Cita 3.

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El amor es dulce y contemplador.

El silencio escaso y arrollador.

Esta vez la situación era diferente, muy diferente; completamente complicada. La cita de esta ocasión atinaba a un caos total.

Desde aquel día que me alejé de Jeon y su prometida en una situación amorosa, tomé un poco de distancia, no contesté sus mensajes y tampoco tomaba sus llamadas, evité los lugares que solíamos frecuentrar entre semana.

Había logrado controlar la ansiedad que toda esta situacíon implicaba. Y, en el fondo, me encontraba un poco harto de lo que sucedía, me estaba hiriendo yo solo. Nadie me estaba obligando, yo solo me llevaba hacia el matadero, Jeon Jungkook.

En algunas ocasiones sabemos que las cosas nos hacen daño, pero no queremos verlo, mucho menos aceptarlo. Deseamos estar ahí, sufriendo. Estoy perfectamente consciente de ello.

Estuve apunto de rendirme, pero el destino es infame, manipulador, astuto y devorador.

Jeon tenía mi correo electrónico. Mi cuenta de gmail. Hace dos días recibí un correo con destinario de mi mejor amigo que decía:

 Hace dos días recibí un correo con destinario de mi mejor amigo que decía:

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De: JeonGjk.
Para: Park.

Hola, Jiimin, he tratado de contactarme contigo. ¿Dónde estás?, parece que estás desaparecido.

Queria proponerte algo diferente para nuestra tercera cita. Más bien, te cobraré uno de los tantos favores que hemos echo estos últimos días.

Quiero que seas mi caballero de honor en mi boda. Lo sé, suena tonto, pero bonito también. Y tú, eres bonito. Así que quedan bien en ti, caballero de honor para ti, que eres bonito.

Entonces quiero invitarte el viernes por la noche a que asistas a nuestro ensayo de bodas. Te espero en la iglesia a las 8 de la noche para nuestro ensayo.

Besos.

Posdata: me debes una explicación de por qué no respondes y me tienes por aquí, como si fuera una mujer tóxica buscando a un hombre.

Así fue como terminé acá. Un traje negro: formal, cabello arreglado, y un ramo de flores para los novios.

Estaba sentado en medio de los familiares de ambos novios. Me sentía levemente incómodo, todos estaban emocionados y yo, pues, solo hacia acto de presencia. Todos estaban felices, lloraban al ver a los novios practicando sus votos.

« Tu corazón nunca estará vacío, tu alma nunca estará sola porque yo seré como tu sombra, tu mano nunca caerá porque yo la sostendré firmemente...»

Me levanté de la silla y me dirigí a la salida, mi corazón no estaba soportando los votos de Jeon. No iba a irme, no aún, pero no quería sofocarme más.

Me paré en el marco de la puerta y crucé mis brazos. Los votos ya habían finalizado, o eso creía desde donde estaba realmente no oía nada.

Pero asumí que era así, ella se acercó a Jeon, tomó su rostro entre sus manos y lo besó. Fue un beso dulce, digno de un par de enamorados.

Sin embargo, Jeon desvió su mirada de ella y la fijó en mí, su mirada profunda puesta en mí.

Le sonreí y animé.

Eso, campeón. Grité en voz alta, todos voltearon a verme y rieron conmigo, sumándose a animar.

Solté el aire. He sido salvado por la campana.

— No te parece que las bodas son el lugar perfecto para llorar por todo, menos por los novios — hablaron detrás de mí, me giré para ver de donde provenía la voz. — Soy Jin, hermano de la prometida. ¿Por qué estás aquí?

— Soy amigo del novio.

Asintió. Hice un ademán de despedida y regresé a mi asiento.

Excelente cita.

Mi teléfono vibró.

Era un mensaje de Jeon.

En esta cita espero que puedas ilusionarte con el amor de nuevo. Quién sabe y seas tú el siguiente en casarte.

Estoy hundido, suspiré y cerré los ojos.

Definitivamente contrataré un sicario.







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