6. Debajo de la mesa

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—Bienvenida, soy Emma Storni.

—Gracias, soy Lexy —añadió ella con cortesía, ignorando el apellido de su acompañante.

—¡¿Lexy Bouvier?! —preguntó Emma y sonrió feliz—. ¡Te conozco, bueno no te conozco, pero leí tu informe, eres la nueva secretaria de Joseph!

—Ah, cre-creo que sí —respondió Lexy, muy confundida.

—¡Bah, que tonta, Joseph es mi hermano! —exclamó Emma con su evidente alegría.

—No sabía que el Señor Storni tenía hermanas —musito Lexy, sonriente.

De pronto, se sentía cómoda con la jovencita que la observaba con grandes ojos.

—Ay, no le digas Señor, no es tan viejo para eso.

—Es por respeto —cuchicheó Lexy y se sonrojó con nervios—. ¿Qué-qué edad tiene? —se atrevió a preguntar y apretó los puños con fuerza ante su osadía.

Emma, la hermana menor de Joseph sonrió coqueta y luego frunció los labios con gracia.

—En enero cumple treinta —respondió y levantó las cejas—. Es capricornio, caluroso, apasionado... ya sabes. —Le guiñó un ojo y Lexy volteó asustada para mirar en otra dirección.

—Sí —contestó y abrió el grifo de agua para mojarse el rostro. Estaba acalorada y, de pronto, el color rosado les volvió a sus desabridas mejillas—. Bueno, Emma, ha sido un gusto, tengo que irme.

—Vamos juntas —alegró la chica y se pegó a su lado con gracia—. Joseph tiene un almuerzo de negocios y me ha invitado, siempre resulto buena chica calmando a las fieras —dijo y le guiñó un ojo otra vez.

Lexy suspiró y un absurdo temblor se quedó adherido en su barbilla. Los dientes le castañearon algunos segundos y los tuvo que apretar con fuerza para no evidenciarse en tan ridículo momento.

Cuando la hora de almuerzo llegó, Lexy llevaba un buen tiempo sin salir a comer afuera y los lujosos restaurantes nunca habían estado entre sus elecciones personales. Esteban nunca tenía dinero para invitarla a salir y siempre terminaba eligiendo comida rápida y la más económica, un menú que se ajustaba a su bolsillo.

Lexy se sentó junto a Emma mientras Joseph intercambió un par de palabras en el exterior del restaurante y aprovechó de la privacidad para servirse vino y beber para calmar los nervios.

—¿Y en dónde están? ¿Qué están haciendo? —preguntó muy ansiosa, mirando a todos lados.

—Hablan sobre el tamaño de sus penes, de sus bolas peludas y quién dura más —burló Emma con juvenil voz y Lexy se impactó tanto que se ahogó con el vino que tenía en la boca.

Se recompuso con prisa cuando vio a Storni caminando entre las mesas, con una sonrisa de oreja a oreja y, a su lado, un par de animados empresarios que parecían emocionados por alguna razón que Lexy desconocía.

Se tensó en su asiento cuando los tres hombres se acomodaron en su mesa y contuvo la respiración cuando Storni tocó su espalda y hombros con suavidad mientras se sentaba a su lado.

—Ya saben que Alejandra está con prenatal —explicó Joseph, mirando a Lexy con seriedad—. Ella es Lexy Bouvier y es mi nueva secretaria —acotó y los dos invitados la observaron con la misma seriedad y respeto con el que Joseph la detallaba.

—Bienvenida —habló uno de ellos y estiró su mano por encima de las lujosas copas para saludarla—. Damián y Luca —presentó.

Ella contestó a su inusual saludo y sonrió para los dos, siendo cortés, pero misteriosamente silenciosa.

Siempre míaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt