Capítulo 19

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Narrador omnisciente

El peliverde continuaba embistiendo con pasión, entregado por completo al placer que ambos compartían. En medio del frenesí, notó que el miembro del rubio también necesitaba atención. Con una mano hábil, comenzó a acariciarlo con suavidad, sincronizando sus movimientos para satisfacer por completo a su novio.

El cocinero se estremeció ante el contacto y gimió con mayor intensidad debido al nuevo estímulo, sintiendo cómo el placer se intensificaba con cada embestida y caricia. Sus cuerpos se movían en perfecta armonía, explorando cada rincón de su deseo mutuo con una entrega total, buscando alcanzar juntos el clímax definitivo.

Después de unos momentos de éxtasis compartido, ambos se dejaron caer exhaustos sobre la cama, envueltos en un silencio cómplice. Sus respiraciones agitadas llenaban la habitación, mientras se recuperaban lentamente del ardor de su pasión desenfrenada.

El espadachín miró al rubio con ternura, sintiendo una conexión profunda entre ellos que iba más allá del deseo físico.

-¿Estás bien? Espero no haberte hecho daño. -pronunció con voz suave, acariciando suavemente el sedoso cabello rubio del cocinero-

En los labios del rubio se formó una sonrisa tímida y algo cansada, mientras sus mejillas se encendían con un rubor apenas disimulado por la tenue luz de la habitación.

-No te preocupes, yo... estoy bien. Gracias por cumplir con tu palabra. -logró decir con nerviosismo, evitando la mirada del peliverde-

-No hay de que, Cejitas. Yo siempre me aseguraré de que tú estés bien. -respondió devolviéndole la sonrisa mientras acariciaba de nuevo su cabello-

Con ternura, el espadachín depositó un beso en la cabeza del rubio mientras éste se acurrucaba contra su pecho con una sonrisa de satisfacción y felicidad en los labios.

-Te quiero, Cejitas. -habló de nuevo, su tono de voz fue suave-

Sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta... Vencido por el cansancio, el cocinero se había quedado dormido, suspirando profundamente.

El espadachín lo observó con cariño y ternura para después cubrirlos a ambos con la sábana, asegurándose de que estuvieran cómodos y abrigados antes de dejarse llevar por el sueño también.

[...]

-Zoro, despierta. -susurró el rubio con una mezcla de urgencia y ternura en su voz, moviendo ligeramente al espadachín-

El peliverde parpadeó lentamente, despejando la neblina del sueño de sus ojos. Al notar la ansiedad en la expresión del otro, se incorporó ligeramente.

-¿Qué pasa? -preguntó en un susurro, consciente de la necesidad de mantener su encuentro en secreto-

El cocinero apretó los labios, mirando hacia la puerta con cautela antes de volver su atención al espadachín.

-Ya es tarde. Si salimos juntos del cuarto, los demás podrían vernos. Aunque... probablemente estén en la cocina, de todas formas debemos salir con cuidado para que no se den cuenta. -explicó con su voz llena de preocupación-

El espadachín asintió con determinación, entendiendo la gravedad de la situación. Mientras, el cocinero se deslizó de la cama con agilidad, pero inmediatamente se detuvo y se cubrió con las sábanas, sintiéndose avergonzado.

-Me vestiré y saldré primero. Pero... antes de eso... -titubeó, visiblemente incómodo- ¿Podrías... mirar hacia otro lado mientras me cambio?

El peliverde arqueó una ceja, sorprendido por la solicitud del rubio. Sin embargo, no pudo contener una leve sonrisa divertida.

Intruso {ZoSan}Where stories live. Discover now