Capítulo 11

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Narrador omnisciente

El silencio llenó la cocina mientras el rubio procesaba las palabras del espadachín. Se sentía un poco avergonzado por haber sacado a colación algo tan personal como una nota que había encontrado por accidente. Pero, al mismo tiempo, se sentía herido por la revelación de que el peliverde había tenido sentimientos por su capitán en algún momento.

A pesar de su intento de mantener la calma, el cocinero no pudo evitar sentirse vulnerable en ese momento, lo que había pasado le dolía más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Finalmente, decidió romper aquel incómodo silencio.

-No te preocupes, Zoro. -comenzó, tratando de mantener la compostura a pesar del nudo en su garganta- No tienes que darme explicaciones sobre tus sentimientos o acciones, lo que sientes es cosa tuya, y está bien.

-Lo sé, pero quería que lo supieras. Yo... -contestó un tanto incómodo y nervioso-

-Lo siento por haber mencionado la nota, nunca debí leerla. -interumpió el rubio, desviando la mirada hacia la ventana- No fue mi intención invadir tu privacidad.

El peliverde observó aquello un tanto desconcertado y se sintió de alguna manera culpable. Se preguntaba por qué el rubio se veía tan afectado por lo que había pasado.

Entonces, las palabras del cocinero resonaron en su mente, y una nueva perspectiva comenzó a formarse en su interior. ¿Y si Sanji no estaba molesto porque no le había confiado sus sentimientos hacia Luffy, sino porque tal vez sentía algo por él?

Mientras tanto, el rubio miraba al horizonte con tristeza mientras mordía su labio inferior, arrepentido de haber dejado que su curiosidad lo llevara a descubrir algo que preferiría no haber sabido.

Antes de que el peliverde pudiera finalmente hablar, la puerta de la cocina se abrió de golpe, revelando la figura animada de Luffy seguido de cerca por Law.

-¡Buenos días! -exclamó con su voz llena de entusiasmo- ¿Zoro? ¿qué haces aquí tan temprano? Pensé que estabas dormido. -continuó al notar la presencia del otro-

-Le estaba ayudando a Sanji a preparar el desayuno. -dijo el peliverde tratando de sonar despreocupado-

-¡Qué bien, por qué tengo hambre! -dijo emocionado-

-En un momento te serviré, capitán. -habló el rubio forzando una sonrisa- ¿Tú también quieres Law?

-¡Muchas gracias! -dijo con su característica sonrisa-

-No gracias, aún no tengo hambre. Vine solo porque Luffy me lo pidió. -contestó sonriendo amable-

-Bueno, en ese caso ya me voy. -dijo intentando disimular su incomodidad- Tengo algo urgente que atender. -concluyó saliendo de la cocina-

Todos, a excepción del espadachín, asintieron en respuesta y el rubio se dirigió hacia su cuarto tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir. Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso hacia la puerta para abrirla y entrar, alguien lo detuvo suavemente del brazo.

El peliverde sintió el contacto cálido de la mano de Sanji en su piel y, de repente, se sintió muy seguro de que sus sospechas sobre los sentimientos del rubio eran ciertas. Se sintió algo tonto, ¿cómo no lo había notado antes?

Aunque eso realmente ya no importaba, ahora que lo sabía, él también pudo confirmar por completo que lo que sentía por él rubio nunca lo había sentido por nadie más.

Con el corazón latiendo con muchísima fuerza en su pecho, decidió hacer algo que jamás imaginó que haría, dejando de lado su habitual reserva y decidiendo seguir lo que dictaba su corazón.

-Espera. -dijo el peliverde, su voz resonó con una determinación que sorprendió al rubio- Escuchame.

El rubio se giró con nerviosismo para enfrentar al espadachín, encontrándose con la mirada intensa y decidida del peliverde. El corazón de Sanji dio un vuelco ante la expresión en los ojos del otro, una mezcla de seriedad y algo más que no pudo descifrar.

-Zoro, yo... -comenzó el rubió, pero antes de que pudiera decir algo más fue interrumpido por el peliverde-

-Sanji, escucha. -dijo con voz firme, sujetando una de las manos del rubio entre las suyas- Sé que acabas de descubrir algo que no esperabas, pero quiero que sepas que mis sentimientos hacia ti han cambiado. No son solo de amistad.

El cocinero se quedó sin aliento ante las palabras del espadachín, sintiendo como si el mundo entero se detuviera en ese momento. No podía creer lo que estaba escuchando, ¿Zoro realmente estaba diciendo que también sentía algo por él?

-¿Qué quieres decir? -preguntó, sus ojos azules buscaban desesperadamente alguna señal de duda en los profundos ojos oscuros del otro-

El espadachín le dedicó una sonrisa suave y sincera, una que el rubio nunca había visto antes en su rostro tan serio.

-Significa que me gustas, Cejitas. Más de lo que puedo expresar con palabras.

El rubio se quedó sin habla ante aquello, su mente luchando por procesar la avalancha de emociones que lo invadía. Por un lado, estaba emocionado y abrumado por la idea de que Zoro también pudiera sentir algo por él, pero por otro lado, estaba lleno de miedo e inseguridad. ¿Podía realmente confiar en que eso fuera real? ¿Y si solo era un error, una ilusión creada por sus propios deseos?

-No sé qué decir. -admitió con su voz temblando ligeramente. -No esperaba esto.

El espadachín le dio un apretón reconfortante en la mano que aún sostenía, transmitiéndole una sensación de seguridad y calma que el rubio nunca había experimentado antes.

-No tienes que decir nada ahora mismo, solo quiero que sepas que estoy aquí, como amigo o como tú desees.

El rubio se encontró perdido en los ojos del peliverde, viendo una sinceridad y ternura que lo dejaron sin aliento. Por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de esperanza brillar en su interior, una pequeña luz en la oscuridad que había envuelto su corazón durante tanto tiempo.

-Zoro... -murmuró nervioso mirando al otro a los ojos, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía en ese momento-

Sin embargo, el espadachín parecía entenderlo perfectamente. Con un suave suspiro, se acercó lentamente al rubio, sus labios apenas rozando los suyos en un gesto de ternura y promesa.

Fue un beso suave y delicado, pero cargado de significado y emoción. Así era como lo describía el peliverde.





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Intruso {ZoSan}Where stories live. Discover now