Capítulo 18

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Ya estaba haciéndose de noche y la lluvia afuera se veía un poco menos intensa, pero ya el claro había quedado muy mojado.... o al menos lo suficiente para que todos los gatos prefirieran estar en sus respectivas guaridas. Zarpa Azul y Cola Nocturna acababan de regresar de su entrenamiento con sus pelajes increíblemente mojados. El aprendiz azulado traía un tordo que dejó en la pila de presas, que Fuego Ardiente había arreglado para que las presas no se mojasen con la lluvia.

Apenas el gato se acercó un poco a la guarida de Corazón de Trébol, Zarpa Dorada asomó la cabeza y llamó al aprendiz con un fuerte y corto maullido. Zarpa Azul se sacudió antes de entrar para no mojar mucho la guarida, aunque casi no se quitó nada de agua.

– Vi a Zarpa de Liebre y a Zarpa de Musgo mientras regresabamos, ¡Parece que les fue bien! – Exclamó el gato azulado, entrecerrando sus ojos azules. – Estrella Gris probablemente los nombre guerreros esta noche.–

– Salió con Fuego Ardiente, Pelaje Soleado, Garra de Cuervo y Zarpa de Hielo.– Comentó nerviosamente Zarpa Pálida.– Creemos que atacarán al Clan del Viento.–

– ¡¿Atacar al Clan del Viento?! – Zarpa Azul erizó la cola.– ¡Pero si no nos han hecho nada! –

Zarpa Azul tenia razón: Los gatos del Clan del Viento no habían hecho nada malo que Zarpa Pálida pudiese recordar y tampoco eran tantos guerreros como para ser una amenaza para Estrella Gris y el Clan del Trueno.

De hecho, el Clan del Cielo tenía más guerreros y como también tenían una frontera con ellos, podían ser una mayor amenaza que el Clan del Viento.

– ¿Y si quiere eliminar al clan más débil primero? – Sugirió la gata sin pelo.

– Estrella Gris puede ser un pesado, pero no parece ser capaz de destruir a uno de los clanes para tener más territorio.– Zarpa Azul apenas alcanzó a terminar de hablar cuando Corazón de Trébol lo agarró del pescuezo como a un cachorro para acercarlo a ella y, junto a Zarpa Roja, empezaron a lamer su pelaje mojado a contrapelo.

– Ayuda a calentar a un gato y de paso le secamos toda esa agua.– Explicó el aprendiz de curandero, recibiendo las felicitaciones de su mentora por su buena explicación.

Zarpa Azul no parecía contento con tantas lamidas, pero igualmente le agradeció a ambos gatos con un ronroneo de alegría cuando terminaron.

El campamento estaba casi en completo silencio, salvo por el ruido de la lluvia suave y del viento pasando a través de los árboles. Todos en el clan ya debían saber sobre la patrulla de Estrella Gris y probablemente pensaban lo mismo que Zarpa Pálida, pero la gata sin pelo estaba segura de que nadie se atrevía a comentarlo, y que probablemente cuando Estrella Gris volviese nadie le preguntaría porqué tenían que ir tantos gatos a hablar con el Clan del Viento.

– ¡Zarpa de Musgo y Zarpa de Liebre volvieron! – Exclamó Zarpa Dorada, agitando su cola ansiosamente para luego salir corriendo de la guarida de Corazón de Trébol, mojándose de nuevo el pelaje.

– ¿Ya puedo levantarme? – Consultó Zarpa Pálida a la curandera, con la leve esperanza de poder ir a conversar con los dos aprendices mayores.

Zarpa Roja fue el que se acercó primero para revisar sus heridas: El aprendiz de curandero parecía dudar de lo que hacía, ya que volteó más de una vez para obtener la aprobación de su mentora a pesar de que ella le decía que iba bien. Luego de unos segundos que parecían eternos, el gato rojizo le dió el visto bueno, aunque le consultó a Corazón de Trébol una vez más para estar seguro.

Para cuando salió de la guarida de la curandera, Zarpa Dorada estaba acompañando a los recién llegados aprendices pero Zarpa Azul estaba sentado esperándola, aunque por su mirada, el gato azulado deseaba rápidamente volver al calor de la guarida de los aprendices.

– ¿Entonces la herida que te hizo mi hermano no es tan grave? – Preguntó el joven, con la mirada en el suelo mojado.

– No.– Zarpa Pálida negó con la cabeza, caminando rápido para alejarse de la fría lluvia.– Pero Pelaje Soleado no me dejará entrenar lucha con Zarpa de Hielo.–

Zarpa Dorada los saludó apenas entraron a la guarida, al igual que Zarpa de Liebre y Zarpa de Musgo, que estaban casi igual de mojados que la gata dorada. Los dos aprendices mayores se veían muy cansados, pero no parecían tristes o molestos, por lo que Zarpa Pálida asumió que habían cazado suficiente para pasar sus evaluaciones.

– Vi que Estrella Gris salió.... ¿Les dijo para qué? – Consultó Zarpa de Liebre mientras acicalaba su pelaje atigrado pálido.

– Fue con el Clan del Viento.– Balbuceó Zarpa Azul.

– ¡A atacarlos! – Exclamó Zarpa Dorada, interrumpiendo a su amigo.

– No podemos asumir que fue a eso, Zarpa Dorada.– Regañó Zarpa de Musgo.– ¡Y no deberías hablar mal de nuestro líder! –

Zarpa Pálida notó que el aprendiz parecía preocupado al hablar... como si temiese que Estrella Gris los oyera en ese momento y los castigara. No era la primera vez que alguien parecía temerle al líder, y de seguro no iba a ser la última, pero la gata sin pelo no estaba segura de si todos los clanes actuaban igual o definitivamente el Clan del Trueno era el único que le temía a su líder.

– Mi nombre de guerrera será Corazón de Liebre o Garra de Liebre, estoy segura.– Comentó la aprendiza mayor para romper el silencio.

– Será Cola de Liebre.– Aseguró Zarpa de Musgo.– Tu cola es corta como la de una liebre.–

– ¡No lo es! – Siseó la atigrada, sacudiendo su cola.

– Entonces te llamarás Reclamo de Liebre.– Bromeó el gato gris oscuro, dándole un golpe juguetón a la gata.

La lluvia ya había parado totalmente, pero el campamento había quedado muy mojado. Aún así, varios guerreros salieron de su guarida para descansar afuera y comer algo como era costumbre. Zarpa Dorada parecía ansiosa por salir también, pero el resto de los aprendices no se veían tan entusiasmados con esa idea... o al menos no Zarpa de Musgo y su amiga, que solo seguían despiertos porque esperaban la llegada de Estrella Gris y su patrulla.

– ¿Ya ha pasado mucho rato no? – Murmuró Zarpa Pálida, intentando pensar en como la patrulla se estaba demorando tanto si solo se suponía que iban a hablar.

Por cada segundo que pasaba, la gata sin pelo estaba más y más segura de que Estrella Gris y su patrulla realmente iban a atacar al Clan del Viento y por eso demoraban tanto. Zarpa Dorada y Zarpa Azul también debían estar pensando en lo mismo, porque de a poco los aprendices se asomaban más al campamento, hasta que los tres jóvenes se dieron cuenta de que estaban prácticamente afuera y soltaron una risita.

Sin embargo, Zarpa Pálida reconoció rápidamente el sonido de las pisadas de su mentor, y con un suave golpecito le advirtió a sus amigos que la patrulla estaba regresando, aunque estos ya se habían dado cuenta.

Pelaje Soleado entró a toda velocidad al campamento, llendo directamente con Corazón de Trébol, que se encontraba afuera de su guarida.

Entre sus fauces, el guerrero cargaba el cuerpo inmóvil de Fuego Ardiente.

– ¡Corazón de Trébol! ¡¡Por favor, haz algo!! – Rugió Pelaje Soleado, que estaba lleno de la sangre de su compañero y se veía agitado y mojado por la lluvia.

Todos los gatos en el campamento, incluyendo Zarpa Pálida, se acercaron para escuchar y ver mejor. Estrella Gris llegó justo después, y parecía saber lo que estaba pasando, porque no se veía tan sorprendido como el resto.

– ¡Fuego Ardiente ha muerto! – Exclamó la curandera.

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoWhere stories live. Discover now