14

911 64 5
                                    

Dicen que tu primer beso debe ser algo espontáneo o sencillo, debe de ser con alguien que te guste mucho, debes de ver fuegos artificiales o imaginar una multitud aplaudiendo orgullosos aquella acción.

El mío, no fue espontáneo, no fue con alguien que me gustara y mucho menos había imaginado fuegos artificiales o aplausos; todo lo contrario.

Él había sido mi primer novio, el chico más guapo de la escuela, el chico con él que todas querían andar. El de mejores gustos musicales y mejor look, ropa siempre de marcas reconocidas y mirada sexy... Guapo, carismático y sexy. Llevábamos poco más de tres meses siendo novios y yo jamás lo había besado, a pesar de que él lo había intentado mil veces en cada una de nuestras salidas al cine. Estábamos en la fiesta de Halloween cuando él tomó mi rostro con fuerza y antes de que yo pudiera evitarlo, sus labios tocaron los míos, su lengua toco la mía y sus dientes dejaron una marca en mis labios.

No fuegos artificiales, no sencillo, no aplausos.

Sentía como si él hubiera abusado de mi, y no podía dejar de preguntarme cómo había sido el primer beso de su hermana. Terminé esa relación una semana después, muchos besos forzados después, y casi sin labios.

Mi siguiente beso fue con una de mis mejores amigas la noche de graduación en el instituto, un Cuatro de Julio. Espontáneo, sencillo y con fuegos artificiales. Aunque jamás me había gustado o había sentido algo por ella, había sido increíblemente bueno.

Otras dos amigas se habían encargado de ser las personas tres y cuatro cuando tenía quince años, espontáneos, sencillos y asquerosos. Prometimos jamás volver a hablar de ellos.

Omar había sido mi siguiente novio, tal vez no era el más guapo del colegio o él más cool de la cuidad, pero sin duda era guapo... Y decía que me amaba. Dieciséis años y un novio que lo daba todo por mi, ironías de mi vida.

Estábamos en el aula de computación haciendo dibujos tipo Pablo Picasso en paint cuando sentí como Omar me dio un tierno beso en la coyuntura de los labios, y antes de que pudiera ponerme de pie y esconderme en los baños del colegio... Llegó el beso completo. Un beso donde mis labios no sufrieron algún daño, donde su lengua no violo a la mía y donde, por primera vez, sentía que era lo correcto; pero, no había nada más que lo correcto en ese beso.

Terminé mi relación con él dos semanas después, lo correcto no era lindo para mi... Mucho menos cuando uno de los mejores amigos de Omar apareció en mi casa llorando mientras confesaba que me amaba y trataba de convencerme de salir con él; y mucho menos, después de que Omar me pregunto si había pensado en tener sexo con él. Dios no.

Mis besos seis, siete y ocho, fueron chicas, chicas que me besaban en algunos conciertos y sin pedir permiso. Chicas que se embriagaban lo suficiente y me besaban dejando mi boca tan violada como mi primer novio y una ex novia loca que besaba delicioso, pero luego me cambio por un chico. Gente que no valía la pena, gente que no necesitaba en mi vida. Gente que jamás logro que yo pudiera creer que había dado mi primer beso real.

"¿Andas con Jauregui, niña?" Me preguntó Dinah mientras me maquillaba para una sesión de fotografía que tendríamos para una clase.

Camila Cabello, representando a la chica muerta, desventajas de seguir tan drogada gracias a los medicamentos.

"Llevamos una semana" confirmé tratando de no mover los labios. Dinah podía ser una gruñona cuando se trataba de una calificación.

Pude ver como ella reprimía una pequeña sonrisa "Bueno, me alegró".

Mi relación con Dinah no había mejorado mucho, pero al menos, habíamos comenzado a saludarnos otra vez en el salón de la universidad. Erick seguía distante, y toda su pandilla de cineastas súper culturales amantes del cine francés también. Sólo Dinah.

The Edge (CAMREN)Where stories live. Discover now