Capítulo veintitrés

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Sé qué debes tener muchas preguntas. Pero no te preocupes, por qué hay una persona que también las tienes: mi hermana. No soy digna de pedirte nada pero necesito que me ayudes a terminar lo que empecé. Hace meses que vengo recibiendo amenazas de una persona que me quiere muerta, y mi única manera de dejar algo que compruebe qué quieren hacerme daño es esta carta. No me gustaría terminar esta carta sin decir lo mucho que te amo, ojala algún día entiendas por qué hice todo lo que hice y me puedas perdonar. ''

Vuelvo a la realidad, donde estoy en el bar sentado frente a Venus. Ella me devuelve la carta y me pregunta:

—¿Entonces de quién era el bebé?

—Creí que era mío hasta que me confesó que no lo era.

Venus se toma de la cabeza.

—¿Por qué querían escaparse? ¿Cómo nunca los vi juntos?

—Tus padres no iba a aceptar que Elizabeth estuviera embarazada—le explico —. A demás, ella estaba desesperada, quería desaparecer de Wonderf.

—Supongo que tenía miedo, de las amenazas o de mis padres. No lo sé.

Asiento con la cabeza.

—¿De qué llave hablo Elizabeth en mi vídeo?

La sacó de mi bolsillo y la pongo sobre la mesa. Ella la examina con el ceño fruncido y los ojos aguados.

—¿Qué sucede? —le pregunto.

—Hay que irnos, ya sé lo que quería mostrarnos —Venus se pone de pie.

Dejó el dinero sobre la mesa y la sigo.

Narra:Venus

Lo guió a Hans hacia nuestro destino, pasamos de largo por el lago, algunas pocas casas y mercados que se encuentran hasta llegar al descampado. Mi padre solía llamarlo la guarida secreta porqué nadie podría descubrirlo.

Hans se baja del auto, yo me tomo mi tiempo para pensar y luego lo hago.

—¿Qué te pasa? —me pregunta, mientras no le saco los ojos de encima.

—Tenías el vídeo que Elizabeth me dejo y la llave ¿por qué no viniste antes?

Hans mete sus manos en los bolsillos, yo imitó sus movimientos y sacó un arma. Lo apunto en la frente.

—Si amabas a Elizabeth, ¿cómo fuiste capaz de esperar todo este tiempo para venir aquí y descubrir lo que Elizabeth quería? ¿Por qué ahora?

Él sonríe con cinismo, como si no tuviera miedo a que dispare. Hans camina un paso hacia mí y dice:

—Al principio creí que eras tú su asesina, venganza, resentimiento... La única persona que estuvo con ella antes de ser asesinada, un padre policía y un homicidio sin pruebas  —mi corazón no deja de latir en ningún momento—. Necesitaba saber en qué me estaba metiendo, después de todo lo que Elizabeth me dijo no podía confiar en ti. Me había enterado qué tu hermana me mintió sobre su embarazo y se acostó con mi primo. Tuve mis razones. Por eso me acerque a ti, te insistí en el grupo, te seguí al motel y descubrí que simplemente buscabas lo mismo que yo.

Niego con la cabeza y sostengo con firmeza el arma

—¡¿Y cómo puede creerte?! ¿cómo sé que no le hiciste nada a Elizabeth y me trajiste hasta aquí por esa misma razón?

—Si hubiera sabido a dónde me llevaría esa llave hubiera venido antes, lo hubiera hecho todo yo solo, pero solo tú sabías de qué se trataba esa llave. Por eso espere, me acerque a ti, te cuide como Elizabeth me pidió y cuando empezaste a descubrir cosas no me quedó otra que decirte la verdad.

—No... —colocó el arma sobre su frente con presión. Siento impotencia, dolor, demasiado dolor —. ¿Por qué harías todo eso?

Hans me mira fijo con el mismo dolor que yo siento. Su voz tiembla, sus manos también y por primera vez veo que sus ojos se quiebran.

—¡Por que la amaba! —grita —. Toda esta mierda lo hice por ella, fui paciente aunque muchas veces perdí la calma y aunque me dolía estar cerca tuyo, aunque me recordabas a ella, hice todo lo qué me pidió.

Lo miro fijo durante unos segundos, soy consciente de qué estoy llorando pero no puedo contenerme. Bajo el arma y siento que me quiebro, como si una parte de mí dejara de luchar.

—Elizabeth me engaño igual que a ti pero ahora necesito descubrir lo qué le pasó para tener un poco de paz, solo por eso estoy aquí  —Hans tensa su mandíbula y extiende su mano hacia mí.

Le doy la mano, entregándole el arma y empiezo caminar. Hans me sigue sin decir una sola palabra hasta encontrar la pequeña choza.

—¿Qué es este lugar? —me pregunta.

Me quedo unos segundos observando.

—Nuestra casa secreta... —susurro —. Mi padre nos trajo aquí la primera vez que nos mudamos al pueblo, dijo que iba a ser nuestro lugar secreto, pero no volví a venir desde que Elizabeth hizo un escándalo un domingo en casa, no le gustaba venir.

Hans se acerca a mí.

—Entonces hay que entrar.

Y eso hacemos. La llave encaja perfectamente con la cerradura, la puerta se abre y aunque tenemos que alumbrar con nuestras linternas somos capaces de ver lo que hay dentro.

—No puede ser... —me sorprendo.

¿Qué pasó con Elizabeth Parker?Where stories live. Discover now