7

1.2K 70 8
                                    

Tenía un año y tres meses la primera vez que mi mamá me obligó a usar un disfraz para Halloween.

¡Y qué maldito disfraz!

En la década de los 90's Dracula seguía siendo una novedad, podría culpar a Ford Coppola por la adaptación del libro de Bram Stoker, pero entonces culparía a Nosferatu por haber sido la primer película sobre vampiros en el mundo. Y Nosferatu es una película increíble.

Mi hermana mayor, Nayelli, siempre había sido diferente a todas las chicas de su edad. Jamás había jugado con muñecas y tampoco tenía una mini cocina falsa donde jugaba a preparar la comida. En su lugar, ella había tenía la más grande colección de autos Hot Wheels que yo había visto en mi vida, tenía también bates de baseball y todo tipo de balones y pelotas deportivas. Era como tener al niño que papá siempre deseo.

Mi hermana había visto las películas de terror desde pequeña y las amaba, por lo tanto, supongo que no fue una novedad que ella hubiese escogido ser temible Dracula.

Y... todo Dracula tiene a su pequeño ayudante jorobado bastante feo. Ese había sido yo.

Una versión de un año y tres meses con una almohada en la espalda pretendiendo ser una joroba, mis torpes y descoordinados pasos para darle vida al personaje.

Tal vez había sido la única ocasión en mi vida en la que había tenido un disfraz tan elaborado. Las siguientes fiestas de Halloween habían sido bastante simples, mi etapa de adolescente en contra de lo ridículo que era vestirse como una mujerzuela me habían orillado a utilizar disfraces como Emo, Wonder woman, y mi disfraz del año pasado, Los poetas malditos, junto con Dinah y Erick.

Tal vez había sido mi Halloween más divertido, o aquel que más se acercaba a mi personalidad.

Vestimenta completamente negra.

Un libro en las manos.

No hablar ni una sola palabra en todo el día.

Era simplemente yo, pretendiendo ser una de los miembros de los poetas malditos para pretender ser algo diferente a lo de todos los días. El mejor disfraz al alcance de mi closet y mi librero.

Halloween había llegado, y yo me había negado a usar un disfraz. Ni siquiera todas las películas que había visto con Jacob me habían hecho cambiar de opinión, aunque estuve a punto de aceptar cuando él sugirió que pretendiéramos ser Hagrid y Harry Potter. Tal vez hubiese sido la mejor opción para sacarle provecho a la varita original que Jacob me había conseguido en Comic con de ese año, y que seguía guardada en mi closet para que no se desgastara.

Mi tesoro.

Una semana atrás algunos de los alumnos de primer año hicieron una audición para tener un papel en la casa embrujada que hacían en uno de los auditorios más conocidos de toda la ciudad. Todo San Diego asistiría a ese evento.

Lauren se acercó a mí un día después y sus ojos se encontraron con los míos. Desde la clase introducción al guión cinematográfico a la que entré, algo completamente extraño había sucedido en mí.

Había podido mantener mi mirada fija en la de Lauren, como si no hubiese tal Asperger en mi mente. Como si fuera sólo una chica más.

"Adivina quién va a ser la niña del exorcista en la haunted house" la escuché decir y un ataque de risa me invadió.

Nunca hubiese imaginado a Lauren tratando de conseguir ese papel, aunque, en realidad ella un cierto parecido con Regan.

"¿Puedo ir a verte?" pregunté

Ella sólo se encogió de hombros mientras encendía su cigarro, que novedad.

"Si quieres".

Y sí quería. Había convencido a mis nuevos... amigos, tal vez eran eso, de que fuéramos todos juntos a aquel auditorio sólo para ver a algunos de nuestros compañeros caracterizando a aquellos personajes diabólicos que habíamos visto tantas veces en las películas.

The Edge (CAMREN)Where stories live. Discover now