capítulo dieciséis

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Esa mañana fue fría, más de lo usual para un día de febrero, o quizás sólo era lo sensible de su cuerpo que comenzó a sentir cualquier cambio en cuanto recibió ese correo.

— Hemos recibido un reporte de... conducta inapropiada.

— Tuve un percance, nada grave. Ya lo controlé.

— ¿Eres consciente de los dos menores que viven contigo?

— Sí.

— ¿También eres consciente de tener a otra persona canalizada por parte de una organización independiente y que no eres su representante?

— Sí.

El hombre, de aspecto varonil clásico, dejó los lentes gruesos en el escritorio, de fondo sonó un teléfono que fue atendido al tercer tono. Llevaba una camisa azul cielo que resaltaba lo moreno de su piel, el cabello le era ligeramente escaso en la coronilla pero era compensado por la figura fuerte y una barba que quería crecer desde sus patillas, sus ojos, serios y cansados, miraron a HoSeok que estaba sentado frente a él, sin el aire armonioso que siempre portaba, con los ojos entornados en seriedad y la quijada endurecida.

— Jung... —Juntó sus manos— ¿qué pasaría si alguno de los tutores legales de los niños toma acciones legales? Estuvieron en peligro.

— No lo harán. Y no estuvieron en peligro.

— ¿Qué pasa si alguien ajeno pide que revisen tu casa por lo que ocurrió?

— No pasará nada. —Asintió— vivo en completo orden, los niños cumplieron el periodo de terapia, también están al día con sus clases teniendo calificaciones aprobatorias y sus programas de salud están cubiertos.

— Me refiero... —suspiró aflojando su corbata— que si alguien pide una investigación notarán que tienes a dos menores viviendo con alfas... que... tienen... ya sabes... —miró a los documentos en su escritorio oscuro— que conviven de manera especial.

— Gays. —Frunció el ceño— se les llama gays, Kang. Y sí, no entiendo lo malo de ello.

— El problema no soy yo, Jung. —HoSeok se recargó más contra su asiento escuchando su apellido en la voz gruesa y demandante— el problema son los jueces que aún siguen viviendo la época prehistórica. Ellos creen que las personas homosexuales tienen tendencias que pueden herir a los menores. Si se enteran, a ambos les quitan la custodia.

— Mi labor es ver que los niños Kim cumplan con los programas asignados por sus apoyos, no han faltado a una sola cita médica, no sufren de ningún tipo de maltrato. Están perfectamente bien. Estás siendo paranoico.

— No. —Tomó una de sus plumas y comenzó a moverlas entre sus dedos, acto que reflejaba el estrés que estaba sintiendo— no lo entiendes, por culpa de este omega pudiste perderlo todo. ¡Incluso pudiste perjudicar a la organización "Tiresias"!

— No pasó nada de lo que imaginas. —Ladeó el rostro pensando en el omega mencionado— no puedo juzgarlo, ni yo ni nadie.

— No se trata de un acto poético de juzgar o no. Se trata de que él entienda que tú lo estás haciendo por su bien y que te puso en peligro, ¡puso a los niños en peligro!

— Él ya lo sabe.

Kang se levantó de su asiento, caminó del otro lado de su escritorio y cerró la puerta poniendo el letrero de "junta" para evitar ser molestado. Se acercó a la mesa pequeña que se encontraba en uno de los laterales, prendió la cafetera y escuchó el rugido de la misma. HoSeok se relajó en la silla, no iba a dejarse intimidar porque su jefe fuese un alfa.

no me dejes caer ›› ymWhere stories live. Discover now