo lamento, ¿yo que iba a saber que el bosque le pertenece?

—El bosque no, la cabaña sí. —La corrigió enseguida.

—Pero yo no estoy dentro de su cabaña, por lo tanto, no estoy cometiendo ningún delito. —Espetó Becky sin dejar de mirarla. Todavía le parecía irreal creer que estaba manteniendo una conversación con ella. —El lugar es lindo, ¿verdad?

—Desconozco cuáles sean sus intenciones, pero le recomiendo que se vaya por donde vino. No la quiero en mi propiedad, ¡Váyase ahora!

Becky frunció los labios sintiéndose un tanto ofendida. Sabía que el carácter de la escritora era algo difícil, pero nunca se imaginó que llegaría a ese punto.

Becky prefirió asentir en silencio para evitar problemas, no quería responderle de mala manera sin querer. Sus ojos escanearon el lugar en donde hasta hace unos minutos se encontraba la furgoneta.

—Oye, ¿en dónde está la camioneta que estaba ahí? —Becky señaló con sus manos.

—¿Se refiere a mi furgoneta? —Preguntó Freen, a lo que la contraria afirmó. —Oh, mi amiga se acaba de ir en ella.

—¿Cómo? P-pero... no tengo como regresar, debe hablarle a su representante para que vuelva.

—Un momento... ¿cómo sabe que la mujer que se fue es mi representante? ¿y a qué se refiere con que no tiene como regresar? —Cuestionó Freen esta vez de brazos cruzados. —Le exijo una explicación ahora.

—Le explicaré, pero primero llame a su amiga, por favor.

—Me temo que eso no va a ser posible. —Espetó con molestia. —Aquí no hay señal, estamos a varios kilómetros alejadas de la ciudad.

—Bueno, ¿y a qué hora volverá?

—En dos semanas.

—¡¿D-dos semanas?! —Repitió con voz alterada. —No puede ser, dos semanas es demasiado.

—¿En qué ha venido usted? No veo ningún vehículo cerca, ¿está acampando por aquí? —Freen escaneó todo su alrededor. —Como sea, será mejor que se vaya, porque ya va a anochecer.

—¡No! Espera, por favor no te vayas. —Becky tomó a Freen del brazo sin querer ejerciendo más presión de la debida, la contraria la miró con el ceño fruncido para luego soltarse de su agarre enseguida. —Lo lamento, es que yo...

—No me gusta que nadie me toque.

—Lo siento, no lo sabía. —Se disculpó colocando sus manos detrás. Estaba pensando en una explicación coherente para decirle que no tenía como volver. —Yo soy admiradora tuya y quería darte una carta, pero sé que nunca recibes cartas, entonces me colé en tu camioneta sin permiso y cuando quise salir... no pude porque tú ya estabas dentro. Sé que no debí, que cometí un error, pero el fanatismo me cegó, yo deseaba tanto que supieras de mí, sin embargo, no me arrepiento, porque pude entablar una conversación contigo y eso me hace muy feliz. —Freen permaneció callada mientras escuchaba todo el discurso. —¿No tienes nada que decirme?

—Estoy procesando su situación. Abordó a mi vehículo como si fuera una vil ladrona y ahora está aquí varada en un bosque a cientos de kilómetros de la ciudad. Yo debería llamar a la policía, pero tiene suerte de que no pueda hacerlo, porque no tengo señal. —Dijo Freen de manera serena. —Como sea, usted se metió en esto, ahora arregle su problema sola.

Becky vió como la escritora daba media vuelta y comenzaba a caminar en dirección de su cabaña con lentitud.

—¡Espera! No pensarás dejarme pasar frío en el bosque, ¿o sí? —Preguntó y Freen sonrió por primera vez antes de agitar su mano a modo de despedida para luego proceder a cerrar la puerta de su cabaña. —Debes estar de broma, ¿no vas a dejarme entrar? No puedes ser tan insensible.

Becky muy enfadada golpeó un árbol del bosque con sus pies, lastimándose en el intento. La noche comenzaba a hacerse presente y tenía que pensar en que hacer. Claramente no sobreviviría quedándose a la intemperie y mucho menos en un bosque, que seguramente estaba rodeado de animales que podrían acecharla mientras dormía.

Antes de quebrarse la cabeza intentando buscar una solución, sacó su pequeño cuaderno de su bolso para poder escribir algo.

"Su sonrisa no tiene nada que envidiar al amanecer"

Becky se golpeó en la cabeza al recordar la imagen de la escritora sonriéndole, ¿por qué tenía que ser tan bonita? Pero a la vez tan cruel.

Miró las luces de la cabaña encendidas y gruñó de frustración, su estómago rugía de hambre y como si eso fuera poco, el frío comenzaba a ser una molestia, del mismo modo en que los mosquitos que de la nada aparecieron a su alrededor, listos para darse un gran banquete con su sangre.

—Jamás pensé que diría esto, pero tonta Sarocha Chankimha. —Murmuró para sí misma, antes de tomar asiento en el suelo y recargar su espalda sobre un enorme árbol. Encogió sus piernas y abrazó de su cuerpo cerrando por unos minutos los ojos hasta quedarse dormida.

Freen salió de su cabaña y al verla dormir así, caminó hacia su dirección. Se sentó de cuclillas para observar el rostro y las facciones de la contraria por un pequeño rato. Tenía que reconocer que era una mujer muy bonita y que por alguna razón no podía dejar de mirar.

—Despierte. —Freen empujó su hombro usando solo su dedo índice. Becky hizo un mohín antes de abrir los ojos con dificultad. —Entre a la cabaña o morirá de una hipotermia.

—No entraré a un lugar en donde no soy bienvenida. —Contestó indignada. —Me quedaré aquí y si muero... te atormentaré por siempre. No pareces ser tú quien escriba cosas tan lindas en los libros, eres una persona fría e insensible, ¿por qué?

—Se llama calma y me costó muchas tormentas obtenerla. —Espetó la escritora con molestia. —Está bien, si quiere quedarse ahí, hágalo. Yo no pienso rogarle.

Becky vió como Freen caminaba en dirección a su cabaña nuevamente y se golpeó mentalmente por contestarle de esa manera. No estaba en posición de exigir nada, todo lo contrario, tenía todas las de perder.

—Está bien, de acuerdo, no voy a desairarte, después de todo sigues siendo mi escritora favorita y no podría negarme a la invitación de pasar la noche en tu acogedora cabaña. —Dijo Becky corriendo hasta ella rápidamente. —Hace mucho frío afuera, ¿entramos ya?

—Adelante. —Respondió cediéndole el paso.

—Yo... te lo agradezco mucho y lamento lo que dije antes sobre...

—Todo lo que dijo es verdad, soy una persona fría e insensible, también soy desalmada, incluso podría estar más segura afuera en el bosque que dentro de mi cabaña.

—Estoy dispuesta a tomar el riesgo.

—Estoy dispuesta a tomar el riesgo

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Koi no yokan 「 Freenbecky  」Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon