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Because I Want You

( Placebo )

My memory's hazy

And I'm afraid to be alone

[...]


La sensación de la fría superficie acariciar sus descalzos pies se sentía exquisita. De repente el lugar ya no lo percibía de la misma manera, de repente todo parecía empezar a tomar color, lo que una vez parecía gris ahora empezaba a tornarse blanco.

Sus débiles piernas hacían lo que podían para poder acercarse lo más rápido posible hacía la puerta. Aquella puerta de acero de donde la castaña salía y entraba cuando se le daba la gana ahora era él el que iba a salir cuando se le diera la gana.

Podía predecir cómo el aire iba a chocar contra su rostro, como el murmullo de la ciudad iba a acariciar sus oídos. Como el aroma de los carritos de comida iban a besar sus sentidos.

Estaba tan cerca de la perilla, solo debía girarla. Estaba tan cerca de dejar atrás el mundo en el que había estado viviendo por un mes completo.

Tan feliz, tan entusiasmado por su libertad.

Tan ingenuo.

En cuestión de segundos, la anatomía del joven cayó contra el suelo, creando un gran estruendo que resonó en cada esquina del habitáculo. Los iris marrones del muchacho empezaron a nublarse poco a poco, dejando nada más que luces borrosas a sus alrededores.

Un frío y oscuro líquido empezó a descender de sus fosas nasales con lentitud, creando un charco de sangre alrededor de este, empapando su cara en él, bañando cada facción de su rostro en una fina capa de color escarlata.

No, No podía dejar la oportunidad de su vida resbalarse de sus manos como arena ahora mismo. Había estado semanas preparándose para cada distinto final, para cada posibilidad..

— Taehyung. — Una voz grave y ronca susurró desde la oscuridad, envolviéndolo en un escalofrío que le heló la médula.

Como una presa acorralada, cada fibra de su ser se puso en alerta, sus sentidos agudizados por el temor palpable que llenaba el aire.

Con un esfuerzo frenético, Taehyung se arrastró por el suelo mugriento, cada movimiento era nada más que un susurro desesperado hacia la libertad que parecía tan cercana y a la vez tan elusiva.

Sin embargo, la mano de la mujer, fría como el hielo y firme como el destino, se cerró alrededor de su camisa manchada, impidiendo cualquier intento de fuga.

Las telarañas de la memoria tejían sus hilos en su mente, recordando una vida pasada, ahora empañada por la sordidez y el miedo. Restos de comida se aferraban a su ropa, testigos mudos de días mejores, mientras las lágrimas de su pasado se unían al río de agua salada que inundaba sus ojos cada noche.

El agarre implacable de la mujer lo obligó a enfrentarla, obligando a su ya esquelética figura a girarse. Aunque él yacía postrado en el suelo, su corazón martillaba en su pecho como un tambor funesto.

La luz tenue del lugar filtrándose por las rendijas de la oscuridad apenas iluminaba los rasgos sombríos de su captora.

El dolor, como un torrente salvaje, arremetía contra su cabeza, envolviéndolo en una neblina roja de agonía. Su visión se desdibujaba, como si estuviera atrapado en un sueño distorsionado.

— Si esto se tratara de algún problema entre nosotros. — Su figura se agachó hasta quedar más cerca del hombre. — Te dejaría ir.

La respiración del hombre bombeaba de arriba hacía abajo con frenesí. A pesar de tener su rostro empapado en sangre, podía distinguir la figura que lo miraba desde lo alto.

You © JENLISA G!PWhere stories live. Discover now