Al despertar, lo primero que vi en el espejo fue a otra persona, era yo, pero en otro cuerpo. No me explicaba como pudo suceder, yo debería estar muerta. No sabía quién era, pero cuando lo supe quise maldecir mi mala suerte. Sara Harts, ese era mi n...
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Me miré al espejo y sonreí ante mi reflejo, estaba extremadamente preciosa. El vestido que elegí era sencillo, pero elegante además marcaba muy bien mis curvas e iba a juego con mis tacones.
Termine de arreglar mi maquillaje y cabello, justo a tiempo cuando escuche el timbre sonar, suspiré, estaba nerviosa, muy nerviosa, no sabía lo que iba a pasar en esta cena, pero dejaría que todo fluya de manera natural.
Solo espero que con esto Alex deje de lado su pequeña obsesión por mí.
Bajé despacio por las escaleras y llegué hasta la entrada para verlo ahí recostado en su auto esperándome.
Vestía un terno negro que le quedaba muy bien y lo hacía ver muy elegante.
En cuanto escuchó el sonido de mis tacones alzo la mirada, esta reflejaba deseo y adoración, pero también había algo más que no pude descifrar, su mirada recorrió todo mi cuerpo, mientras se mordía ligeramente el labio.
-Estas jodidamente hermosa.- soltó con voz ronca, mientras me tomaba de la cintura, reí.
-Tú tampoco estás nada mal, Morgan.- respondo con una sonrisa mirándolo a los ojos.
Alex solo sonrió y me abrió la puerta del carro, subí al asiento de copiloto y lo miré, mientras prendía el coche.
Él arranco el coche y de vez en cuando volteaba a mirarme, pero no me decía nada, hasta que decidí romper el silencio que había.
-Aún no me has dicho dónde me vas a llevar.- le digo mirándolo y veía como se le marcan las venas en las manos cada vez que volteaba el volante.
Él solo se giró a verme con una sonrisa y bajó su mirada a mis pechos que resaltaban más con el vestido que llevaba puesto, para luego decirme .
-Es una sorpresa, no estés tan ansiosa, solo déjate llevar, Кукла.- mencionó volviendo la mirada a la carretera y levanté una ceja ante su forma de llamarme.
-Хорошо.- respondí con simpleza y él soltó una risa ronca que envió ondas eléctricas a todo mi cuerpo, sobre todo a mi centro, haciéndo que apretara mis piernas al oírla.
Maldita sea, maldigo internamente, estos días sin sexo me están pasando factura.
Alex miró mis piernas y sonrió con arrogancia, rodé los ojos, maldito, él sabe lo que provoca en mí, ah pero dos pueden jugar lo mismo.
Comencé a acomodar mi escote y los ojos de Alex siguieron el movimiento de mis pechos al moverse, sonrió al ver el bulto en su pantalón.
-Si sigues mirándome vas a provocar un accidente, los ojos en el camino "cariño".- digo en tono de burla y volteo su cara al frente.
Él solo soltó un gruñido, murmurando algo que no pude escuchar y siguió manejando.
