Capítulo 10

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Es la noche vestida de satín, una dama de rojo que desmiente los más profundos sueños y anhelos, una melodía calmada, levemente fina. La noche es mi compañera esta velada. Esta noche baila conmigo, como la muerte con la vida, como el cielo con la tierra, tal un ángel con el diablo, me toma en sus brazos mientras doy un sorbo a mi café, sonrío.

Hace mucho tiempo que no me sentía así, tranquilo. Me acerco al radio y subo más el volumen. No sé bailar, pero esta noche no es necesario saberlo. Me muevo al compás de la canción, hacia la derecha, ahora a la izquiera y para afirmar el coro de la canción una vuelta: otra más con el ritmo ferviente convertido en ondas atravesando mi cuerpo como descargar de electricidad.

Jeon se convirtió en el desvelo de mis sueños estos días. Decido olvidarlo esta vez, decido seguir bailando sin pensar en el mañana.

Decido extrañarme esta noche, no deseo pensar más. Una vez más, la melodía me saca una sonrisa, una vez más. Una vez más. Imagino que alguien baila conmigo, me muevo de un lado a otro, i love you, just let me go.

Miro el rejol, 10:30 pm. Aún es temprano. El tiempo aún es joven.

Suspiro, el tiempo, fiel aliado, cruel enemigo.

Siempre guardé el anhelo de escribir, quizás por eso mis palabras son como telareñas, tejidas con palabras agudas, graves y esdrújulas, conectadas con consonantes, rimas, versos y prosas. Me senté en mi escritorio, tomé mi libreta y comencé a escribir.

Vientos de cambio, siempre creí que la vida seria más bondadosa conmigo, jamás apresure los acontecomientos a los cuales mis propias decisiones me habían llevado, a perderme en mí mismo, a no saber encontrar el camino correcto. A querer detener el tiempo y crear una red que quebrantara la realidad que percibimos. Pero eso sería sumamente peligroso, rompería la línea del tiempo y todo sería destruído. Seria una total locura destruir los márgenes de todo lo que conocemos, muy egoísta talves. Muy soberamo de mi parte.

Sobre las miles e incontables veces que reflexioné, no podía hacer más que redondear en todo ello. Esta noche, solo soy yo, en la soledad de mi habitación, con la música como detonante para mi irremediable y terco corazón.

Esta noche como Shakespeare, tomo la voz dentro de mí y represento mi monólogo interno, el grito de mi voz como una guitarra eléctrica, guiando mi estelar debut. El compositor principal, conmovido ante mis notas hirientes como espada, entona su voz; don't you cry tonight. Don't you cry tonight.

Repito la oración, la sensación crece más dentro de mí, siento mi rostro caliente, un nudo en mi garganta y un dolor que fluye como río, una lágrima cae, oh no, otra más, y otra más.

El coro se repite, mientras recojo los pedazos que aún están en mí. La melodía parte mi alma.

Don't you cry tonight. La melodía parece terminar. El dramaturgo se pone de pie, se lanza al sofá. Y se rinde al compás de la canción. Fin. Fin a esta velada, dejándome caer en los brazos de Morfeo como la más delicada de las plumas.







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⏰ Last updated: Mar 26 ⏰

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