XI. ENTRE AMIGOS

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Amanda abrió los ojos y me miró fijamente desde mi regazo, ambos estábamos aún desnudos en la cama abrazados sin ningún tipo de prisa. Me preguntó directamente que iba a pasar con ella a partir de ese momento porque necesitaba saber si solo se iba a quedar en un encuentro fugaz o si sentía algo más. Yo estaba completamente enamorado pero le dije que tenía que tener en cuenta que tarde o temprano aparecería mi yo verdadero y entonces no tendría nada que ofrecerle salvo mi amor. Ella me besó de nuevo, nada importaba salvo nosotros, nos dejamos llevar por el momento y volvimos a hacer el amor.

Sería ya rozando el mediodía cuando casi por obligación nos levantamos a comer algo, bajé a la bodega del barco y descubrí que había muchísima comida, cogí un poco de todo y subí a de nuevo a cubierta. Amanda había dispuesto una mesa para los dos, llevaba puesta una bata sin ropa interior que dejaba bastante a la vista su belleza natural. Nos sentamos a comer, empezó a comentarme que esa misma tarde llegaríamos a nuestro destino y que debía prepararme para lo que nos podíamos encontrar. Para empezar tenía toda una organización criminal que trabajaba para mi y no podían descubrir que yo no era el original puesto que nuestras vidas correrían peligro. Había que idear un plan que nos diera la posibilidad de delegar el trabajo en mi segundo al mando sin mostrar debilidad. 

Llegamos a un puerto privado dentro de un complejo en la isla de Bioko, el capitán atracó el yate dando por finalizado el viaje. En el muelle ya estaban esperándonos el servicio para darnos la bienvenida a la gran mansión. El lugar estaba bastante alejado del resto de la civilización muy bien rodeado por la vegetación, Amanda me instó a que le siguiera hacia la vivienda principal del complejo, habían alrededor varias cabañas más pequeñas para los miembros de la banda. 

Entramos por una puerta de hierro negro forjado, dentro estaba todo muy decorado al estilo africano con pieles de animales y trofeos de caza por las paredes. Subimos las escaleras hasta las habitaciones para darnos una ducha y cambiarnos de ropa. Amanda mi indicó cual era mi habitación y se marchó hacia la suya muy decidida pero yo no estaba dispuesto a desaprovechar la ocasión por lo que la arrastré dentro de mi cuarto y comencé a desnudarla, ella no opuso resistencia más bien todo lo contrario volviendo a retozar de nuevo entre las sabanas de la cama. Sin duda el placer del momento y nuestros gemidos habían dejado constancia en el servicio que había algo más que una relación profesional entre nosotros.

Nos metimos juntos en la ducha, enamorados como dos adolescentes hicimos el amor hasta cuatro veces antes de bajar a cenar como si estuviéramos en nuestra luna de miel. Ambos sabíamos que durante la reunión previa a la cena estarían los miembros mas importantes de la banda presentes y seguíamos decididos a protegernos el uno al otro incluso poniendo nuestras vidas en peligro, quizás fuera nuestro último día juntos y había que aprovecharlo bien. Nos vestimos nerviosos repasando por última vez el plan que habíamos preparado y rezando por no encontrarnos sorpresas que pudieran cambiar el devenir de los acontecimientos. 

Bajamos las escaleras que conducían al salón, mis piernas temblaron tras escuchar el gentío reunido en la sala de abajo esperando mi llegada. Amanda me detuvo con su mano y me dio un beso como si fuera el último, ella debía bajar primero y mezclarse con el populacho, nuestra relación era muy reciente y nadie a excepción del servicio era conocedora de la misma. Me quedé solo unos minutos escuchando atentamente como se hacía el silencio tras su bajada y posteriormente comunicaba al resto que ya bajaba. Era el momento de enfrentarme a la verdad, bajé contando los escalones para poder mantener la mente serena e intenté autoconvencerme de que no iba a pasar nada, a fin de cuentas yo era el que mandaba.

La gente comenzó a ovacionarme celebrando mi huida de la policía y mi posterior llegada al complejo de reuniones, el negocio seguía a salvo a pesar de los últimos acontecimientos. Amanda se había asegurado previamente y mediante el uso de fotos que me aprendiera los nombres, personalidades y grado de amistad que tenía con cada uno de los presentes. Mi segundo al mando se acercó y me abrazó llamándome hermano y agradecido a Dios de que estuviera a salvo. Nos sentamos todos en una mesa en forma de U para comenzar la reunión, todos podíamos vernos perfectamente las caras.

Se acercó uno de ellos al medio con una hoja que parecía ser la orden del día, comenzó a leer en voz alta siendo las primeras palabras una solicitud de aclaración por mi parte acerca de quién era Jordi, que hacía conmigo y cuanto sabía acerca de nuestro negocio. Se hizo el silencio mientras todos los presentes se giraban hacia mi esperando una respuesta, mantuve la pausa unos segundos, tragué saliva y di un golpe fuerte sobre la mesa con la palma de mi mano. Pregunté muy serio, con voz serena el por que debía dar explicaciones si a fin de cuentas ellos trabajaban para mi y si se estaba poniendo en duda mi liderazgo, saqué una pistola y la dejé encima de mi mesa con un fuerte golpe. 

Se hizo de nuevo el silencio mientras miraba a Amanda que me devolvía una mirada de complicidad, había clavado mi actuación. Rompí de nuevo el silencio alegando que como los presentes tenían miedo no deseaba que alguien se pudiera ir de la lengua porque había un traidor entre nosotros, así lo había confirmado la policía y por lo tanto me había visto obligado a adoptar un mendigo para utilizarlo como chivo expiatorio en caso de que viniera la policía a por mi. Los presentes quedaron satisfechos con mi respuesta, les pareció una estrategia digna de un gran líder como yo. Por dentro respiré aliviado, todo había salido como queríamos.

Pasamos al segundo punto de la reunión, que acciones debíamos tomar ahora que yo no podía volver a España y era una de las personas más buscadas en el país. Mi negocio se resentiría y sería difícil seguir lavando el dinero así como movernos por los puertos. Me levanté de la mesa y fui andando lentamente mientras hablé de nuestros inicios en la empresa de mi padre. Teníamos una gran flota detrás que movía toda la mercancía y que ya no podía ir a mi nombre, por lo tanto venderíamos todas las empresas a un fondo que habíamos creado y que dirigiría un tercero desvinculado a nosotros a cambio de una cuota mínima de participación. Me posicioné detrás de Amanda y con un gesto cariñoso sobre sus hombros les indiqué  a todos que ella daría detalles de toda la operación. 

Me quedé junto a ella mientras esperábamos una tercera y última orden del día, la persona que estaba leyendo me miró con una sonrisa y comenzó anunciando una sorpresa especial para mi, apreté con mis manos los hombros de Amanda, aquello no me daba buena espina. Se abrió una de las puertas hacia el centro de la sala  y apareció uno de la banda arrastrando una silla ocupada por una persona maniatada y con la cabeza tapada  por lo que no sabíamos de quién se trataba. La depositó en el centro y se alejó unos pasos. El orador continuó con su anuncio para desvelar que la persona que teníamos en la silla era el traidor que nos había delatado a la policía. Se acercó con un cuchillo en la mano rasgando la bolsa que cubría su rostro y mirándole fijamente mientras acercaba el cuchillo a su cuello dijo:

-Hola de nuevo, espero que puedas sentirte cómoda entre amigos- todos comenzaron a reírse mientras yo y Amanda observamos la inesperada escena sin saber como íbamos a resolver el problema.

Vidas ParalelasWhere stories live. Discover now