Nadie

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—¿Te gusta lo que ves? —pregunté.

Mi novio me miró pies a cabeza mientras asentía con la misma. Me había puesto ese vestido rojo que tanto le gustaba.

—Entonces ya estás lista ¿Verdad?

—Sí, ya casi termino, déjame solo retocar mi maquillaje por última vez.

La boda de mi hermana era la excusa perfecta para salir de casa después de cuatro meses, y para presentarles a mi nuevo novio. Ethan y yo tan solo llevábamos dos meses y siete días juntos, pero era el tipo de persona que te hace sentir como si les conocieras de toda la vida. Estaba muy feliz, y unas enormes ansias por ver el sol de esa tarde entraron a mi cuerpo. Antes de irme, agarré el pequeño frasco blanco y lo guardé en la bolsa.

Entramos al auto, el viaje fue rápido, pues Micaela se casaba en un local rentado muy cerca de mi apartamento, por lo que en menos de diez minutos estábamos en el lugar. Ethan y yo estacionamos el auto y él me ayudó a bajarme, tan caballeroso, me extendió su mano y en respuesta la tomé. Todavía me estaba acostumbrando a su compañía. Al sostener su mano, unos extraños escalofríos aparecieron en mi cuerpo, y algo que no supe identificar me hizo soltar una lágrima, tal vez eran los nervios… sí eso. Después de todo mi hermana era la novia.

Entramos en el lugar y todos los invitados nos miraban, pero no de la manera en la que miras a una pareja nueva, sino con ¿Lástima? No supe. Con nuestras manos agarradas avanzamos entre la multitud, presté especial atención a las decoraciones en azul y blanco, tal y como a Mica le gustaba. Nos abrimos paso entre la gente hasta que logramos encontrar a los novios.

—Felicidades, Mica —dije y la saludé con un beso en la mejilla.

Hice lo mismo con mi cuñado, pero para mi sorpresa, mi hermana me miraba en silencio. No esperaba que me recibiera con bombos y platillos, pero sí actitud cortante me preocupaba.

—Gracias Meely ¿Puedo saber por qué traes la mano extendida de esa forma?

No entendí su pregunta. Observé mi mano, estaba agarrada de la de Ethan, pero ella no parecía notarlo. Así que supuse que esa fue su forma de pedirme que se lo presentara.

—Oh, perdonen mis modales. Este es mi novio Ethan —expliqué señalándolo.

Micaela y su ahora esposo se miraron. ¿Qué? ¿Acaso mi novio tenía mala pinta? Iba de rojo igual que yo.

—Meely ¿Cómo has llegado hasta aquí? —cuestiona mi hermana.

—Hemos venido en el carro de mamá.

—¿Has escapado de mamá en su carro? Se suponía que estabas bajo los efectos de los medicamentos.

No entendía una palabra de todo aquello.

—No he escapado de nadie, Ethan me ha traído en el carro de mamá, ha manejado él, si eso es lo que te preocupa —dije y lo señalé de nuevo.

La pareja se miró de nuevo, y esta vez una lágrima cayó por el rostro de mi hermana. Y otra sensación de vacío me entró en el cuerpo.

—Meely, ahí no hay nadie, Ethan no existe.

De pronto, todo a mi alrededor se volvió, gris, y ya no había nadie, solo yo y el vacío.  

Antología de Cuentos Oscuros (TERMINADO)Where stories live. Discover now