El hombre de la biblioteca

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El hombre de la biblioteca

Los jueves en la tarde eran los días que Amara entregaba el libro leído y recibía otro, amaba estar perdida en sus novelas de misterio, pero también le gustaba verlo a él. Había creado una especie de crush hacia un hombre misterioso que semana tras semana veía en la biblioteca de su pueblo. Su rostro era demasiado inusual, una mezcla americana y asiática que lo hacían ver atractivo.

Con el paso de los meses Amara se preguntaba si tal vez, solo tal vez, debería ser ella quien tomara la iniciativa, pero por otro lado le aterraba la idea del rechazo. Un jueves de diciembre, decidió que tomaría acción, prefería "perder su orgullo", que arrepentirse más tarde. Así que, a eso de las cinco de la tarde, entró sigilosamente. A esa hora ya no quedaba mucha gente en la antigua biblioteca, por lo que esperó a que la última chica saliera, para estar a solas con él. El bibliotecario estaba en la mesa distraído, así que había llegado su momento.

Amara respiró un par de veces, y probó su voz para no tartamudear. No tenía ni maldita idea de lo que diría, pero confiaba en sí misma, algo le saldría en el momento. El hombre se encontraba en la parte más siniestra de la biblioteca, a penas alumbrada por un foco viejo en una esquina. Ella rebuscaba en los libros, mientras disimulaba intentando parecer normal, sacó uno del medio, y por el orificio observó unos segundos la nunca del tipo. Este se giró repentinamente, y se quedó mirándola como si algo que esperaba por fin hubiera pasado, su rostro denotaba orgullo y satisfacción, sonrió de medio lado y un escalofrío le recorrió el cuerpo a Amara. Esta vez no era un escalofrío que tendría alguien que estaba a punto de confesarse, más bien era de nervios, de ¿Miedo? No supo identificarlo bien.

Mientras se observaban, la chica desvía la vista. Pero no, no es momento de rendirse, por lo que le da la espalda al estante, se frota la cara y se dispone a dar la vuelta para hablarle.

—Oye, ¿Me das tu...

Amara se queda estupefacta, ¡No había nadie! Pero si el muchacho había estado allí ahora mismo. No había tardado ni tres segundos en dar la vuelta, ella no entendía nada, se pellizcó el hombro para ver si lo había imaginado todo, pero no. Quizás solo sospechaba lo que ella iba a hacer y se había ido. Sí, lo más probable.

Cuando la muchacha se giró para volver a la entrada e irse se percata de algo, había un papel arrugado en una esquina del estante. Amara, sin estar muy segura, lo agarró, tenía unas palabras en un idioma que ella reconoció perfectamente, pero no entiende. Era coreano, como toda fan del Kopop, podía reconocer esas letras fácilmente. Pensó que quizás el chico le había dejado algún poema, quizás era demasiado tímido para decirle en persona. O tal vez esa fue su forma de rechazarla, pero algo no encajaba, no había forma que hubiese escrito eso en tampoco tiempo. Seguramente el ya sospechaba los planes de Amara.

Buscó el traductor de Google y usó su cámara para escanear las palabras. Tarda un par de segundos en salir la traducción, pero cuando lo hace, la chica comienza a temblar. La nota decía:
¡Corre por tu vida!

Antología de Cuentos Oscuros (TERMINADO)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang