.ೃ࿔ • ༄ ━━ 12. And I can go anywhere I want Anywhere I want, just not home

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ೃ࿔  • ༄  ━━ 12

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.ೃ࿔  • ༄  ━━ 12. And I can go anywhere I want
Anywhere I want, just not home



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Avery sentía como sus pulmones se quemaban cada vez que intentaba respirar, como cada fibra de su cuerpo estaba tensa y dolorida, como su mente no podía terminar de cerrar un solo pensamiento mientras intentaba abrir sus ojos.

Sentía el metal en su espalda, intentaba moverse pero algo la tenía atada, poca luz entraba colándose por las rejillas y el olor a hospital inundaba sus fosas nasales.

Cuando pudo por fin abrir sus ojos, con el poco movimiento que tenía su cuerpo pudo girar su cabeza y noto como estaba conectada a un líquido que pasaba mediante un suero que le estaba quemando la piel por dentro.

No pudo hacer más que llorar.

No había nadie ahí para ayudarla, no sabía hacía cuánto que estaba inconsciente, no tenía fuerzas para hacerlo ella misma. No sabía que era de Spencer y los demás.

Quizás era mejor dejar que las cosas siguieran su curso y dejarse caer en la oscuridad.

Pensó que además del castaño, ella no tenía nadie ahí afuera esperándola.

Pero con tenerlo a él era suficiente ¿No? ¿No le debía a Spencer luchar un poco más?

Quería luchar un poco más, no por ella, si fuera por ella ya estaría gritando pidiendo que acabarán con su vida, no era tan fuerte, pero recordaba la voz del castaño diciendo que uno de sus mayores miedos era que algo le sucediera en un caso.

Y ella le prometió que nada le pasaría.

Si su vida iba a terminar de esa forma, él merecía aunque sea saber que luchó todo lo posible por volver a salvo. Por volver a casa.

Trataba de escuchar los sonidos de afuera, pero solo había silencio.

Suspiró porque lo que estaba por hacer era demasiado arriesgado, pero comenzó a sacudirse cada vez con más fuerzas, los precintos que retenían sus muñecas y sus tobillos ya cortaban su piel pero solo se detuvo cuando la camilla metálica impactó contra el suelo y ella tuvo que tomar un momento para respirar con normalidad.

Nadie llegó por ella. No había un alma donde estuviera y eso era algo que tenía a su favor.

Enfocó su vista en la pequeña manguera del suero, con una pequeña aguja en la punta que ahora estaba fuera de su piel. Aquella punta era lo suficientemente afilada para que pudiera intentar romper aquel precinto.
Con movimientos cuidadosos casi festejó cuando la punta de aquella aguja tocó el plástico, y comenzó el meticuloso trabajo de romperlo.

Willow | Spencer ReidWhere stories live. Discover now