Capítulo 7

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El sol por fin se estaba escondiendo luego de un agotador día para Hoja Escarchada. La gata cálico estaba entregándole a Zarpa Rojiza un poco de bilis de ratón mientras miraba a Estrella de Lodo con preocupación.

El líder todavía estaba tosiendo un poco y se quejaba de que tenía fiebre, pero la curandera ya lo había revisado muchísimas veces y tenía la certeza de que el atigrado no estaba haciendo más que fastidiarla. Para empeorar las cosas, Manto Manchado entraba a cada rato para ver al líder, aunque al parecer no era lo único que la lugarteniente quería, ya que le preguntaba a su hija que hierbas usaba y, sin importar cual fuera su respuesta, la gata siempre se quejaba de que no era una buena elección.

– Si no te gusta, deberías hacerlo tú.– Pensó la curandera con una profunda rabia, mientras ordenaba las bayas de acebo que Manto Manchado había botado cuando ingresó a la guarida, según ella por accidente.

Mientras se limpiaba las patas con un poco del agua que se encontraba en un charco, volvió a recordar la mirada de Estrella de Lodo cuando ella le preguntó por su mala reputación. El atigrado no había respondido, pero Hoja Escarchada todavia suponía que tenía que ser algo muy malo, pues ni siquiera Estrella de Lodo confiaba en sus habilidades.

– Hoja de Manzana debería saber....–Pensó, bajando las orejas antes de volver a revisar al atigrado marrón enfermo.

– Tengo fiebre, te lo dije.– Musitó Estrella de Lodo, mientras movía la punta de su cola nerviosamente.

– Solo necesitas un poco de agua, no es muy grave.– Respondió la joven curandera, dándose la vuelta para tomar una bolita de musgo y remojarla hasta que empezó a gotear.

–¡Estrella de Lodo! – Exclamó Nariz de Ortiga, entrando con pasos acelerados hasta quedar frente a frente con el líder.

– No es nada grave, relájate.– Maulló el atigrado, tomando el agua de la bolita de musgo.

– Sabes que me preocupa mucho tu salud.– Comentó la gata carey, apoyando su cabeza en el pelaje de Estrella de Lodo.

– No soy un gato viejo como Rama de Árbol o Mancha Oscura, y todavía me quedan vidas suficientes para varias lunas.– El líder lamió la mejilla de la guerrera carey.

Haciendo una mueca de disgusto, Hoja Escarchada salió de su guarida y, sin ganas de salir, se acercó a la guarida de los aprendices, donde se encontraba Zarpa de Escarabajo durmiendo una siesta.

– Mmmm....¿Zarpa de Escarabajo? – Susurró Hoja Escarchada, acercándose al gato marrón oscuro y tocándole el lomo con su cola.

– ¿Qué pasó? ¿Me quedé dormido? – El aprendiz se levantó de golpe.

– Eso es lo que vi...– Murmuró la curandera.– En fin... ¿Podrías hacerme un favor? –

Evidentemente molesto, el gato asintió mientras estiraba lentamente sus patas delanteras. A continuación, la joven curandera lo guió hasta quedar a menos de una cola de distancia de la salida del campamento.

– ¿Podrías acompañarme? – Preguntó.– Necesito recoger un poco de miel para Estrella de Lodo pero no me siento segura llendo sin acompañamiento..–

– ¡Y le pides a un aprendiz! – Exclamó Zarpa de Escarabajo. – Apenas sé combatir a Zarpa de Musaraña sin garras ni dientes.–

– Todo el resto del clan me detesta más que tú.– Interrumpió Hoja Escarchada, intentando que el temblor de sus patas no se notase.

– Yo no quiero ir... pero le puedo pedir al mentor de Zarpa de Musaraña que te acompañe, porque la mía está ocupada.– Comentó el gato marrón.

– ¡No gracias! – Exclamó la curandera.– Él me detesta más que cualquiera.–

Pero el aprendiz ya estaba hablando con Bigote de Ratón, que rápidamente pasó de estar relajado a tensar sus músculos y gruñir con rabia. La joven gata cálico pensó que el guerrero no aceptaría la propuesta de Zarpa de Escarabajo, sin embargo, el guerrero asintió de mala gana antes de acercarse a la curandera, arrastrando la cola.

– ¡Iremos rápido y sin hablar! – Gruñó el guerrero, azotando la cola antes de salir corriendo por el rocoso terreno, sin siquiera mirar hacia atrás.

La curandera no alcanzó ni a mover una pata cuando el grito de Nariz de Ortiga le hizo voltear la cabeza. La gata carey la estaba llamando, mientras salía corriendo (Casi tropezando) de la guarida de Hoja Escarchada. La gata cálico pálida tuvo la sensación de que algo le había pasado a Estrella de Lodo, así que se dirigió a su guarida, casi chocando con Nariz de Ortiga, que efectivamente dijo que se trataba de él, al mismo tiempo que la guiaba al lecho del atigrado marrón.

– Creo que podría ser algo grave....– Alcanzó a maullar la gata, antes de quedarse sentada justo frente a Estrella de Lodo.

El líder se veía mucho peor de lo que estaba hace un rato: no paraba de toser y eso le estaba impidiendo respirar como corresponde. Hoja Escarchada sintió un escalofrío al recordar a Hoja de Manzana, y como no había podido salvarlo. Tenía que salvar a Estrella de Lodo esta vez, era su trabajo.

La gata cálico se movió ágilmente por su guarida, buscando rápidamente atanasia para la tos del gato atigrado. Tomó un poco de la hierba y sin dudarlo se la dió al felino, que seguía tosiendo. Nariz de Ortiga tocó la cabeza del lider con su cola, que retiró rápidamente con una expresión de angustia.

– Creo que tiene fiebre.– Murmuró la guerrera.

– Le daré un poco de borraja para eso, pero también necesito un poco de miel... ¿Podrías conseguirme un poco? – La curandera respondió mientras buscaba la borraja.

– Le pediré a Bigote de Ratón.– Nariz de Ortiga alcanzó a decir antes de salir de la guarida.


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– Toma.– Dijo el guerrero, pasándole a la curandera una hoja con un poco de miel en ella. No era mucha, pero alcanzaría para tratar a Estrella de Lodo.

– Gracias Bigote de Ratón.– Ronroneó Hoja Escarchada, notando como el guerrero se encontraba exhausto por el largo recorrido nocturno.

– Gracias al Clan Estelar te acordaste de la planta que necesitabas....– Musitó el felino, yéndose rápido de la guarida de la curandera.

Nariz de Ortiga todavía estaba acostada junto a Estrella de Lodo, incluso cuando le había dicho que el atigrado podría tener tos verde, pero la gata carey no hizo caso a sus advertencias.

– Prefiero no discutir con ella.– Pensó la curandera, mientras llevaba la hoja con miel cuidadosamente hasta dejarla al alcance del lider enfermo.– Estrella de Lodo todavía está molesto conmigo.–

Luego de que Hoja Escarchada obligó al gato a comerse toda la miel, notó que el felino atigrado marrón se veía cansado y respiraba con mucha más dificultad que antes. Prácticamente estaba luchando para respirar.

– Debes descansar.– Comentó la gata, mientras dejaba la hoja que antes tenía miel a un costado.

El sonido de la desesperada respiración del atigrado a sus espaldas le puso los pelos de punta. La joven gata no pudo evitar pensar en Hoja de Manzana cuando notó lo desesperado que se encontraba Estrella de Lodo y sin dudarlo, la gata cálico empezó a buscar entre sus hierbas algo que pudiera servirle... hasta que dejó de escuchar al gato enfermo.

Los nervios no la dejaron darse vuelta para mirar al líder y en que condiciones se encontraba, aunque en el interior la curandera estaba casi segura de que no serían buenas. Lo único que le hizo moverse fue el horrible grito de Nariz de Ortiga, que acababa de despertarse.

Hoja Escarchada vió a la gata petrificada, como si estuviera viendo una sangrienta batalla. El cuerpo del atigrado no se movía, y la curandera no tuvo ni que dar un paso más para saber que ya era muy tarde para esa vida del lider.

– Estrella de Lodo ha perdido una vida....– Murmuró Nariz de Ortiga. –¡¡Y HA SIDO TU CULPA!! –

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoWhere stories live. Discover now