VIII. MONTARSE UNA PELÍCULA CON LA HISTORIA

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Comenzaron sirviéndonos el vino, según comentó el metre era un ''reserva del año 2018'' pero como no entendía de enología hice como que me agradaba mucho la sugerencia. En la mesa había un total de nueve cubiertos por comensal, no sabía cual era el protocolo a seguir en estos casos ni para que servían la mayoría de los utensilios de la mesa, suerte que estaba Amanda ya haciéndome señas, como si mi cara me delatara, que debía usar los cubiertos de dentro hacia afuera. Sin duda la cena prometía ser un buen espectáculo. 

Noah empezó a hacerle preguntas inapropiadas a Jordi, le resultaba demasiado extraño que nunca le hubiéramos nombrado y que apareciera tan de repente y estuviera sentado con nosotros. Algo empezó a rozarme la entrepierna con excesivo énfasis mientras nos servían el primer plato, me recosté tímidamente en la silla mientras alzaba el borde del mantel descubriendo el pie desnudo de Noah jugueteando bajo la mesa. La miré totalmente desconcertado esperando por su parte un cese de actividad hacia mis partes más íntimas. Ella me miró con descaro y me levantó las cejas provocándome, luego se acercó a mi oreja y me dijo susurrando que no llevaba ropa interior. Soltó una risilla y se recostó un poco hacia atrás facilitándome el acceso hacia lo más profundo de su ser. 

Me giré hacia Jordi y Amanda en busca de ayuda, ellos estaban hablando de otro asunto ajenos a todo lo que estaba ocurriendo justo al lado de ellos. Decidí pasar a la acción estirando mi pierna hacia Amanda para que me prestara atención y leyera entre líneas lo que Noah estaba intentando. La mala suerte hizo que los dedos de mis pies acabaran en su entrepierna, Amanda se sobresaltó y me miró como esperando una explicación a tal gesto, retiré mi pierna golpeando a Jordi que soltó un grito y miró a Noah como si hubiera sido ella la que le había dado una patada. Noah no se había dado cuenta de lo ocurrido, simplemente se extrañó pero Jordi le increpó directamente que le había dado un golpe y le exigió que fuera con más cuidado la próxima vez. Una señorita de su categoría no estaba acostumbrada a que le hablaran de esa forma y lo tomó como algo personal.

La cena empezó a complicarse, tras el desliz con Noah quiso poner contra las cuerdas a Jordi y empezó preguntándole cuanta fortuna tenía y a que se dedicaba para poder encasillarlo dentro de sus estatus social. Jordi se sintió abrumado e inferior a ella, nos habíamos criado en la calle y nuestro conocimiento acerca de la alta sociedad se quedaba bastante corto. Amanda intervino para protegerle y comentó que era nuestro enlace del negocio en Panamá siendo un vínculo familiar muy importante y protegido. Noah guardó silencio, entendí que ella no podía opinar sobre el negocio familiar al no ser accionista ni estar todavía casada con mi hermano y de hecho Amanda lo corroboró cuando le recalcó que no podía compartir con ella más información, de momento hasta la boda. 

El ambiente de la cena había cambiado, se generó un silencio incómodo e interminable hasta que una vez terminado todos lo que había en el plato, Noah se levantó y se excusó marchándose apresuradamente. La situación descolocó un poco a Amanda que no se esperaba tal reacción que tras su marcha se sentó junto a mi y frente a Jordi para darnos las gracias porque lo habíamos hecho muy bien. 

La verdad que no parecía que se hubiera dado cuenta que yo era otra persona por lo que respiré aliviado. Pregunté directamente a Amanda que pasaba con el negocio familiar y porque Noah había reaccionado de esa manera, a Jordi también le intrigaba y puso toda su atención dentro de la conversación. Ella nos miró a ambos en silencio durante varios segundos, tras la pausa nos advirtió que si lo compartía con nosotros luego tendría que matarnos. Jordi y yo nos quedamos mirando sin saber como reaccionar. ¿Había sido en serio o una broma? Amanda comenzó a reírse a carcajadas mientras nos miraba, supimos entonces que solo nos estaba tomando el pelo.

Se disponía a contarnos en que consistía el negocio cuando su teléfono empezó a sonar y al ver quien era se levantó y salió del comedor. Jordi y yo nos quedamos en silencio esperando a que regresara y nos contara más detalles. A los pocos minutos entró Amanda muy nerviosa y preocupada para decirnos que le había llamado nuestro contacto en la policía y que venían a detenernos a Jordi y a mi, que al parecer había un operativo que llevaba mucho tiempo montado y tenían un soplo de alguien de dentro. A ella no la podían detener porque a efectos legales solo era una empleada más del servicio de la casa y no había incumplido la ley. Se disculpó conmigo, me dijo que lo mejor era que no dijera nada y que ella se encargaría de llamar a los abogados de la familia y a mis padres para que regresaran a casa y sacarnos cuanto antes tanto a mi como a Jordi.

Un operativo de seis agentes GEO entraron desde varios ángulos al comedor, los agentes iban todos cubiertos y armas en mano. Nos gritaron que nos tumbáramos en el suelo con las manos en la nuca. Amanda me miró muy preocupada, todo estaba yendo demasiado deprisa y yo naturalmente no sabía que estaba ocurriendo ni como reaccionar. Me hizo un gesto para que la imitara mientras lentamente se ponía las manos en la nuca y se arrodillaba hasta ponerse bocabajo con la cabeza de lado mirándome, obedecí lentamente quedando mis labios muy cerca de los suyos, pude leerlos mientras me decía ¡no te preocupes, te sacaré de allí! y todo se volvió oscuro.

Me habían puesto una bolsa de tela negra en la cabeza y sacado de la casa por la parte de atrás para montarme en un coche. No sabía adonde me llevaban pero se estaban tomando demasiadas molestias para que no supiera exactamente la ubicación. Decidí preguntar que estaba pasando, la respuesta fue un puñetazo en el estómago por lo que decidí que de momento me mantendría en silencio. Paró el coche, se bajaron los agentes y me sacaron por la fuerza siendo arrastrado por dos personas que me llevaron a una especie de sala y me sentaron en una silla. Uno de ellos me quitó la capucha y me dijo que ahora vendría la persona a cargo.

Me quedé solo por fin, frente a mi había un espejo de parte a parte cubriendo toda la pared, deduje que detrás habría alguien observándome, no había más mobiliario que otro taburete vacío y tras de mi desde el espejo se veía una puerta naranja por donde había salido el agente. Me habían esposado las manos y los pies por lo que no podía ni moverme. 

Se abrió la puerta y entró otro agente, no estaba tan mazado como el que se había ido pero pude notar que no estaba de muy buen humor por como golpeó la puerta. Se sentó frente a mi, su mirada desafiante estaba clavada en mis ojos, sacó su pitillera del bolsillo y me ofreció uno, yo me negué. Comenzó la conversación diciendo que me dirigiera a él como inspector Domínguez y dejando claro que iba a ser el único con el que iba a poder hablar mientras estuviera allí. Me contó que su jefe le había llamado mientras él estaba disfrutando de un momento de intimidad con su novia y por mi culpa le habían cortado el rollo así que lo mejor para los dos era que les dijera todo lo que quería saber y así me dejarían tranquilo cuanto antes para poder volver todos prontito a casa.

No tenía nada que perder de modo que empecé contándole toda mi verdad de principio a fin con todo lujo de detalles desde como había sido mi infancia hasta el momento en que me detuvieron y me llevaron hasta ese sitio. El inspector Domínguez me miró estupefacto con la cara desencajada, luego comenzó a aplaudir riéndose, fue entonces cuando me dijo que me montara una película con la historia que le había contado pero que no era momento de fábulas y ciencia ficción. Sacó unas fotos donde se me veía con otras personas mientras me señalaba con el dedo en la foto y me decía ¡Ese eres tú!


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