2. Las mentiras de la novia

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Señorita Bouvier,

Favor especifique su dirección personal para enviarle su uniforme corporativo y algunas otras pertenencias que utilizará durante su estadía en Open Global, incluida nuestra política interna.

Atentamente,

Joseph Storni.

Lexy no dudó ni un segundo y respondió sin darle muchas vueltas al asunto. Aunque intentó expresarse de manera formal y directa, no lo logró y respondió un manojo de palabras y frases que no tuvieron mucho sentido para Joseph.

Señor Storni,

No creo que usted quiera traerme el uniforme a casa, aunque sería bienvenido a cenar con nosotros, mi abuela acaba de regresar de Australia y sería divertido tenerlo en la mesa, así puede explicarme la política, pues no comprendí mucho lo que Alejandra me detalló.

Vivo en Avenida Monte Sur #6096. Es una casa de dos plantas color damasco y con un jardín amplio rodeado de pinos altos.

Atentamente,

Lexy B.

Al otro lado de la pantalla y aún encerrado en su oficina, Joseph Storni se quedó atónito con la inconsecuente respuesta de la muchachita y se atrevió a dudar de su correo inicial. Revisó al menos dos veces su petición principal y leyó en voz alta lo que antes le había escrito, incrédulo por lo que Lexy le estaba diciendo: "lo estaba invitando a su casa y a cenar junto a su familia".

Favor especifique su dirección personal para enviarle su uniforme corporativo y algunas otras pertenencias que utilizará durante su estadía en Open Global —leyó con cuidado, escarbando entre líneas.

¿Dónde decía que él realizaría la entrega?

¿Por qué se atrevía a invitarlo si anteriormente lo había rechazado?

Pensó Storni sumido entre sus pensamientos y se quedó paralizado sin entender lo que la jovencita le decía, pero tras pensar detalladamente en la descabellada respuesta de Bouvier, se rio y se tocó el filo de la camisa en búsqueda de aire fresco.

Imaginar a la chiquilla en la naturalidad de su hogar le resultaba excitante, tanto como recordarla en cuatro patas, gateando por su sala de reuniones, con una falda ligera y poco ajustada.

Tuvo esperanzas de encontrarla con un pantalón ajustado al culo y las caderas; un top a medio abdomen, el cabello suelto y la lengua traviesa.

Suspiró y se levantó desde su escritorio con apuro y tomó una decisión.

Una decisión no muy seria ni muy buena.

Por el otro lado de la pantalla, Lexy dejó en el olvido su teléfono móvil y a su jefe, y se enfocó en tomar una ducha y vestirse con ligereza para encerrarse en la cocina de su hogar para darle la bienvenida a su queridísima abuela.

Preparó papas asadas y las rellenó con queso y cebolla; pimienta y sal. Mientras selló la carne en una plancha eléctrica que su padre le había obsequiado en la pasada navidad, bebió vino, anhelando apagar el revoltijo de tripas que tenía desde la entrevista.

Se acomodó el cabello detrás de las orejas unas cuantas veces y bebió más vino, mientras escuchaba las risas de sus padres y de su prometido, quienes oían con atención las divertidas historias de su juvenil abuela.

Siempre míaWhere stories live. Discover now