Capítulo#8

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~Desconocido~

|| 3 a.m 22/ 2018||

Es muy tarde. esperas la cuenta en un bar al que fuiste por primera vez llega el mesero, decides pedir una cerveza más, la última no recuerdas lo que quieres olvidar y sientes un alivio
por primera vez no recuerdas tu dirección ni las penas, ni tristezas; una cerveza más olvidas las preocupaciones, las desgracias, el extraño pasado y la cuenta.

-Señor, su abuelo está al teléfono-informó uno de mis hombres, ofreciéndome el dispositivo.

Lo tomé velozmente, decidido a responder.

-Buenas, abuelito. ¿Echas de menos a tu nietecito favorito? -exclamé con sarcasmo.

-Déjate de tonterías, tus padres ya están en Rusia, ¡ven de inmediato! -se podía sentir la furia del otro lado de la línea.

-Estoy en Madrid, abuelito, quiero disfrutar un poco.

-Escucha -exclamó mi nombre con fastidio- estás poniendo en riesgo a la organización. Eres el siguiente al mando, ¿dónde demonios estás metido? -gritó exasperado.

Algún día a ese viejo le daría un infarto.

-Está bien, iré. Quería ver a mi hermanita primero.

-Mira, idiota, tu hermana no quiere tener nada que ver con nosotros. ¡Así que ven ya! -y sin darme más oportunidad de responder, me colgó.

Él está plenamente consciente de que eso no me afecta en lo más mínimo, y sus vanas palabras no logran conmoverme; de hecho, me resulta gratificante desafiarlo. Es sumamente entretenido observar cómo se ruboriza de furia. Estoy aguardando pacientemente a que sucumba a un infarto, pero el maldito se empeña en decepcionarme.

Indiqué a uno de mis hombres que nos dirigiéramos hacia ese apartamento, donde reside mi apreciada hermana, quien, al haber eliminado a su patético novio, ha cortado todo vínculo con nuestra familia. Fue sumamente gratificante observar su reacción.

Nos desplazamos con celeridad, éramos un grupo de díez hombres ataviados con idénticos atuendos de capuchas negras, dejando patente la presencia de la Hermandad en Valencia. Nadie osaba entorpecer nuestro avance. El reloj marcaba más allá de las 3 de la madrugada, la aurora se aproximaba y yo debía actuar con celeridad para abandonar el lugar lo antes posible.

Para mi fortuna, divisé a mi apreciada hermana saliendo de su morada.

-Saludos, saludos- exclamé al aproximarme a ella.

Mi nombre fue exclamado con sorpresa por ella al tiempo que sus ojos se cargaban de animadversión.

-¿Qué motivo tienes para tu presencia aquí?- fue su inquirir, teñido de desdén. -¿Es que ahora pretendes devorarme a mí?-continuó su cuestionamiento, al borde del sollozo.

-No podemos negar, Din-Din, que tú también degustaste de aquel festín culinario que preparé -exclamé evocando aquella ocasión en la que puse manos a la obra cocinando a su amado.

¿Por qué razón?, El despreciable individuo estaba engañándola con otra mujer, y yo no podía permitirlo. Reuní todas las evidencias necesarias, las mostré a la insensata que tengo al frente, pero ella se negó a creerme. Fue solo después de que presenciara la infidelidad con sus propios ojos que lo creyó pero decidió perdonarlo, creyendo sus mentiras sin sentido. Ante la incredulidad y la indignación, no tuve más opción que tomar medidas drásticas. Acabé con él de manera rápida y cruel, como si fuera poco más que un animal, y organicé una cena para la organización de la Bratva, donde su cuerpo serviría de ingrediente principal. Una vez revelado el motivo de mi acto, acompañado de las pruebas irrefutables, el destino del traidor quedó sellado. Y mi hermana empezó a odiarme

-Vete de aquí

-Escucha, lo hice por tu propio bien, te traicióno y sabes como se pagan las traiciones en la hermandad- explique con seriedad buscando que comprendiera - A estas alturas ya deberías ser consciente de ello

Guardó silencio por unos instantes, consciente de la veracidad de mis palabras, además, ella no era tan inocente como para juzgarme. Sin previo aviso, se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza.

-Me has hecho falta, maldito insensible-exclamó entre sollozos.

La abracé con firmeza y la aparté rápidamente.

-No seas tan efusiva- exclamé con una mueca en el rostro. -Es demasiada dulzura.

Ella rió con entusiasmo y, sin previo aviso, me propinó un puñetazo en el rostro, a lo que yo reí junto con ella.

-También extrañé tus golpes-le aseguré con una sonrisa.

Experimenté un sabor metálico en la boca; ya lo había dicho, ella no era tan inocente como aparentaba.

-La hija de Isaac está viva- reveló sin preámbulos.

-¡¿Qué!?

No podía creerlo, seguimos discutiendo sobre la chica y Isaac, y de repente, Din-Din reveló algo en Valencia que desconocía por completo. Después de nuestra charla, me encaminé hacia el aeropuerto para emprender mi viaje. Apenas había aterrizado el jet privado, me llevé una tremenda sorpresa.

-¿Qué significa todo esto?- pregunté a mi familia, que se encontraba reunida frente a mí.

Todos lucían expresiones que indicaban que estaban tramando algo en mi contra, y yo comencé a reír al darme cuenta de la situación.

-¿Les ha gustado la sorpresa que les dejé antes de irme?-inquirí sin más.

Mi prima, en un arranque de furia incontrolable, se lanzó hacia mi posición empuñando un arma blanca con intención de acabar con mi vida. Sin titubear, mi reflejo innato y rapidez de pensamiento me permitieron desenfundar mi arma y, en un instante, impactar directamente en su frente, dejando a todos los presentes atónitos y sorprendidos por mi acción determinada y certera.

-Llevenselo - dictaminó mi progenitor a un grupo de individuos ataviados con atuendos blancos (doctores) que aguardaban prestos para conducirme.

-Todo es por tu propio bien-exclamó mi madre.

-Oh, por supuesto, no me lo digan-respondí jovialmente-ustedes están en una situación aún más lamentable que la mía, ¿por qué no me acompañan en mi travesía?

-Hijo, la experiencia en ese lugar remoto me ha traído beneficios inesperados -explicó mi padre - el Pisquitrico te invitará a reflexionar profundamente sobre tus acciones.

Justo cuando me disponía a interrumpirlo, percibí una leve punzada en el cuello, señal de que me habían administrado un somnífero. En el preciso instante en que la sensación se apoderó de mí, todo se sumió en la oscuridad.

 En el preciso instante en que la sensación se apoderó de mí, todo se sumió en la oscuridad

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"Callejon oscuro" 1Where stories live. Discover now