capítulo once

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Desde las últimas semanas había tenido más cólicos, de momentos se quedaba quieto mientras atendía la tienda, colocaba su palma en la parte inferior de su barriga y suspiraba con los ojos cerrados tratando de controlar el tirón que sentía dentro de él. Si pudiera describirlo sería como si sus intestinos se le revolvieran literalmente, ocurría cuando se acostaba e incluso aprendió que le advertía para poder ir al baño, con lo cual había notado que el flujo normal de su cuerpo había aumentado, encontró estos pequeños cambios significativos en su forma de ser y estar. Su doctora lo había tranquilizado diciéndole que era común por el tipo de cuerpo que poseía: prematuro para las hormonas, añadiendo además que muchos padres y madres tenían dolores ya que su bebé comenzaba a moverse, estirarse y reconocer su cuerpo. La idea lo emocionaba, pensar en ver por fin el rostro de su hijo por medio del ultrasonido, que estaba explorando con la poca conciencia que tenía lo ayudaba a sobrepasar ligeramente algunos malestares generales, aunque si bien no los aminoraba, sólo lo ponía más ansioso, llegó incluso a preguntar si quizás se movía mucho porque lo estresaba o porque había algo mal, ambas dudas fueron disipadas de forma tranquilizadora para su bienestar.

Su vientre ya no podía ser ocultado tan fácil con la ropa ancha, era claro su estado de gestación, el bulto sobresalía de entre la tela y agradecía haber comprado esos pantalones anchos porque la parte inferior de su abdomen era piel dura al tacto, así que era imposible moldear sin lastimarse. Habían cambios fundamentales que notaba día a día, sus uñas crecían mucho más rápido, tenía que cortarlas seguido notándolas ligeramente más duras, sus senos no se habían inflamado como los médicos preveían, pero sí se habían vuelto más sensibles así que SeokJin le había regalado unas camisetas de algodón para evitar roces con la ropa directamente, su cabello se encontraba ya a la altura de su hombro, incluso tenía que recogerlo con una liga para poder estar libre, aún no sabía cuándo pero debía cortarlo. Encontró como lo más molesto el no poder descansar sin sentirse incómodo por momentos, respirar se le hacía ligeramente más difícil en algunas posiciones y, por más irónico que sonase, el sillón se había vuelto su aliado a la hora de reposar, no sabía si se debía a que podía estar con el vientre de costado sintiendo el respaldo del inmueble en su espalda dándole apoyo, porque podía dejar sus pies —usualmente inflamados en la noche— en el aire, o por el aroma del alfa que siempre lo acompañaba y, de momentos, sin que él supiera, acariciaba su cabello. Ambos, con el pasar de los días y las madrugadas compartían más cosas, no sólo el deseo por hablar, ni los raros temas e intereses que tenían en común, sino también los extraños postres de medianoche, el omega solía hacer ahora dos porciones porque YoonGi siempre le pedía una cucharada, luego dos, luego tres y al final comía la mitad.

Desde entonces había sido acompañado por el alfa a todas sus citas, incluso a las que sólo eran médicas. HoSeok lo agradecía con un silencio calmo porque eso le permitía terminar papeleo y visitas que debía realizar, sobre todo le tranquilizaba saber que el omega estuviera formando buenas relaciones con alguien ajeno a su género. Cuando entraron por primera vez a la sala en la que harían ejercicio JiMin pensó que moriría de la vergüenza, no obstante fueron los días más divertidos, YoonGi lo hacía reír a cada instante y lo apoyaba para los estiramientos que su cuerpo debía realizar, siempre cuidando la distancia entre ambos, a veces avisaba con un susurro avergonzado "voy a poner mi mano en tu espalda" o "voy a tomar tu mano" para no asustarlo y el omega siempre lo agradeció, incluso a veces él mismo lo hacía para demostrar cómo, culminando en risas apagadas por sus propias palmas en medio del cuarto tratando de seguir las instrucciones de la profesional. Hubo una postura en la que JiMin necesitaba sentarse sobre sus piernas, una postura usual, más debía inclinar el cuerpo hacia el frente con calma manteniendo los brazos estirados y el rostro relajado, cuidando su vientre y su respiración, la profesora lo llamó "postura del niño". YoonGi lo miró con cuidado y puso su mano tibia en la espalda baja queriendo ser de apoyo aún en las mínimas circunstancias —haciendo que el omega suspirara aún más relajado como un acto reflejo—. Luego levantó la vista observando al resto de alfas en la sala que estaban asistiendo a sus parejas, mismos que no los estaban tocando, sintiéndose extraño alejó la palma.

no me dejes caer ›› ymWhere stories live. Discover now