capítulo veinticinco

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HoSeok esperaba encontrar a JiHye junto con JiMin aguardando en la sala, en cambio sólo miró a la omega hablando con otra chica que estaba asintiendo a todo lo que decía, parecía estar tomando notas mentales con cada parpadeo que ejercía. Dada su cercanía con las personas que dirigían la casa-hogar nadie cuestionó su presencia o estancia, tampoco el hecho de que estuviera curioseando entre los espacios públicos. Atravesó con pasos lentos hacia la cocina, rogando por encontrar al omega sentado, preocupado pero estable. No fue así. Se encaminó hacia la sala nuevamente con la mirada atenta por si acaso lo había pasado por alto, pero no encontraba a JiMin. Así se dirigió hacia el jardín, luego a la biblioteca y al final subió al piso superior encontrando las puertas de las habitaciones cerradas, sin ánimo de perturbar a quienes ahí se alojaban, regresó al piso inferior.

—JiHye... —Murmuró. Se quedó en el umbral que daba paso a la sala, la chica que se encontraba a su lado los miró por turnos dos veces, entendiendo una señal implícita, se levantó y salió del sitio asintiendo— ¿dónde está JiMin?

Observó la sombra de la mujer saliendo, hundiéndolos en un silencio que podía ser apaciguado por los murmullos de algunas personas resguardadas en las habitaciones, incluso la cacofonía de la música resonaba. Esperaba, por cualquier entidad desconocida, que JiHye le sonriera diciendo que JiMin estaba descansando en éstos mismos sitios, quizá una habitación solitaria.

— Siéntate. —Lo animó con una sonrisa, ello para nada lo tranquilizó.

— ¿Dónde está? —Insistió con el ceño preocupado.

— Siéntate. —Repitió palmeando el mullido sitio a su lado, ladeó el rostro y volvió a hacer un mohín apaciguador, invitándolo a estar en la misma armonía.

— Ay no... —la falta de respuesta le dijo aquellas cosas que no fueron emitidas vocalmente, frunció el ceño, caminó hacia ella y se dejó caer en el sitio acolchado—dime que no...

— No sé.

— ¡Ay no! —Repitió angustiado poniendo la palma sobre sus ojos, aún había tardado porque debía terminar informes de la tienda y, además, dejar unos documentos. Ahora se arrepentía, quizás si hubiera llegado antes...— YoonGi está... él no está en su mejor estado, JiHye. —Recalcó con sus ojos aún cubiertos por lo fría de su palma — no podemos dejarlo junto a un omega.

— Creo que estarán bien.

— ¡¿Cómo lo sabes?! —Quitó su palma y la observó incrédulo.

— Los ví. —Horas antes había llegado con el médico, encontrando la puerta entreabierta por la que salían pequeños susurros entristecidos, lo que alcanzó a ver por la bruma iluminada que resplandecía de la lámpara en la mesita de noche, era que ambos estaban abrazados. El hombre que la acompañaba estaba acostumbrado a ver a alfas siendo consolados por sus parejas: omegas, betas y otros alfas, así que la instó a esperar hasta que fuera necesaria su presencia, diciendo "a menos que tenga otra emergencia, no necesitamos quitar lo que un alfa, casi por naturaleza, requiere".— Le hizo bien, créeme.

— ¿Cómo sabemos que no cruzaron la línea?

— No es algo que nos incumba.

— Me incumbe JiMin. —Se recargó en el respaldo del sillón y cruzó sus brazos, realmente el bienestar, físico y emocional del omega era su responsabilidad, si el omega formaba un lazo ahora podría estropear el avance psicológico que llevaba, no era algo que pensase por sí mismo, había visto a demasiados pacientes yendo a terapia y abandonándola cuando "estaban más estables", ello incluía muchas veces que, gracias a la poca solidez que habían conseguido, tuviesen pareja, dándoles una falsa sensación de poder terminar todas las ayudas que llevaban creyendo que eran innecesarias, sólo para recaer meses después en un peor ciclo— puede que no esté listo para algo de... de eso.

no me dejes caer ›› ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora