"Me sentí enfermo, inútil, triste. Yo estaba enamorado de ella".
- Charles Bukowski
ELIAN:
Junto a ella, experimentaba una sensación de liviandad desprovista de inquietudes, pues mis temores se desvanecían. En su compañía, siento que finalmente alcanzo la plenitud, y mi ser entero responde a su presencia.
Acompaño a mi invitada hasta mi residencia, y al ingresar, se detiene para contemplar detenidamente ciertas ornamentaciones que, aunque escasas, logran captar su interés.
Una vez dentro de mi habitación, su atención se posa en el acuario que reposa cerca de la cama.
-¿Prefieres quedarte aquí? Yo estaré en el sofá, procurando tu comodidad- le ofrezco, consciente de no querer incomodarla, aunque al mismo tiempo anhelo su cercanía sin agobiarla.
-Es encantador-comenta, indicando el acuario. -¿Y los peces?.
-No tiene...- responde con desconcierto, su mirada fija en mí
-¿Por qué tendrías un acuario si no tienes peces?- sonríe ella, señalando lo evidente.
Suspiro al recordar por qué ese acuario no ha salido de mi habitación.
-No es mío- respondo. Un silencio se instala entre nosotros por un momento, hasta que una llamada interrumpe mi intento de continuar.
Jones me está llamando, así que salgo de la habitación, dejándola atrás, y contesto la llamada.
-¿Qué ocurre?
-¿Dónde están? -pregunta Jones al otro lado.
-En mi apartamento.
-Vengan rápido, Isaac se ha comunicado y desea hablar con su hija -su voz suena extraña, a lo que no dudo en responder.
-Estaremos presentes -aseguré.
-¿Quién era? -inquirió Mar a mis espaldas.
-Lo sabrás en su momento -respondí evasivamente.
Rápidamente partimos y nos encaminamos directamente hacia la residencia de Jones y Trevor.
Al llegar, nos encontramos con todos reunidos en la sala, donde una laptop encendida proyecta a un joven de rizos y ojos de singular tonalidad conversando con Jones. Al notar nuestra presencia, cae en silencio.
-¿Qué acontece? -inquiere María adentrándose aún más en la estancia.
-Tu padre desea hablar contigo, jovencita -responde Jones con una sonrisa.
Ella me observa brevemente y yo le devuelvo una sonrisa. Emocionada se dirige al joven en la pantalla.
-Hola, soy... -intenta comenzar, pero no permito que termine, pues no deseo que ningún joven se acerque a ella, menos aún un desconocido.
-Su nombre es Kai -expreso acercándome a ella con gesto protector, frunciendo el ceño.
Enrique rió ante mi actitud, mientras el joven en la pantalla palidecía, incapaz de articular palabra.
-De hecho -interviene Mar con una sonrisa-, mi nombre es Maria Michelle.
El joven le devuelve la sonrisa y responde:
-¡Vaya! ¡Kai, eh! -lo miro con expresión impasible, a lo que él comienza a aplaudir como una foca.
-¿Eres un bufón o qué te sucede? -exploto, acercándome aún más.
Enrique no puede contener la risa, mientras los demás guardan silencio al ver a Isaac aparecer en la pantalla y empujar al joven, haciéndolo caer al suelo. Nunca antes había experimentado tanta satisfacción.
-¿Dónde se halla mi hija? -interroga emocionado.
-Papá -María se acerca más a la cámara, saludándolo, a lo que él responde con una sonrisa.
-Ruego me disculpen por dejarlos con Arzhel -expresa, dirigiendo una mirada de soslayo hacia lo que presumiblemente es el joven mencionado-. No sabe comportarse en ausencia mía...
Un silencio se cierne sobre la escena, luego dirige su mirada hacia su hija. María se muestra emocionada al contemplar a quien reconoce como su padre.
-Hija, escúchame atentamente lo que voy a expresar-dice, dirigiendo su mirada primero a ella y luego a todos los presentes en la estancia. -Y ustedes también- agrega. -Amon Nahum, ese es el nombre del hermano de Dina.
Un silencio sepulcral se apodera de la habitación antes de que Isaac prosiga.
-Pero no solo es el hermano de Dina- todos nos miramos perplejos-también es el hermano de María. Él es mi hijo.
-¿Qué? ¿Cómo es posible? -exclama Jones desde su posición.
El resto de nosotros permanecemos en silencio, asimilando la impactante revelación.
-Ya sé lo que estás a punto de decir, hermano- interviene Isaac. -Pero no hay marcha atrás. La verdad ha salido a la luz y desencadenará una guerra porque...- Se interrumpe y dirige su mirada hacia su hija.
-¿Qué más nos estás ocultando? -inquiere María con dolor en su voz, lo cual me parte el corazón.
-Pequeña, tú también eres hija de Zoe.
Un silencio sepulcral se apodera del ambiente. Jones se lleva una mano a la cabeza y Dina abandona la habitación sin mirar atrás, seguida de cerca por María, quien parece decidida a brindarle consuelo. Es entonces cuando hace su aparición un joven de tez pálida y ojos verdes tan intensos como las hojas de un árbol, esbozando una sonrisa siniestra dirigida exclusivamente hacia mí.
-Pero no solo han descubierto al Bastardo- murmura con cuidado, tan delicadamente como si estuviera a punto de detonar una bomba atómica.
-También se han enterado de tus acciones, Elian.
En ese momento, estalla el caos.
-Yo se los oculté, pero ya han descubierto la verdad- me mira con esa misma sonrisa siniestra, y en ese instante siento una mano posarse sobre mi hombro.
-Debemos marcharnos- expresa Enrique, con una mueca de preocupación dibujada en su rostro.
Sin detenerme a mirar atrás, nos alejamos del lugar. Escucho su voz llamándome, pero no me detengo. No puedo arriesgarla más, no puedo permitir que le suceda algo. ¿Y si la pierdo? ¿Qué ocurriría si todo esto termina antes de haber siquiera comenzado? Siento que no puedo permitir que se aleje, sabiendo que mis sentimientos coinciden con una limerencia. Estaba profundamente enamorado, y fue desde el primer instante en que contemplé esos ojos del mismo matiz que el océano.
Debo asegurar su seguridad, debo garantizar su supervivencia, pues sin ella deambularé perdido por un callejón oscuro.
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