Prólogo: Scala ad Caelum

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¿Qué hubiera pasado si Riku saliera herido?

¿Qué hubiera pasado si Sora se sacrificara para salvar a su mejor amigo?

¿Qué hubiera pasado si... Sora desapareciera del mundo donde él pertenece?

...


🌊




Sora observaba la pelea de Natalia con lo poco que le quedaba de fuerzas. Con un quejido, Sora estiró su mano hacia Natalia en un desesperado intento por ayudarla. Verla en peligro le daba fuerzas para no rendirse.

Riku se arrojó sobre Linda mientras Kairi iba tras Natalia para ayudarla a combatir contra Vanitas.

Sora tosió sangre, cada ráfaga de dolor era una puñalada. Aun así, no podía desviar la mirada de Natalia, luchando entre golpes y arañazos con Linda. Ella no caería... no después de recobrar la consciencia.

Reuniendo sus últimas fuerzas, estiró la mano hacia su Keyblade olvidada. Si lograba alcanzarla... aún podía salvarla. Por ella, resistiría el dolor hasta el final.

Sora logró tomar su Keyblade débilmente antes de que la oscuridad lo consumiera. Ya no sentía su cuerpo, sólo oía vagamente las voces a su alrededor como un eco lejano.

—¡Riku! ¡Cuidado! —gritó Kairi desesperada.

Aquella voz logró sacudir la neblina en su mente. Sora abrió los ojos con esfuerzo, tratando de enfocar. Distinguió sombras peleando a lo lejos. Riku estaba en problemas.

Con un gruñido, trató de incorporarse. Su cuerpo no respondía. Sólo podía ver, impotente, como sus amigos arriesgaban sus vidas mientras él yacía inerte.

"No...Riku, Kairi...resistan..." pensó con desesperación. Trató de alcanzar su Keyblade una vez más, pero sus dedos ya no se movían. Solo podía observar y rezar porque todo terminara pronto. Que Natalia y los demás salieran ilesos de aquella batalla, aunque él hubiera fallado en protegerlos.

Con un enorme esfuerzo, tomó su Keyblade, usando todas sus reservas. No permitiría que lastimaran a sus seres queridos. Aunque muriera en el intento, los protegería hasta el último aliento.

Sora aferró su Keyblade con el último resquicio de fuerza que le quedaba. Sus amigos corrían un grave peligro, y no podía permitir que resultaran heridos.

Con un rugido de agonía, se impulsó sobre sus rodillas. Su visión se nublaba por el dolor y la sangre perdida, pero podía ver borroso las siluetas de la batalla. Debía alcanzarlos...debía protegerlos.

Apoyándose torpemente en su arma, logró ponerse de pie. Temblaba como una hoja, al borde del colapso. Dio un paso vacilante, luchando por no desvanecerse. Otro más, jadeando entre dientes.

Podía oír los gritos de desesperación de Kairi, los gruñidos de Riku bajo el ataque de Linda. Con un rugido desgarrador, Sora se impulsó hacia adelante, usando su última pizca de voluntad. Caería peleando antes que dejar que lastimaran a sus amigos. Aunque el mundo se desplomara a su alrededor, los protegería.

Sora logró acercarse a duras penas. Vio a Riku enfrentando a Linda, débil tras luchar con Vanitas. Ella blandió su arma con saña, hundiéndola en el pecho de Riku.

Su amigo abrió los ojos desmesuradamente antes de desplomarse sin vida. Kairi gritó desgarrada viendo su cuerpo inerte. Un rugido de dolor escapó de los labios de Sora.

No... Riku no podía dejarlos. No ahora. Sora ya no tenía fuerzas, pero aún le quedaba una carta por jugar.

Aunque fuera lo último que hiciera, salvaría a su amigo. Invocó todo el poder del Despertar en su interior, sabiendo el alto precio que pagaría. Una cálida luz envolvió su cuerpo, transmitiendo la vida que le quedaba al alma de Riku.

🌊

Riku fue despertando paulatinamente, guiado por los desgarradores sollozos que oía a su alrededor. Al abrir los ojos, todo estaba borroso y confuso.

Poco a poco, fue recuperando la conciencia y recordando lo que pasó. Vanitas, la batalla, el golpe de Linda quitándole la vida. Luego, una calidez en su interior que lo trajo de vuelta.

Sora...

Se incorporó trabajosamente, buscando con la mirada al resto y terminó encontrándose con Natalia llorando amargamente en el suelo mientras era consolaba.

Riku se puso de pie con esfuerzo, sintiendo un pesar en el corazón. Algo andaba terriblemente mal.

—Natalia... ¿qué sucedió? —preguntó con un hilo de voz.

Ella solo podía sollozar, incapaz de articular palabra. Kairi bajó la mirada con tristeza, inundada en llanto. Goofy explicó:

—Sora uso el poder del despertar para que revivieras, y debido a que lo abusó demasiado, pues... desapareció.

Riku sintió que el mundo se venía abajo. Sora...su mejor amigo había dado su vida por él. Usó el despertar a sabiendas del riesgo, todo por salvarlo.

Soltó un rugido de angustia, cayendo de rodillas. Golpeó el piso con fuerza, maldiciendo su debilidad. Si tan solo hubiera sido más fuerte, Sora aún estaría ahí.

Se arrastró hasta donde lloraba Natalia, abrazándola con cuidado entre sus brazos. Ella ocultó el rostro en su pecho, sacudida por los espasmos del llanto.

—Lo siento...perdóname —murmuró Riku quebrado, acunándola.

Daría cualquier cosa por traer de vuelta a Sora. Todo era su culpa. Su amigo había muerto creyendo en él, y ahora sólo quedaba el vacío de su ausencia. Riku cargaría para siempre con esa culpa en su corazón.

—Debe... haber una forma de traerlo devuelta... —balbuceó Kairi—. Alguna forma...

Riku se aferró a las palabras de Kairi como un náufrago a una tabla. Sí, debía haber alguna manera... Sora no podía haber muerto en vano.

Secó sus lágrimas con firmeza, levantando a Natalia en brazos cuando ella se aferró a su camisa, incapaz de dejar de llorar. La tristeza de ambos era un abismo de dolor.

—Buscaremos la manera —le prometió Riku con fiereza—. En cada mundo si es necesario. Sora daría su vida por cualquiera de nosotros, ahora debemos devolverle el favor.

Miró a Donald, Nat, Goofy y Kairi, transmitiendo toda su determinación. No descansaría hasta traer de vuelta a su mejor amigo, aunque tuviera que desafiar a la muerte misma. Sora merecía otra oportunidad, y Riku se la daría cueste lo que cueste.













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Continuará...



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