Capítulo 6

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La fiesta luego de la ceremonia era hermosa. Los detalles combinaban entre sí, y no me refiero a que los colores estaban balanceados, sino más bien a que siendo tan diferentes ambos habían podido logran tan bella armonía.

Existen amores destinadas por Dios. Seres destinados a encontrarse y trazar sus caminos, a deleitarse entre sus diferencias, enlazando cada paso, uniendo sus anhelos. Fundiéndose en las sábanas de su habitación.

Quizás sí. Quizás ellos eran una de esas parejas.

Solté un suspiro, mi amor de primavera. Eteréo para el corazón.

Sin duda el desamor es un trago amargo al paladar. Me siento como un niño jugando a la orilla de la playa, enamorado del mar, pero es imposible, la marea siempre se alejaría de mí, y, cuando mi necedad me llevaría a meterme mar adentro, moriría inevitablemente.

Justo como en este momento, mi corazón sufriendo. Pero, aquí estoy sentado en la última mesa donde nadie me ve, una copa me acompaña en mi idilio mientras sello mi sentencia esta noche de abril.

A partir de esta noche perdí un amigo... y no podría hacer más.

Esta noche se irían de luna de miel, era lógico y normal.

Estoy embaucado.

Pero su ausencia me serviría para aceptar los echos que aconteceran estos días, me levanté del asiento y me dirigí a la mesa de regalos coloque una cajita que dentro llevaba su regalo y una carta, aún tenía mucho que decir y definitivamente lo diría.

Dejé el regalo sobre la mesa y me fui.

Tomé mi chaqueta en mi lugar y salí de la recepción. Necesito salir de aquí y dormir.

Bésame. Where stories live. Discover now