En un universo alternativo de Dragon Ball, después de la angustiante batalla en Namek, Goku regresa victorioso pero marcado por la profunda experiencia de ver morir a su hijo Gohan a manos de Freezer. A pesar de lograr la resurrección de Gohan graci...
Goku se encontraba frente a una decisión trascendental. El anciano Kaioshin, liberado inesperadamente de su prisión milenaria dentro de la espada Z, le ofrecía una oportunidad única: desbloquear sus poderes ocultos, aquellos que aún no había logrado alcanzar ni en sus entrenamientos más intensos. A Goku, un guerrero que siempre había valorado el esfuerzo y la dedicación sobre los atajos para aumentar su fuerza, le tomó un momento procesar la oferta.
"¿Realmente debería aceptar?", se preguntaba Goku, dubitativo. La idea de obtener un aumento de poder sin el sudor y la determinación habituales no calzaba bien con su filosofía de vida. Sin embargo, el recuerdo de las batallas pasadas y la posibilidad siempre latente de que nuevos enemigos amenacen a la Tierra pesaban en su conciencia. "Si una nueva amenaza aparece y no estoy preparado, ¿podré perdonármelo?", reflexionaba.
Con estas preocupaciones en mente, y después de meditarlo profundamente, Goku asintió con determinación. "Aceptaré tu oferta, anciano Kaioshin. Pero no como un atajo, sino como una manera de prepararme mejor para proteger a aquellos que amo". El anciano Kaioshin, con una sonrisa sabia, asintió, comprendiendo el noble corazón del Saiyajin.
"Prepárate, este proceso requerirá de tu total concentración y paciencia. No será un entrenamiento físico, sino uno espiritual ", advirtió el anciano Kaioshin. Goku, siempre listo para un nuevo desafío, asumió la posición de meditación que le indicaron, cerrando los ojos y abriendo su mente y corazón a la experiencia que estaba por venir.
Así comenzó el proceso de liberación de los poderes ocultos de Goku bajo la tutela del anciano Kaioshin.
Mientras Goku se sometía al profundo y transformador proceso de liberación de sus poderes ocultos bajo la guía del anciano Kaioshin en el Planeta Sagrado, la vida en la Tierra continuaba su curso. Gohan, el hijo mayor de Goku, había encontrado un equilibrio entre su pasión por el conocimiento y su responsabilidad como defensor de la Tierra. Su vida académica florecía, y junto a Videl, su compañera tanto en la vida como en el combate, mantenían un hogar lleno de amor y compromiso mutuo. Aunque sus días estaban mayormente dedicados a sus estudios y a su creciente familia, Gohan no abandonaba el entrenamiento. Sabía que el legado de su padre y la seguridad del mundo podían requerir en cualquier momento de su fuerza. Incluso se daba el lujo de medir sus fuerzas con Vegeta de vez en cuando, encontrando en el príncipe Saiyajin no solo un rival, sino también un maestro inesperado.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Por otro lado, Chi-Chi vivía una realidad diferente. La ausencia prolongada de Goku pesaba en su corazón. Aunque siempre había comprendido y aceptado a regañadientes la naturaleza de su esposo, quien estaba inextricablemente ligado a la lucha y al entrenamiento, esta vez sentía que la línea se había cruzado. "¿Cuánto tiempo más?", se preguntaba, balanceando su preocupación por el bienestar de Goku con la frustración de manejar sola su hogar. Aunque sabía que Goku no la abandonaría sin una razón significativa, no podía evitar sentirse como si estuviera siendo dejada de lado, considerando su ausencia como un reflejo de las prioridades de su esposo.
