Capítulo 8: "Rubiecito".

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CIEL.

12:20 PM.

Observo con interés la pequeña oficina, donde las paredes lucen un cálido blanco que resalta el dibujo de un árbol en tinta negra. Sus ramas se despliegan en las otras paredes del lugar como líneas que se entrelazan. Cerca del escritorio, se encuentran varios títulos en psicología, algunos en inglés y otros en un idioma desconocido para mí. Aunque no sé cuánto tiempo llevo aquí, pero es un momento largo, ¿Así normalmente son las sesiones?

A través de la puerta de cristal, apenas se divisa un poco el exterior. De repente, mi atención se dirige al fondo de la habitación, donde un elegante reloj de péndulo cuelga en la pared. Cada movimiento del péndulo parece traer consigo una atmósfera serena y misteriosa, con su suave tic-tac que a veces me sumerge en mis propios pensamientos, como si cada golpe marcara el compás de las historias que se entrelazan en este lugar.

—Ciel, ¿Cómo te encuentras hoy? —pregunta el psicólogo, esperando mi respuesta.

—Confundido. —admito tras un breve silencio. —No sé quién soy. No recuerdo nada. Siento que todo lo vivido hasta ahora es una farsa.

—Entiendo. —suspira con cansancio. —No será fácil lo que te voy a preguntar, pero intenta hacer un esfuerzo por recordar lo que te preguntaré, ¿de acuerdo? —me insta, buscando mi atención con la mirada.

—Sí, entiendo. —asiento, mirándolo directamente a los ojos.

—¿Puedes decirme qué es lo último que recuerdas de tu infancia?

Me sumerjo en un silencio profundo, tratando de desenterrar recuerdos borrosos. ¿Quién soy realmente? ¿Cómo llegué a este punto sin recordar siquiera mi nombre?

—No lo sé. Todo es confuso. —respondo finalmente.

—No te preocupes, estoy aquí para ayudarte a recuperar tus recuerdos. —me expresa. —¿Has experimentado algún evento traumático recientemente?

—No, no que yo sepa. He llevado una vida tranquila y ordinaria. Todo esto sobre llamarme Dante Hills y mi supuesta relación con los señores es completamente ajeno para mí.

—Es comprensible. Vamos a tomarnos las cosas con calma. ¿Has notado algún patrón en tus emociones o reacciones ante ciertos estímulos?

Después de un breve momento de silencio, me acomodo en el sofá y dejo escapar un suspiro cargado, sintiendo el cuero del mueble bajo mí. —Siento algo de miedo y ansiedad. —explico, buscando las palabras adecuadas.

—El miedo es una respuesta natural en estas circunstancias. ¿Hay algo en particular que te brinde seguridad o te haga sentir más cómodo?

—Mi familia, mis hermanos y mi madre. —respondo, cerrando los ojos antes de finalmente plantear mi pregunta. —¿Cómo puedo recuperar mis recuerdos y descubrir quién soy?

—Trabajaremos juntos para explorar diversas técnicas de terapia cognitiva y recuperación de la memoria. Te pediré que cierres los ojos, respires profundo, sueltes tu cuerpo y sigas mis instrucciones, esto es un truco que yo uso cuando quiero recordar algo que me cuesta. A veces nos cuesta recordar debido a varios factores. El estrés, la falta de concentración, la fatiga o la ansiedad pueden interferir en la capacidad de recuperar recuerdos.

Asiento, entendiendo el sentido de sus palabras y sin más, cierro mis ojos, tomo fuertes bocanadas de aire y exhalo, relajando mi cuerpo cómo puedo, tratando de dejar mi ansiedad de lado y poner mi mente en blanco.

—Estoy aquí para apoyarte en este proceso. Vamos a comenzar poco a poco y con cuidado. —explica, con una voz tranquila que me da algo de paz.

Me acomodo sobre el cuero de el sofá, sintiendo el peso de la incertidumbre y la confusión. Mis manos están algo tensas, y mi mente parece ser un laberinto oscuro del que no puedo encontrar la salida.

Cautiva De Dos Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora