XV. ¿DÓNDE HAS ESTADO?

6 0 0
                                    

Aterricé en el aeropuerto de Manises, sabía que corría un gran riesgo volviendo a España pero necesitaba localizar cuanto antes a Noah y al inspector Domínguez porque eran los únicos que podían evitar que acabara entre rejas sin rescatar primero a Amanda. Cogí un taxi y le pedí que me llevara directamente a la comisaría de Valencia, por el camino revisé mi teléfono que seguía sin dar señal de vida alguna, quizás debería comprarme una tarjeta SIM nueva y llamar a los números que seguían guardados en mi agenda. El tiempo aproximado de llegada era de unos veinte minutos por lo que me puse a revisar las fotos que me había hecho con Amanda, apenas habían pasado unas horas y ya la echaba de menos ¿se habría marchado ella sola? ¿había decidido traicionarme? Intenté autoconvencerme de que eso no podía ser posible.

Llegué a la comisaria central dispuesto a entregarme, entré por el control de la entrada y pedí a al agente de la ventanilla que avisara al inspector Domínguez porque necesitaba tratar un tema que era de vital importancia. El agente me miró extraño y comenzó a hacer unas llamadas, al cabo de un rato me hizo indicaciones de que me acercara de nuevo a la ventanilla reclamándome el nombre de pila de dicho inspector puesto que habían varios agentes con ese apellido pero ninguno era inspector. Recordé que le habían llamado Dani algunos compañeros durante el interrogatorio, se lo comuniqué y además le informé que trabajaba en la unidad antidroga. El agente me pidió de nuevo que esperara sentado en una silla en la sala de espera.

Al cabo de un rato apareció un señor mayor que se identificó como el comisario junto con el inspector Domínguez que iba vestido con el uniforme oficial de policía nacional. Le preguntó directamente si me conocía y el inspector negó rotundamente con la cabeza. Me invitaron a sentarme en una sala más íntima. Comenzaron preguntando si necesitaba algo, yo miraba al inspector esperando una reacción por su parte pero por algún motivo no daba muestras de conocerme, deduje que intentaba protegerme porque Noah le habría explicado lo sucedido. Expuse que tenía información sobre cierta agente infiltrada llamada Noah, ambos se miraron extrañados sin saber que hacer.

El comisario tomó prestado mi pasaporte y salieron de la sala, al cabo de unos segundos vino otro agente a tomarme las huellas pero no quiso darme más detalles hasta que por fin volvieron ambos policías y se sentaron de nuevo conmigo, me sentía tan sumamente desesperado que decidí exponer todo lo que sabía dejando claro que no me importaba lo que me pudiera ocurrir a mí y que necesitábamos protección policial. 

El inspector Domínguez se echó las manos a la cabeza, entendí que con mi confesión no tendría más remedio que ayudarme. Entregué mis muñecas para que me detuvieran rogándole  de nuevo que localizara a Amanda porque estaba seguro que ellos la tenían. El comisario pegó un golpe en la mesa pidiendo que parara ya la farsa, me quedé paralizado por la situación así que mantuve el silencio unos segundos. Sacó mi historial de una carpeta y me lo mostró, quería saber como yo habiendo sido un mendigo estaba vestido con ropa que no podía permitirme, un teléfono de más de mil euros, siete mil quinientos sesenta euros en efectivo y un pasaporte falso.

Me quedé sin palabras, visto desde el punto de vista de mi vida anterior la verdad que no tenía mucho sentido. Me hicieron un test de alcoholemia que dio negativo y como no tenía antecedentes decidieron soltarme previa multa y requisado del pasaporte. Salí de la comisaria rumbo hacia el centro de la ciudad, no entendía muy bien que estaba ocurriendo y me parecía todo una broma demasiado pesada. Decidí buscar a Jordi que corroboraría mi historia y me ayudaría a buscar a Amanda, además quería contarle que había encontrado a mis padres y eran maravillosos.

Llegué hasta la plaza san Agustín, me di cuenta que había vuelto a mi hogar, se que apenas había pasado un mes pero lo había añorado en parte. Todo tenía la misma esencia de siempre, la gente andando por la calle comercial, el olor de los calamares del bar de la avenida del oeste, el tráfico incesante... Llegué por fin a la esquina donde nos sentábamos Jordi y yo pero no había nadie, decidí sentarme a esperarle, tarde o temprano volvería. Estuve un par de horas esperando sin éxito y crucé al bar de enfrente a comer algo. El dueño nos conocía y se alegró mucho de verme de nuevo por la zona, me confesó que Jordi hacía tiempo que no pasaba por allí que ahora estaba viviendo en una casa y que alguna vez venía a comer. Me dio la dirección donde vivía y decidí ponerme en marcha camino a su casa.

Tomé el autobús que paraba más cerca de la dirección que me habían apuntado, seguramente Amanda le habría dejado ese piso antes de huir conmigo en el barco, así que estaría seguro allí con él mientras ponía en marcha la ''operación rescate''. Bajé en la parada del barrio de Benimamet, la casa estaba a un par de manzanas andando, era mediodía y el sol apretaba bastante quemándome la cara así que intenté acercarme al máximo a la pared para aprovechar la poca sombra que proporcionaban algunos de los balcones. Giré una esquina y choqué con otra persona que cayó al suelo quejándose de dolor, le tendí la mano de inmediato y ella la aceptó. Ambos nos miramos con cara de asombro, era la doctora García. Se puso en pie al instante celebrando haberme encontrado y me rogó encarecidamente que la acompañara a su casa para poder explicármelo todo.

Acompañé a la doctora para tratar de entender todo lo que estaba pasando, desde que decidí empezar en su proyecto los días habían sido un enorme caos y necesitaba poner en orden todos los acontecimientos, quizás, con un poco de suerte ella también me ayudaría a localizar a Amanda. Me pidió que me sentara en la mesa del comedor mientras preparaba un te que sirvió posteriormente junto con unas pastas. La doctora me preguntó directamente si sabía lo que había ocurrido y yo negué con la cabeza esperando que arrojara un poco de luz al asunto.

La doctora empezó a relatarme lo acontecido esa noche que inicié mi viaje, al parecer un grupo armado había tomado el laboratorio para evitar que se llevara a cabo el experimento porque había un factor que no tuvieron en cuenta y es que un mismo ser no podía existir en dos realidades paralelas, en palabras que yo pudiera entender, mi otro yo sería eliminado de la ecuación. Como nunca se había llevado a cabo dicho experimento, no era fiable al cien por cien y el resultado fue que mi otro yo apareció de golpe en esta realidad. Ella consiguió dar con él pensando que era yo pero se encontró con que venía de otra realidad por lo que lo trajo a su piso y le explicó brevemente lo que había pasado y que debía estar al menos cuatro semanas de ciclo lunar donde intentarían realizar de nuevo el experimento y devolverlo a su realidad.

Me contó que era un tipo bastante conflictivo, una persona totalmente opuesta a mi, tuvieron muchísimos problemas Intentando que no mantuviera el contacto con nadie, Jordi le había echado una mano manteniéndolo a raya y siguiéndolo por la calle cuando se escapaba de la casa. Me explicó que anoche, por fin se libraron de él colándose de nuevo dentro del laboratorio que estaba ya abandonado y mandándolo de vuelta a su realidad paralela y esperando que apareciera yo. Jordi había salido en mi busca y desde anoche no había vuelto todavía y debía avisarlo de que por fin estaba a salvo. 

Rompí a llorar, la cruda realidad vino hacia mi cuando entendí que había perdido a Amanda, mis padres y todo lo que la vida me había brindado en las últimas semanas. No dejaba de pensar en como se sentiría ella cuando descubriera que yo había desaparecido y en mi lugar había de nuevo un monstruo sin escrúpulos. Me preguntó extrañada el motivo de mi tristeza, decidí contarle todo lo ocurrido, había explicado tantas veces la misma historia que ya incluso me cuestionaba si todo había sido real o una invención. Ella me abrazó e intentó consolarme, si los había encontrado una vez en otra vida quizás estuvieran todos vivos en esta y solo tenía que localizarlos. Sus palabras me dieron algo de consuelo y una meta, quizás si era posible empezar de nuevo.

La puerta de la calle se abrió tras de mi y Jordi apareció con la cara descompuesta por el cansancio acumulado, la doctora se acercó a él y le abrazó diciendo que tenía una sorpresa para él. Fue entonces cuando advirtió mi presencia y vino corriendo a abrazarme presa del júbilo.

-¿Dónde has estado hermano? -dijo él. Pensaba que no volvería a verte nunca más, me alegro de que por fin estés aquí -terminó la frase con lágrimas en sus ojos.

Vidas ParalelasWhere stories live. Discover now