Capítulo 17

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El cielo se teñía de anaranjado y el viento frío pasaba a través del sucio pelaje blanco de Manto de Luz, dándole escalofríos y haciendo que las heridas que había recibido doliesen aún más, aunque no estaban sangrando tanto como esperaba.

No se oía nada más que el viento, la lluvia que ahora era más suave y las pisadas del felino blanco, que de vez en cuando pateaba unas piedras o chillaba al tocar un poco de la primera nieve de las montañas, que parecía ser más helada que nunca.

El ex guerrero aún pensaba en la traición de Zarpa de Serbal y en el hecho de que el Clan Estelar le había mentido a Estrella Hueca.

– Nunca fuí a hacer daño, ¡Zarpa de Serbal se lo buscó! – Siseó Manto de Luz, pateando una piedrita tan fuerte que desapareció de su vista. – El Clan Estelar no es más que un grupo de gatos mentirosos...–

Con el dolor que sentía, solo podía pensar en lo maravilloso que seria llegar a su cueva y acostarse a descansar un rato, incluso podría dormir sin tener que preocuparse por el agua y la comida, ya que antes de irse del Clan del Cielo había robado una musaraña de la pila de presas que se comió poco después.

Sin embargo, sus planes se arruinaron de un segundo a otro, ya que vió una patrulla del Clan de las Montañas Altas acercándose a él.

– ¡Por fin Estrella de Lodo decidió retirar a Hoja Escarchada! – Exclamó un gato atigrado claro parecido a Zarpa de Serbal.– Podré dormir seguro de que no me envenenará.–

– Por lo menos todavía tenemos un gato que sabe de medicina...– Maulló otro gato, de pelaje espeso y de color gris oscuro.

Manto de Luz no pudo evitar sentirse celoso de esos gatos: Todos se veían muy felices y parecían ser unidos como clan, sin mencionar que estaban sanos, limpios y probablemente todos pasaron su evaluación de guerreros al primer intento.

Pero lo que más le molestaba era que, al parecer, Hoja Escarchada había sido culpada de envenenar a alguien pero no fue exiliada, mientras que él fue exiliado por un mínimo rasguño.

– ¡Es tan injusto! – Bufó el gato blanco, golpeando el suelo de piedra con su cola y olvidando que la patrulla estaba muy cerca, por lo que tuvo que moverse de donde estaba en completo silencio.

La alegre patrulla desapareció poco después de que Manto de Luz se moviera, pero el felino blanco decidió que no se movería cerca del Clan de las Montañas Altas hasta tener certeza de que nadie más iba a pasar por ahí. En realidad esa debía ser la última patrulla del día, pero prefirió no arriesgarse a llevarse otro par de rasguños dolorosos.

Sentía una punzada de dolor en el lugar de las heridas, y combinado con el cansancio y un clima poco agradable era aún peor. Le pesaban y dolían tanto las patas que en realidad habría preferido morir en el Clan del Cielo y ahora estar vagando por el Bosque Oscuro, porque por lo menos ahí podría sentarse a descansar sin preocuparse por ser visto por alguien.

El gato blanco notó un arbusto de suficiente tamaño como para servirle de escondite por un rato, y no dudó en caminar hasta él, chillando de dolor por cada paso que daba. Se tumbó bajo el arbusto y lamió sus patas y heridas, el dolor que sentía físicamente no era nada comparado con todo lo que le había pasado.

Manto de Luz respiró profundo y miró hacia el horizonte, preguntándose como había pasado de ser considerado un aprendiz torpe y de mal humor a ser un traidor y asesino. Los recuerdos de sus antiguos compañeros de clan despreciandolo por ser torpe no eran ni siquiera la mitad de dolorosos como las miradas de decepción, temor y furia que habían tenido los gatos que conocía desde que abrió los ojos, y que ahora actuaban como si no lo conocieran.... incluso su propia familia.

– Pluma de Paloma es la única gata del Clan del Cielo que vale la pena.– Pensó, recordando como su hermana lo había animado y querido cuando nadie más lo hizo.

Si hubiese sido capaz de mantener la calma y no usar sus garras y dientes, todavía estaría en el Clan del Cielo, disfrutando una buena comida con su hermana o patrullando junto a Zarpa de Nube. Pero en realidad Salto Marrón se merecía ese rasguño por ser como era...

– Y ese gato del Clan del Viento merecía morir...¡Insultó a todo el Clan del Cielo! –Siseó el gato blanco, acicalando su pelaje sucio.– Pero ahora debe estar en el Clan Estelar...–

"El Clan Estelar", murmuró con desprecio, azotando su cola contra el frío suelo,"¿Qué saben ellos?, solo se sientan en el cielo y olvidan lo que es el hambre, el frío y el dolor"

El gato blanco se levantó y empezó a caminar sin un rumbo fijo, clavando sus garras en el suelo, "Torpes e imprudentes", gruñó al aire... ¡Sus palabras estaban llevando a los clanes a la guerra!

– ¡¿Y donde estaban cuando los necesitaba?! – Rugió al cielo, seguro de que nadie allá arriba estaba escuchando sus palabras.

"Pero ya no los necesito" continuó el felino, avanzando con pasos lentos que se alejaban de las montañas cada vez más. Estaba seguro de que no sería bien recibido en ninguno de los clanes, pero como había dicho Pluma de Paloma, siempre podía vivir como un solitario: cerca de los Dos Patas y sus cosas, no podía ser tan difícil conseguir comida y refugio.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de pisadas, pero venían directamente hacia él desde el lago. Nada que viniese de ahí era bueno, así que, con el pelaje erizado, Manto de Luz se preparó para cualquier ser vivo que se acercase. En el mejor de los casos, podría simplemente asustarlo con un rasguño y luego continuar su camino.

– ¡Manto de Luz! – Exclamó una voz conocida.– ¡Espera! –

El olor del Clan del Cielo lo inundó, y cuando las pisadas sonaron más fuertes, el gato blanco vió a Zarpa de Serbal corriendo hacia él, con el pelaje desordenado y una mirada de arrepentimiento.

Tensó los músculos y apretó los dientes con furia. Antes de haber ido al Clan del Cielo, poco le habría importado que el aprendiz viniese a hablarle. Pero tras su traición, todo lo que quería era clavarle las garras en la cara.

– Lo dejaré hablar...– Pensó con desagrado cuando el gatito atigrado se detuvo frente a él, respirando profundamente para recuperar el aire.

– Manto de Luz.– Llamó el aprendiz con la voz temblorosa.– Quería decirte que yo...–

Pero antes de que pudiera terminar, Manto de Luz dió un solo paso hacia el frente: sus ojos amarillos miraron al gatito con odio y ganas de venganza, y con un rápido movimiento muy preciso, silenció a Zarpa de Serbal para siempre.

– No hay perdón para la traición..– Siseó el felino blanco, al mismo tiempo que el cuerpo de Zarpa de Serbal caía al suelo.

Manto de Luz dió la vuelta y se alejó, dejando atrás el cuerpo sin vida del aprendiz del Clan del Cielo.

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoWhere stories live. Discover now