Chica

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—Ay, conejita —suspiré idiotizado

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—Ay, conejita —suspiré idiotizado.

Desde el otro lado de la cocina, Cinnia me miró con intriga. Tenía las manos hundidas en una gruesa masa verde y se quedó quieta apenas me oyó.

O eso creyó.

Creyó escucharme.

Maldita sea.

Entreví que mi conejita estaba haciendo cosas terribles conmigo.

Un desastre para el que no estaba preparado.

—¿Dijiste algo? —me preguntó después de mirarme por largo rato.

Negué con desinterés y seguí leyendo el informe de salud de Bonnie que me había robado de la clínica. Pronto empezaría las terapias físicas.

Cinnia se mostró terriblemente desconfiada y rodeó el mesón en el que trabajaba conforme se sacudió las manos para quitarse la harina.

Seguí ignorándola con la mirada, pero, en el fondo, me mantuve atento y cuidadoso de su cercanía.

Labios apretados, pensamientos en calma.

Bonnie fuera.

—Creí escuchar que dijiste algo... —insinuó.

Rodé los ojos y con fastidio me levanté para irme. Agarré el informe médico de Bonnie y me lo escondí debajo del brazo para que no pudiera verlo.

Me dejó llegar hasta la puerta cuando me enfrentó.

—Me equivoqué —aceptó y me detuve cuando pensé que diría algo interesante, pero me atacó donde más me dolía: en mi nueva debilidad—. Todo este tiempo pensé que era la oveja... —se rio—, pero ahora veo que es la conejita la debilidad del león —sugirió y se carcajeó—. ¿O es un lobo? —preguntó divertida.

Le divertía mi nueva obsesión.

Agarré el pomo metalizado de la puerta con rabia. Lo estrujé con arrebato.

Maldita Cinnia, vieja impertinente. Casi setenta años y con el oído de una maldita leona. Italiana...

Por encima del hombro le regalé un desprecio y me preparé para partir.

—¡Por si te interesa! —gritó y me detuve en seco—... hoy estamos invitados a una cena en la casa de familia Torres. Prepararán una cena para Salvatore —me comunicó con soltura.

Era el cumpleaños de Salvatore.

Volteé para mirarla.

Ella se aguantó una sonrisa entre los labios.

Al parecer mi ansiedad por ver a mi conejita la divertía más de la cuenta.

Alcé los hombros, queriendo demostrarle desinterés a todo el asunto del cumpleaños de Tore y la casa de la familia Torres.

Corazón italianoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ