pregnancy is a cakewalk | kooktae

diez

No se trataba de un día laboral, de hecho dejó de acudir diariamente al trabajo cuando su médico le recomendó reposo por haber entrado por fin a su último trimestre del embarazo, por lo tanto, TaeHyung no tenía ninguna necesidad de madrugar. Pero estaba allí, sentado en una de las banquetas de la cocina con los pies descalzos bailando en el aire al no llegar al suelo, un suave tarareo rompía el silencio del hogar y por algún lado también se escuchaban los ronroneos de Haru, quien se había adueñado de la cuna del bebé.

No recuerda la hora en la que salió de la cama y se encaminó hacia la nevera en busca de fruta y algo dulce para beber, no alzó las persianas ni buscó su teléfono, únicamente quería disfrutar esa paz.

Hace un par de días que JungKook le visita, algunas veces le lleva comida y con esa excusa se queda con él en la meriendas y cenas, también hay días de breves palabras y un par de miradas animadas y coquetas, se mantiene en su lugar sin pasar y le recuerda que está disponible por si quiere ir a algún lugar. Ha entendido que el perdón no le da el derecho de incluirse en su vida como pareja, no va todos los días pues da por hecho que TaeHyung necesita su espacio y su tranquilidad. Pero en verdad el Omega casi no duerme esperando su llegada.

No quiere recordar esos primeros meses después de su ruptura pero tiene la misma sensación de estar ahogándose en sus propios sentimientos, no logra deshilachar cada emoción y se dice a sí mismo que tal vez no es tan malo. Ahora no es algo negativo, únicamente puede pensar en el bebé que lleva consigo, un bebé del cual depende su vida entera. TaeHyung no lo quiere ver de esa forma pero desde que se enteró del embarazo, ha pensado en si serán esos los verdaderos planes que tiene el destino para él. Pasó años enteros anhelando un cachorro por diferentes razones y todas ellas estaban vinculadas a sentimientos egoístas, sin embargo no fue hasta después que se presentó la posibilidad.

Quiere creer en JungKook, pero le es difícil asimilar que las personas pueden cambiar de esa manera. JungKook podría haber mantenido su palabra y negar el hijo que carga, se habría marchado meses después y su contacto se reduciría a cero. Pudo ocurrir de esa forma. También podría haberse quedado para verlo a lo lejos, ver cómo al pasar los meses el embarazo se le iba notando, discretamente preguntaría a YoonGi por el nombre elegido, puede que le haya pedido una foto o un vídeo de bebé.

Pero JungKook eligió disculparse, enmendar errores y aceptar todos su fallos, admitir que tomó las decisiones incorrectas en el pasado y pedir perdón por todo el daño causado. Y aunque no arregló nada en una historia ya escrita y finalizada, hizo que TaeHyung cerrara completamente ese libro y comenzara a escribir uno nuevo.

Cuando estaba por desayunar por segunda vez, TaeHyung escuchó los toques tímidos en la puerta principal y en cuestión de pocos segundos se hicieron audibles los maullidos de Haru por el pasillo, alertando que su dueño había hecho acto de presencia.

—Hola... —Murmuró en un suspiro arrastrado, se agachó para saludar al minino negro que se restregó en sus tobillos y alzó la mirada hacia el Omega que apartó sus ojitos de forma tímida— ¿Has dormido bien? —Pregunta y Haru ingresa en la casa a pasos apresurados, no es muy cariñoso con JungKook pero algunas veces lo olvida— Te vi conectado en instagram, subiste un estado en un horario sospechoso y estuviste respondiendo twitts hasta las tantas...

TaeHyung no se sorprendió en lo más mínimo y bajó el mentón con una mueca exhausta.

—Ya podrías haber venido si tanto te preocupa... —Murmuró algo cohibido cuando el Alfa se irguió y sobrepasó su altura por un par de centímetros, le vio sonreír con suavidad mientras se acercaba un poco.

—Te conozco tan bien que prefiero que estés quejoso ahora, de haber venido a las cuatro de la mañana me habrías pegado con un sartén o peor aún, con el bate de béisbol... —Peinó suavemente el flequillo del castaño, acariciando con cuidado su piel— ¿Quieres ir a desayunar?