Sangre y tejido

3.1K 419 152
                                    

Lucero me hizo compañía a primera hora de la mañana

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

Lucero me hizo compañía a primera hora de la mañana.

Traía una caja femenina con mi nombre recortado con letras brillosas.

Se sentó a los pies de mi cama y con mucha emoción me ofreció la caja. Era un obsequio especial. Lo supe en cuanto vi el brillo en sus ojos.

—Cuando nos venía el periodo por primera vez, la hermana mayor preparaba esta cajita femenina para la hermana menor. Michelle la preparó para mí y es mi compromiso como hermana mayor prepararla para ti, porque no creo que Dereck sepa de estas cosas —me dijo con su alegría característica. Le sonreí. No sabía qué decir—. Ábrela.

Asentí sonriente y la destapé con cuidado. No quería estropearla, porque era perfecta.

—Compensas dobles para las noches, simples para los últimos días, medicamentos para el dolor. Saquitos para aplicar calor, un libro de romance dramático para llorar con excusas. —Nos reímos las dos—. Chocolates, estos son verdaderamente importantes y ropa de emergencia para los accidentes.

Me reí tímida.

No tenía el periodo. Nunca lo había tenido.

Los médicos decían que se debía a la medicación que consumía para tratar mi enfermedad, pero la verdad era que nunca había tomado dicha medicación.

No quería creer que había algo malo en mí, porque ya tenía suficiente con los problemas actuales.

—Gracias... —La miré sonriente.

No sabía cómo detener la mentira. Si decía que no tenía el periodo, rápido creerían que me había lastimado, pero no había marcas a las que pudiera culpar.

¿A quién iba a culpar entonces?

—¿Te duele algo o...?

—Estoy bien. —No dejé que Lucero terminara la pregunta. Me sentía culpable por tenerla preocupada—. Me siento bien —añadí tensa, queriendo calmarla.

Lucero sonrió y se levantó para ir a ayudar a su madre con las quehaceres diarias.

Caminó hasta la puerta y, aunque sus ojos negros se centraron en mí, algo más llamó su atención.

Oh no.

Uno de los vidrios de la ventana estaba manchado con sangre.

Ella se acercó para mirarlo curiosa. Se notaban los dedos gruesos. Disimulé sonriente, haciéndome la tonta. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Lucero me miró con intriga y, cuando creí que todo terminaba, sus ojos encontraron otra pista.

Dos gotas gruesas de sangre manchaban el piso de madera.

Lucero se reservó sus comentarios y buscó algo con lo que limpiar. La sangre continuaba fresca.

Pensé que me desmayaría en ese preciso instante.

Corazón italianoМесто, где живут истории. Откройте их для себя