Déjà vu

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Déjà vu

—Hola buenas tardes. —¿Qué desea? —pregunté amablemente.

El desconocido solo me miraba en silencio, como si memorizara cada parte de mi rostro.

—Puedo recomendarle un café si está indeciso —dije.

Su expresión seria pasó a una nostálgica, una mirada triste y pensativa.

—El mocca latte con…—intenté decir, pero fui interrumpida por el hombre. —Con chispas de chocolate. Veo que algunas cosas nunca cambian.

¿Cómo rayos supo lo que iba a decir? Y entonces lo sentí, ese sabor amargo en la boca, ese dolor en el pecho, y los nervios inexplicables.

Sin entender lo que me pasaba comenté:
—¿Nos conocemos?

Hizo silencio nuevamente. Una lágrima inesperada resbaló por mi mejilla, confundiendo aún más mi mente. Si pudiera describir todo eso en una palabra sería déjà vu. El hombre se acercó a mí y con un dedo limpió la primera de las muchas lágrimas que escapaban de mis ojos. No recordaba haberle visto antes, pero sus profundos ojos negros me gritaban lo contrario. En un intento por recordar me mareé, y casi caigo de lado, de no ser por qué el desconocido puso su brazo como soporte. Acto seguido me envolvió en un repentino abrazo, algo dentro de mí no le permitía soltarme, la lógica indicaba que uno no va por la vida abrazando a desconocidos, pero no fui capaz de moverme.

—¿Estás teniendo una buena vida? ¿Eres feliz? —me preguntó aún abrazado a mí.

—Sí —Esas dos letras salieron solas, juro que fueron involuntarias.

—Es bueno saberlo. Entonces puedo irme en paz. Me soltó con delicadeza y caminó hacia la salida.

Cuando estaba a punto de cruzar la puerta yo…
—Espera… ¿Nos conocemos?

Él se volteó un poco, pero no del todo y bajo la tenue luz de la cafetería al atardecer dijo:
—Es mejor que no lo sepas. Para luego perderse entre las calles de la ciudad.

Antología de Cuentos Oscuros (TERMINADO)Where stories live. Discover now