Capítulo 5

45 10 2
                                    

Era muy temprano. El sol todavía no salía, pero en la guarida de los guerreros, varios felinos ya se encontraban despiertos y empezaban a salir de la guarida a medida que Garra de Abeja los llamaba para su patrulla de caza. La gata amarilla se tomaba muy en serio su tarea, pues se aseguró de explicarles a todos los gatos de su patrulla con gran detalle lo que tenian que hacer a medida que estos se acercaban.

La guerrera no parecía molesta en absoluto con Manto de Luz, pero el guerrero blanco estaba seguro de que la gata si se encontraba dolida por las palabras de su antiguo aprendiz. El gato blanco tuvo la certeza de esto cuando Piedra Blanca se adentró en la guarida y le dirigió la palabra:

– Garra de Abeja dice que vendrás con nosotros.– Murmuró su madre para no despertar a los felinos dormidos. – Vamos, estamos a punto de salir.–

Manto de Luz obedeció y se levantó rápidamente de su lecho de musgo, saliendo en silencio hasta la entrada del campamento, donde estaban Garra de Abeja, Corazón de Tigre y Zarpa de Pino, listos para salir.

– Ahora que estamos todos, podemos irnos .– Maulló Garra de Abeja justo antes de salir corriendo por el boscoso territorio del Clan del Cielo.

El sol apenas estaba saliendo, por lo que Manto de Luz tuvo que esforzarse un poco más para no perder el rastro de los gatos de la patrulla que iban más rápido que él, a excepción de Zarpa de Pino.

Ninguno de los guerreros le habló durante un buen rato y ni siquiera Zarpa de Pino le dirigió la palabra. Un par de amaneceres atrás no le habría importado, pero ahora habría dado sus bigotes por no ser odiado en el clan.

Pasó un rato antes de que pudiera atrapar alguna presa, ya que estaba caminando de último, sin mencionar que no se percataba de la presencia de ratones y musarañas por el molesto canto de las aves que tampoco podía atrapar, puesto que se encontraban muy seguras en lo alto de los árboles.

– Si no regreso al campamento con alguna presa, Estrella Hueca me exiliará apenas me vea.– Pensó Manto de Luz, al mismo tiempo que se alejaba un poco de la patrulla para oír mejor a las presas de tierra.

Tardó un poco en encontrar un ratón rollizo, pero compensó el tiempo matándolo rápidamente y avanzando de regreso con la patrulla, siempre con sus sentidos alertas.

Aunque se había alejado de la patrulla un rato, ninguno de los felinos había notado su ausencia, lo que le hizo sentir un poco insignificante. Sin embargo, se sintió mejor cuando Piedra Blanca le señaló una ardilla para que él atrapase.

– Gracias.– Maulló para sus adentros, colocándose en posición de acecho.

Se mantuvo extremadamente concentrado mientras se acercaba al animalito, sin hacer ningún ruido con las hojas secas que habían en el suelo. Estaba ya en el aire cuando algún ruido debió asustar a la ardilla, que en una fracción de segundo se subió al árbol más cercano, lo que provocó que Manto de Luz cayera al suelo. Piedra Blanca, que había estado observando, le dirigió una mirada de decepción antes de volver a hablar con Garra de Abeja tranquilamente, mientras ambas de adelantaban a la patrulla para poder atrapar más presas.

Con todo el vientre lleno de tierra y algunas hojas anaranjadas y verdes, Manto de Luz se levantó y se sacudió con ganas hasta asegurarse de que no quedara ninguna evidencia de su torpe caída. No tenía ganas de ser objeto de burla, aunque estaba casi seguro de que Piedra Blanca ya se lo había contado a Garra de Abeja.

– No volverá a pasar.– Comentó para sus adentros, mientras caminaba rápido pero sigilosamente, siguiendo el rastro oloroso de lo que podría ser un pájaro.

En efecto, había una pequeña paloma posada en las raíces salidas de un árbol de gran tamaño. El animalito se estaba acicalando, por lo que parecía ser una buena oportunidad para el guerrero blanco.

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoWhere stories live. Discover now