CAPÍTULO 16| MARATÓN 2/4

853 158 1
                                    

Alex Morgan

Me despierto por el insistente sonido de mi celular.

-Joder, quién mierda es a esta hora?.- suelto con molestia contestando la llamada sin ver quién es.

- Buenos días para tí también hermanito, ¿Qué pasó que estás más gruñón que de costumbre?, pareces un perro en época de celo.- suelta con burla la voz del otro lado y gruño con molestia al escucharlo.

-Vete a la mierda Recce, que quieres?; estoy ocupado ahora.- digo con irritación, cuando volteo a mi costado y me doy cuenta de que Sara no está en la cama.

Me levanto de la cama y voy a buscar unos shorts para ponermelos e ir a buscarla.

-No sabía que estar ocupado es tener la polla metida en cualquier agujero.- me contestan del otro lado del teléfono y vuelvo a interrumpirlo con molestia.

-Eso a tí no te interesa, solo di lo que tengas que decir y déjame tranquilo.- digo ya de mal humor, mientras busco a Sara y sonrio cuando la encuentro en la barra de la cocina sentada, tomando un jugo de naranja.

Mis ojos se oscurecen de deseo al verla llevar solo mi camisa y unas bragas negras que resaltan sobre la camisa blanca, joder con solo verla ya me puse duro.

-Solo llamaba para decirte que necesitamos vernos hoy, ya estoy en Londres, me estoy hospedando en el hotel ******, te estaré esperando, tenemos mucho de que hablar Alex.- Reece vuelve a interrumpir mis pensamientos y al terminar de decir eso finaliza la llamada.

-Maldito hijo de...- maldigo por lo bajo, cuando me veo interrumpido por la voz de Sara.

-Gracias Rosa, ya te puedes retirar.- le escucho decir a Sara y la señora sale de la cocina dándome los buenos días.

Al escucharla Sara se da vuelta y me ve con una sonrisa, mientras cruza sus piernas dejandome ver aún mas el principio de sus bragas y se muerde sensualmente el labio cuando ve que sigo ese movimiento con mis ojos.

-¿Qué tal bello durmiente?.- me saluda con burla, sonrio para acercarme a ella y jalar la hacia mí, mientras me apoderó de su boca con ferocidad.

Mis manos inmediatamente se deslizaron hacia abajo para agarrar su trasero con firmeza y le doy un ligero apretón, haciendo que ella suelte un gemido, sonrió, hoy por fin se acabó esa maldita restricción del demonio, hoy puedo volver a disfrutar de los placeres que me otorga el maravilloso cuerpo de mi mujer.

-Buenos días, preciosa.- respondo luego del beso y acaricio su rostro, mientras dejó un beso en su frente, siento como cierra sus ojos y suspira.

-Buenos días.-dice en voz baja, casi casi que en un susurro.

Posa sus brazos al rededor de mi cuello dejando ligeras caricias ahí y yo abrazo su cintura, la miro a los ojos, me gusta cuando se pone cariñosa conmigo y aunque aveces es un poco fría, como al principio que nos conocimos, poco a poco se va desenvolviendo y eso me encanta.

-¿Cómo amaneciste, preciosa?.- pregunto acariciando su mejilla y ella se inclina a mí tacto.

-Amanecí muy bien y con hombre sumamente sexy a mi lado.- dice con un tono juguetón abriendo esos preciosos ojos que tiene y me es imposible no sonreír.

Esta mujer me vuelve un idiota, me siento como un jodido adolescente tonto y hormonal, pero no me importa serlo si es con ella.

Cualquiera que me vea así diría que soy otro o que estoy embrujado, incluso yo me sorprendo de mi forma de actuar con ella, pero este es el efecto que Sara tiene en mí, esta mujer me tiene a sus malditos pies y ni siquiera lo sabe.

MAKTUBWhere stories live. Discover now