Capítulo 6:HILLS.

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Stefano Hills.

Me deleito al contemplar la majestuosa imagen en la pantalla de mi celular:aquella mujer, sus generosas tetas rebotando al caer sobre la cama, y unas bragas de encaje floral apenas visibles entre esas nalgas perfectas que me muero por llenar y así marcar como mías. Aunque no hay micrófono en su habitación, eso es lo de menos. La música de el puticlub no nos desconcentra a Said y a mi frente a esta bella imagen, está sola, aparentemente indefensa, lo que solo aumenta nuestra excitación.

—Hazlo mejor...

Habla Said, sin despegar la vista del celular, tira del cabello de la prostituta pelinegra que reposa sobre sus piernas. Ella se contonea, envolviendo el pene de mi gemelo dentro de ella mientras gime, y se concentra en complacerme con su mano.

Con un giro brusco, obligo a la ramera a mirarme, atrapando sus ojos azules mientras mi mano le regala una bofetada que desencadena un gemido, mientras Said la sujeta por la cintura, animándola a moverse con mayor desesperación y lágrimas brotan por parte de ella, provocando gemidos aún más intensos. Ese azul cálido, esa mirada de ciervo, tan diferente de la mirada maliciosa que buscábamos. En ella no hay rastro de egocentrismo ni intensidad, nada que la haga destacar. Hemos buscado encontrar a otra que se le parezca, pero es evidente que ninguna se asemeja a Anabelle Sprouse.

—¡Galán, detente, la vas a lastimar si continúas así! —Nils interrumpe con voz alta, debido al volumen de la música, apretando el cabello de una prostituta morena, dirigiéndola mientras ella chupa su glande, metiendo cada centimetro en su boca, provocándose babear mientras él se deleita.

Said sale de la prostituta soltando un gruñido, y yo la coloco sobre mis piernas antes de penetrarla abruptamente, arrancándole un gemido intenso. Luego, le paso el celular a mi gemelo, quien sostiene las mejillas de la prostituta mientras ella lo mira con excitación y temor, y él la obliga a dirigir la mirada hacia el dispositivo, mostrándole a la mujer pelinegra en su habitación.

—Te lo preguntaré una vez más. —gruño cerca del oído de la prostituta, agarrando sus caderas temblorosas mientras Said succiona uno de sus pechos. —¿Cómo te llamas?

—Anabelle Sprouse. —responde jadeante entre lágrimas, apartando la vista de su celular para mirarme, pero la obligo a volver a mirar el dispositivo, apretándole la mandíbula con mi mano, mientras Nils observa todo con una sonrisa divertida.

—¿A qué te dedicas? —pregunta Said, deslizando su mano hacia el sexo hinchado de la mujer, acariciando su clítoris con rapidez, mientras ella solloza y gime entre espasmos.

—Soy una famosa supermodelo de Victoria's Secret. —Susurra con la cabeza echada hacia atrás mientras la instigo a moverse más, agarrándola de las caderas. Sus gemidos intensos se entremezclan con mis acciones y las bofetadas de Said, llevándonos al límite. Decido retirarme antes de terminar dentro de ella, y al llegar al clímax, la salpico de semen junto con Said. Pero incluso eso no nos satisface por completo. No nos sentimos plenos, y personalmente, eso me frustra. Said parece compartir mi frustración. La prostituta se ajusta nuevamente el escote, nosotros nos acomodamos el pantalón, y él, a regañadientes, le coloca un fajo de billetes entre las tetas antes de empujarla. La mujer no tarda en marcharse.

—¿Qué les sucede? —Nos increpa Nils, confundido, mientras acaricia a la morena que se retuerce sobre él entre besos húmedos en el cuello. -Los traje aquí para romper unos buenos coños, para beber, relajarnos y charlar, pero se comportan como Moritz cuando no quiere estar en un lugar. ¿Acaso ese Bombón no les gustó? Elijan otra, yo la pago. —se ofrece.

—No va a satisfacernos. —Le digo con una mirada asesina que no pasa desapercibida para él. A mi hermano le cae bien Nils, lo considera como un hermano más, pero yo solo veo a esta cucaracha maldita y tengo ganas de aplastarla. A veces hace honor al apellido Van Wilt por lo insoportable que es, y no me faltan las ganas de cortarlo en pedazos y dárselo de comer a los perros callejeros.

Cautiva De Dos Sombras.Where stories live. Discover now