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Bañaditos, y en pijama cenamos.

—Creo que ya te puedes casar Yoon. La cena está muy buena.

—Nel, ni madres me caso.

Nos reímos.

De pronto aparece Taehyung en el comedor.

Viste mi camisa y solo se ha peinado.

—Hola. Perdón por la facha pero es que no tengo ropa.

—Pero si pasamos por algo de ropa a tu departamento—le dice Yoon.

—Pues no baje mi bolsa del maletero de la patrulla. Se me olvido.

Yoon y yo nos reímos.

Seguro por estar peleando que era un cuchitril la casa, no bajo su equipaje.

—Ven a cenar, ya te buscare algo mío—le dice Yoon.

Opta por sentarse entre Yoon y yo. La mesa es pequeñita, circular asi que nos acomodamos bien.

— ¿Te sirvo?—le pregunto.

—Obvio—me rueda los ojos.

¡Maldición carajo!

—No me ruedes los ojos o te juro que te dejo sin cenar—le advierto.

Toma el cuchillo de la mesa y me dice:

—Hágalo, y mientras duerme le rebano las pelotas.

— ¿Podemos cenar en paz y en silencio?—interviene Yoon—, por favor.

Suspiro, cuento hasta once y le sirvo en su plato. Tengo hambre, no quiero discutir por ahora.

—Ahí tiene su majestad. ¿Algo más?

—Sí, quiero ese pan, se ve bueno—señala el mío. Que está en mi plato y que aún no he tocado porque lo dejo para lo último, como postre.

—Es mío, Yoon lo hizo especialmente para mí.

Son bollitos de canela rellenos de cajeta.

Yoon paso a comprar algunas cosas al súper cuando veníamos camino aca para hacerme mis bollitos que tanto me gustan.

— ¿No me dará el pan?—me frunce el ceño.

—No, es mío.

—Jeon, dale el pan. Tengo más en el horno—interviene Yoon.

—Si pero este es mío Yoon—lo levanto y se lo muestro.

—Pues yo lo quiero, no sea egoísta—me lo arrebata Taehyung de la mano y le da un mordisco.

—Pero...

—Deja, te traigo más—se levanta de la mesa Yoon y se va a la cocina.

—Me quitas mi camisa, luego mi bollito, ¿Qué más vas a quitarme?

—Solo quería el pan.

Yoon regresa con bandeja y la coloca en la mesa. Tomo uno y lo pongo en mi plato.

Lo miro, me mira, me rueda los ojos.

¡Creo que lo hace a propósito para fastidiarme!

Mejor me pongo a cenar e ignoro que está en la mesa, sentado a mi lado a medio vestir.

No lleva pantalones por tonto.

Mira que dejar su bolso en el maletero.

Bajo la vista sin querer y me topo con sus desnudos muslos.

Son delgados, pero bien marcados, bien contorneados.

¿Por qué le estoy mirando?

— ¿Dónde llevaste ese feo bicho?—le pregunta a Yoon y me saca de lo distraído que estoy y llevo mi vista a mi plato.

LOS DELICADOS HILOS QUE SOSTIENEN MI OBSESIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora